Crítica realizada por Irdala
Libro 1 de la serie "Familia Tristan"
ATRAPADA ENTRE EL DEBER Y EL DESEO
Sophie, la duquesa de Calton, finalmente había continuado con su vida. Después de siete años de luto por la muerte de su marido Garrett en Waterloo, se había casado con el mejor amigo de éste y heredero, Tristan. Sophie se entrega a él en cuerpo y alma... hasta el día en que Garrett regresa del continente, exigiendo su título, sus tierras – y su esposa.
DIVIDIDA ENTRE DOS MARIDOS
Ahora Sophie debe elegir entre su primer y su nuevo amor, sabiendo que no importa lo que decida, su elección va a destruir a uno de los hombres a los que adora. ¿Será Garrett, su amor de juventud, cuya pérdida casi la destruyó una vez? ¿O será Tristan, su querido amigo convertido en amante, quien la apoyó durante los últimos y oscuros años y quien la introdujo en una pasión que nunca había conocido? Mientras sus dos maridos luchan por su corazón, Sophie se encuentra inmersa en un peligroso juego – donde el amor no es lo único que está en juego, sino la vida y la muerte.
Aviso desde ya que, con toda seguridad, este escrito va a estar lleno de sopilers, así que quien esté leyendo esto, si no quiere enterarse de qué va la novela, ya puede dejar de leer.
Dos horas llevo mirando la pantalla para ver por dónde comienzo a hacer esta crítica. No sé ni cómo hacerla, así que voy a dejar que mis dedos escriban todo lo que se me venga a la cabeza y ¡que salga lo que tenga que salir!
Sophie, Tristan y Garrett han estado unidos desde su más tierna infancia. Garrett es un año mayor que Tristan y cuatro mayor que Sophie. Llegado el momento Garrett le pide matrimonio a Sophia, aunque Tristan también está enamorado de ella. Sin embargo, este le deja el campo libre y no lucha por ella y se casa con otra muchacha.
Sophie y Garrett son un matrimonio feliz, se conocen perfectamente, están enamorados, juntos han descubierto los placeres del sexo y la felicidad de la vida matrimonial. Pero Garrett se tiene que ir a luchar a Waterloo cuando Sophie acaba de quedarse embarazada.
Al cabo de un tiempo recibe la noticia de que su marido ha desaparecido en combate, y espera y espera durante 7 largos años a que aparezca. Mientras tanto Tristan ha perdido a su esposa cuando esta dio a luz. Al fin dan a Garrett por muerto y Tristan que es su heredero legal (son primos) hereda su título y todos sus bienes, y dado el amor que siente por Sophie y como juntos se han consolado y cuidado de la niña de ella y el niño de él, se casan.
Llevan nueve meses de matrimonio y Sophie ha descubierto en Tristan una pasión que jamás pensó que existiera. Entre ellos hay además amistad, confianza y complicidad. Ella le confiesa que desea que la ate a la cama y que la posea así.
La mañana del día que sus vidas van a cambiar, han salido a montar a caballo. Ella se cae y el caballo le da una coz, con lo que le sale un cardenal estupendo en el muslo. Por la noche tienen una fiesta y, a la vuelta, cuando ella está preparándose para ir a dormir y se encuentra sentada frente a su tocador, recuerda a su marido (al primero) al que aún ama. Entra en su cuarto su marido (el segundo) y después de decirle que es la mujer más maravillosa del mundo, que la quiere con locura, que comprende que piense en Garrett y que aún le ame porque él también lo adoraba, le enseña un pañuelito y le dice que va a hacer realidad su fantasía.
Vale, llegados a este punto ya sabía que el libro no era lo que yo me había imaginado. No me cuadraba ese amor por los dos, no me cuadraba la comprensión de Tristan, y me daba en la nariz que iba a acabar de acrobacias sexuales hasta el gorro, pero, oye, había que dar un voto de confianza y no pasarse de lista.
Sigo.
El comprensivo, serio y formal Tristan, se desmelena, y entre palabras de amor y deseo, ata las manos de Sophie al cabecero y una pierna a cada poste de la cama. Y de esa guisa, los dos desenfrenados en plena orgía sexual y ella con su enorme cardenal en la pierna, se abre la puerta y entra Garrett... y el amigo que le acompaña, y el servicio, y el perro no porque no tienen. Se lía a guantazos con Tristan y la otra espatarrada en la cama y sin poder moverse... Y el servicio en la puerta. El pobre Garrett cree que está violando y maltratando a su esposa y no atiende a razones.
