Joanna Shupe - La condesa libertina

Crítica realizada por Irdala

Libro 2 de la Serie "Wicked Deceptions"

La presentación en sociedad de lady Maggie Hawkins era algo que ella misma prefería olvidar... junto a su primer matrimonio. En la actualidad, esta caricaturista política es una mujer diferente. Una mujer totalmente moderna. Tanto es así que su público cree que es un hombre.

REALIDAD: Maggie, que dibuja bajo un seudónimo masculino, es conocida como Lemarc. Su personaje favorito para ridiculizar es Simon Barrett, conde de Winchester, una estrella en ascenso en el Parlamento y antiguo confidente. Además de ser su objeto de deseo...

FICCIÓN: Maggie es una medio irlandesa desvergonzada que sedujo al marido de su mejor amiga la víspera de su boda. Es una persona a quien hay que temer y repudiar.

Destrozada por el desprecio de Simon, Maggie no puede permitir que la ciudad entera la humille. Por eso, las caricaturas de Lemarc han convertido a Simon en el hazmerreír de Londres... Sin embargo, ahora parece que Maggie podría estar equivocada con respecto a lo que sucedió años atrás...

¿Es posible que el corazón sea más poderoso que el lápiz y la espada?

En esta novela, para mí, y aunque parece que la protagonista única es Maggy, el centro es Simon, el personaje masculino. ¿Por qué? Pues porque me ha calado hondo. Esperaba su historia después de la primera entrega y me ha gustado muchísimo. Reconozco, de todos modos, que el papel principal es el de Maggie, claro, pero creo que no hubiera visto la novela desde el mismo prisma sin Simon.

Pero vamos por partes y analicemos a los personajes:
Maggie me gusta, es una mujer de armas tomar, de las que no se dejan avasallar por el hombre ni por la sociedad en la que le ha tocado vivir. Un poco recelosa del amor después de la relación que mantuvo hace años. Pero la vida es así, nunca sabes con quién te vas a encontrar en el momento más insospechado... y ella se encuentra con ese mismo hombre.

Me gustan los argumentos de reencuentros porque los protagonistas ya se conocen —aunque hayan cambiado, claro, que todo el mundo crece—, y hay menos sorpresas. No por ello deja de tener tensión, que conste, porque ella no ha olvidado cómo fue su relación, lo que la estropeó y el motivo por el que se distanciaron. Ahora es una mujer más fría, más dura, y lo que quiere ante todo es libertad, no depender de nadie y ser ella misma.

Tampoco él ha olvidado nada de lo que pasó hace años. Tampoco se ha difuminado la sensación que sintió al conocerla, la manera en que se enamoró... ni sus mentiras.

El argumento es un poco como si viéramos una comedia de enredos. No lo es, que quede claro. Ni tiene la misma gracia de una. Lo digo porque Maggie es como dos personas a la vez, por un lado da la imagen de una mujer libertina, que está de vuelta de todo, a quien la opinión del resto del mundo le importa una flauta. Sin embargo, en realidad, es presa de sus miedos, no es tan valiente como quiere aparentar y hay cosas que le hacen daño.

Vayamos con Simon, que me tiene enamorada. No voy a engañaros, el personaje es típico del tiempo en el que se sitúa la historia. Guapo, elegante, con dinero, bien situado en la sociedad de aquel entonces. Esa sociedad a la que pertenece, estricta y arcaica muchas de las veces, pesa en su forma de ser. Quiere saltarse las reglas de vez en cuando, pero le cuesta no actuar como le han educado desde niño. Tal vez por eso me ha conquistado, por su despertar, por su cambio. Le cuesta, pero lo consigue porque dentro de él hay un hombre que quiere despertar, ternura y comprensión, aunque intente negárselo a sí mismo.

En cuanto a la portada, alguna vez lo he dicho y vuelvo a decirlo: por favor, cuando en la versión original la portada es bonita y acorde, no la cambien. En este caso, más parece que vamos a leer una novela contemporánea. Vamos, que el conjunto de ropa interior de la foto de la portada parece comprado en la sección de lencería de El Corte Inglés.

La narrativa es muy buena, se lee sin enterarte, con las descripciones justas. Engancha su forma de escribir. A esta autora hay que tenerla muy en cuenta.

El romance es bonito. Hubiera querido más de esto, pero me conformo con lo que tiene. ¿Escenas hot? Pues sí, en ocasiones echan humo.

Los diálogos me han gustado. Los enfrentamientos entre los protagonistas son estupendos. Claro que carácter tienen los dos, así que no podía ser de otro modo.

Os la recomiendo igual que recomiendo la primera entrega de esta serie. Es romántica de siempre pero actualizada a las necesidades de las lectoras del género de nuestros días.