Jenny Colgan - La chocolatería más dulce de París

Crítica realizada por Anasy

Me encantó el primer libro de esta autora, con su buena dosis de humor británico, sus entrañables personajes y sus bonitas historias. Por eso me lancé a por La chocolatería más dulce de París en cuanto lo vi, y no me ha decepcionado para nada el segundo libro de esta autora que me recuerda un poco a Milly Johnson.

Nos encontramos con una treintañera Anna Trent, natal del típico pueblo inglés que trabaja desde jovencita en la misma fábrica de chocolate como probadora, puede parecer un trabajo fascinante, pero no lo es. Un accidente en la fábrica la lleva a estar una temporada en el hospital donde se encuentra a su antigua profesora de francés, Claire, que está ingresada con cáncer. Ambas se entienden bien y entablan una relación muy bonita , pasan el tiempo intentando que Anna aprenda el poco francés que aprendió en la escuela para entretener a Claire y motivar a Anna mientras está convaleciente.

Claire está bastante mal y a pesar de no ser muy mayor, sabe que seguramente no le quede mucho tiempo, pero sigue ayudando y apoyando a Anna que tras el accidente se ha quedado un poco deprimida y sin trabajo, por eso se le ocurre la genial idea de mandarla a París, donde ella vivió el mejor verano de su vida siendo una adolescente de los años 70, y pedir un puesto de ayudante en la mejor chocolatería de la ciudad de las luces para su joven pupila, la chocolatería de Thierry.

Anna no ve las cosas nada claras, lleva toda su vida en el mismo pueblo, con la misma gente y las mismas rutinas, salir a una gran ciudad le da bastante miedo, pero su vida desde el accidente es bastante gris y más monótana que antes así que con muchas dudas y temores, emprende el viaje para pasar una temporadita en París.

Allí se encontrara con un poco de todo, un pisito que es apenas una buhardilla compartida con un personaje de lo más estrambótico con una sexualidad muy abierta que no dejará que Anna se aburra mientras viva allí. La chocolatería también le presentará a personajes peculiares, sobre todo su jefe Thierry , hombre enorme en todos los sentidos, artista del chocolate , famoso en todo el mundo, a veces egocéntrico y otras bueno como un niño travieso que recuerda a su querida Claire con un amor y una nostalgia que molestan mucho a su compañera Alice y a su hijo Laurent, éste último también traerá de cabeza a Anna a pesar de que por lo mal que se entiende con su padre, nunca pasa por la tienda.

Y mientras Anna corre aventuras y desventuras , aprende a hacer chocolate del bueno, no el veneno industrial y enamorándose de París y alguno de sus habitantes, podemos leer retazos del verano que Claire con apenas diecisiete años, pasó en París en brazos de un joven emprendedor que acababa de abrir su negocio, Thierry.

Es una historia muy bonita, donde te puedes reír y también emocionar, es gracioso y simpático de principio a fin, te atrapa desde el comienzo, pero también es un libro melancólico y nostálgico debido a la historia de Claire y Thierry.

Bonito, dulce, ameno y entrañable.