Allí todos piden explicaciones y la tal Sophie, que es una mujer de una entereza envidiable, se pone tan contenta de que esté vivo. Él viene hecho un Cristo, sucio, vestido de harapos y oliendo a rayos y centellas. A Tristan le dice que se vaya, Tristan dice que es su mujer, el otro dice que hablará con su abogado y que es su matrimonio el que será válido, Sophie dice que dónde ha estado todos esos años, y el ayudante de Garrett, Fist, que es quien lo ha rescatado, les cuenta que perdió la memoria y que él lo encontró y lo ha traído a casa.
Garrett pone vigilancia por toda la casa, pero Tristan y Sophie se las ingenian para, como se adoran, se aman y no pueden vivir el uno sin el otro, encontrar el lugar para meterse mano y lo que no es la mano. Y cuando Tristan le dice que encontrará la forma de que estén juntos, Sophie le confiesa que Garrett es su marido y que también le ama. Y Tristan que debe ser imbécil, lo comprende, entiende que ame a los dos. Pero al final se tiene que ir porque han anulado su matrimonio, así que coge a su hijo y se va a una casa alquilada.
Sigue la historia y Sophie se debate entre dos hombres, pero vive con su marido y el pobre tiene ataques de locura y no consigue recuperar del todo la memoria. El tal Fist, que es en el único en el que confía Garrett, cada vez tiene más poder, y hasta le convence para que se deje tratar por un médico muy recomendado (según Fist, claro) que con su tratamiento le hace estar cada vez peor. Sophie y Tristan no se fían del médico, ni de Fist.
Yo ya a esas alturas no sabía si estrellar el libro o comérmelo. Pero la autora insistía con sus argumentos en que siguiera adelante con la historia. Y, oye, que no me convencía, pero, idiota que es una, pensaba que, a lo mejor, me esperaba una vuelta de tuerca que me dejara con la boca abierta. Sí, tan abierta me la ha dejado que he acabado con luxación de mandíbula.
Bueno, muy bien, voy a dar ya mi opinión sobre lo que me ha parecido esta novela porque tampoco es cosa de seguir contándola sin más.
Para empezar diré que de ninguna de las maneras he sido capaz de ver a la tal Sophie enamorada, pero no ya de uno, sino de ninguno de los dos. Repetía sin parar que amaba a uno y a otro, pero lo único que yo veía es que deseaba a ambos. Como es su deber porque así se ha decretado, convive con su primer marido, sin embargo, añora a Tristan, ahora bien, como tiene un cariño tan grande (no es cariño, ella dice textualmente que le ama) por Garrett, le consuela en sus pesadillas, lo baña, le besa y, ¡jolines! sabiendo que el hombre la quiere, a mí lo que me parece a lo largo de toda la novela es que no le deja claro que de quien está enamorada es del otro, y el pobre sigue albergando esperanzas, y se quiere acostar con ella, por supuesto.
La verdad es que si algo me ha quedado claro a lo largo de todo el libro, es que esta mujer debe tener algo, que yo no he visto, que hace que tanto uno como el otro, se pongan como piedras cuando están con ella. A mí es que me ha caído gorda, pero algo tendrá el agua cuando la bendicen.
Cuando está con Tristan también lo tiene hecho un lío. Pero es que la tía se acuesta con los dos. Y ya, el colmo de los colmos para mi, seguramente, retrógrada idea de lo que es una novela romántica, es que ella sueña (despierta) con hacérselo con los dos al tiempo. Y la escenita de su pensamiento me ha cabreado a base de bien, porque me ha parecido desagradable, que no venía a cuento con el panorama que tenían montado y porque ¡eso no es amor, caray!
