Entonces conoció a Alec Stanton, un forastero al que contrató para que la ayudara a rediseñar su jardín. Él era lo que Laurel necesitaba: inteligente, apasionado y con talento. Pero a medida que su relación iba creciendo, una amenaza se cernía sobre ella. Alguien que quería que Laurel estuviera sola, alguien que no había olvidado aquella lejana noche, muchos años atrás"
Alec Stanton, ingeniero reconvertido en jardinero, vuelve al hogar de su niñez en Luisiana para cuidar a su hermano enfermo. Acude a la vieja Mansión Ivywild en busca de trabajo. Con apenas 30 años, pelo negro anudado en una coleta, tatuaje de dragón y un pendiente, no proyecta la imagen que espera Laurel.
Laurel Bancroft, viuda y con dos hijos ya creciditos, se esconde en su casa de las miradas acusadoras de sus vecinos. Años atrás, un triste accidente había acabado con la vida de su marido. Con 41 años, deja pasar la vida entre sus dedos porque no puede perdonarse a sí misma.
Alec comienza a trabajar en el jardín y poco a poco, entre árboles y plantas, va surgiendo un sentimiento de camaradería entre los dos. Son dos almas heridas deseando sanarse. Laurel va venciendo su agorafobia y Alec va aceptando el cáncer de su hermano. Mientras, el jardín italiano va tomando forma y empiezan los sabotajes.
Aparecen de golpe los personajes secundarios: Los hijos, Marcia y Evan sembrando discordia, Sadie Bancroft la odiosa suegra, Zelda la vivaracha cuñada... Nadie está de acuerdo con que haya empleado a Alec. ¿Qué va a decir la gente?. Una señora viuda con un "jovencito", un gigoló que ya se ligó a otra madurita y se casó con ella. Critican lo que nadie sabe, porque su romance aún no ha despegado. Ajenos a las habladurías va surgiendo su amor como la fuente que ha construido Alec en el jardín. Es un amor tierno, lleno de dudas y obstáculos. ¿Quién quiere hacerles daño?. El jardín oculta un terrible secreto...
Aunque su lectura es amena, la sinopsis promete más de lo que luego ofrece este Harlequín. El argumento es completamente atípico. He leído muchos libros sobre protagonistas que se llevan más de 10 años de diferencia, pero es la primera vez que leo que quién lleva la delantera, es el personaje femenino. Me gusta que algunas de las vivencias del Jardín del escándalo, puedan aplicarse a la vida real. Es un libro con moraleja, donde dos personas que se quieren deben seguir adelante con su amor, pese a quien pese. Los hijos tienen su propia vida y sólo se acuerdan de su madre cuando por fin asoma una sonrisa a su cara.
También me ha gustado que la historia no se centra sólo en el romance entre Laurel y Alec. La autora dota al argumento de un velo de misterio y aunque es bastante predecible el desenlace, entretiene.
Mi valoración es 3/5