Llega un punto en el que he seguido la novela porque quería ver cómo se resolvía el asunto con el malvado Fist, que ha sido lo único que ha conseguido tenerme medianamente enganchada. Pero Fist termina escapando (hay que dejar un poco de emoción que hay más novelas de la serie y él se ha casado, el muy capullo, con la hermana de Garrett a quien se ha llevado con él en su huída), no sin antes pegar un tiro a Sophie y a Garrett. Así que, una con un balazo en el brazo y habiendo perdido un montón de sangre está recluida en una habitación, el otro con un balazo en la pierna reponiéndose en la habitación de al lado, y Tristan libre para visitar a Sophie. Y claro, aprovecha, porque es que se aman, leñe, y se la vuelve a beneficiar. Y como de algún punto hay que partir para que las piezas encajen y la novela no se haga eterna, Garrett los vuelve a pillar. Pero de repente el hombre ve la luz, pide disculpas y cierra la puerta (es el protagonista del siguiente libro, así que hay que dejarlo triste y amargado para despertar expectativas)
¡Oh, pobre Garrett! Y Sophie se va tras él, y por fin le dice, porque ella también ha visto la luz (habrán sido las balas que han recibido cada uno), que a quien quiere es a Tristan. Y el hombre la deja libre, no sin antes darse los dos un morreo, que el segundo marido ve mientras los celos le consumen. Ella se va al lado del río a llorar, Tristan y Garrett se abrazan, Tristan va tras ella y, para consolarse mutuamente y declararse un amor que se creen ellos y la autora, se lo vuelven a montar de manera desenfrenada, mientras el agua y los pajaritos del campo ponen la banda sonora a sus jadeos.
Tristan, es un personaje más simple que el mecanismo de un chupete.
Garrett, es el que más me ha gustado pero a la autora le faltan horas para terminarlo de moldear y hacer que enamore a alguien.
Y Sophie... La ilusión de Sophie era que vivieran todos juntos en amor y compañía, y si los otros dos hubieran accedido se lo había montado con los dos porque, oye, que la chica tiene el corazón muy grande (y lo que no es el corazón) y es que los ama, leñe.
Fist, pues es el malo y lo sabe hasta cualquiera que abra la novela por la mitad sin haber leído nada de ella.
Y el resto de secundarios, bah, ni mención merecen.
Me ha parecido una novela pésima. La autora escribe bien, eso hay que reconocérselo, pero ni sabe (o al menos en esta novela no ha sabido) describir el sentimiento del amor, ni ha dotado a los personajes de una personalidad atrayente y creíble, son planos y de cartón piedra y, para colmo, desde mi punto de vista ha fracasado estrepitosamente con un argumento, harto difícil, sí, pero posible. Y, si no, ahí está Dos veces amada de Lavyrle Spencer.
Resumiendo, desde mi humilde opinión, Infiel es sexo y pura palabrería. De romántica tiene sólo el género en el que la han metido.
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Crítica realizada por Katon
Después de la fantástica crítica de Irdala había decidido no leer este libro, peeero, como debo ser algo masoquista lo empecé ayer, intentando que ninguna opinión me predispusiera a favor o en contra.
Debo reconocer que es la segunda vez en mi vida que un libro saca unos instintos asesinos que desconocía, porque creo que es un crimen quemar un libro o destrozarlo adrede, y al tirarlo por la ventana podría herir a alguien, que si no, ayer mismo me habría deshecho de él.
Solo pude llegar a la mitad, a partir de ahí, me salté párrafos, pero es que es un despropósito de principio a fin. El argumento es incosistente, la pérdida de memoria de manual, y los personajes sí que deben tener algún problema psicológico Sin contar, que yo no veo amor por ningún lado, ¿cómo puedes decir que un hombre es tu alma gemela, tu mitad, y al minuto siguiente tener dudas con el otro? No lo entiendo, y sabéis qué, que no quiero entenderlo. La escena de Sophie en la cama con Garret y Tristan ya es el acabose, pero claro, como ella le quiere tanto (a Tristan, en este momento) decide confesárlo, y qué dice él, que es normal, pero que sepa que no esa fantasía no se va a hacer realidad ¿PERDÓN?
No sé quién es más tonto, si Tristan (mucho pensar que va a luchar por ella, pero nada de nada), si Garret (que tiene memoria selectiva, se acuerda de lo que le conviene) o Sophie, mejor me callo lo que había pensado de ella. Aunque sí puedo decir que es la protagonista femenina que peor me ha caído de "todos" los libros de novela romántica que he leído.
Aunque los dos siguientes sean obras maestras yo no pienso leerlos. He cerrado este despropósito de libro con un cabreo monumental. Tampoco voy a escribir ninguna crítica, la de Irdala es perfecta y coincido con ella en todo.
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