Juan Ignacio Alonso - Despiadada

Crítica realizada por Kkekka

Jóvenes, brillantes y glamurosos, todo les sonríe después de su éxito como arqueólogos al desenterrar una extraordinaria escultura fenicia de la diosa Astarté, señora de la noche, de la sensualidad y de la venganza. Hasta que Lilith irrumpe en sus vidas, arrastrando a Roberto a un torbellino de pasión clandestina y desenfrenada.

Roberto es un joven de madre española y padre inglés educado en las mejores universidades y experto en lenguas y civilizaciones semíticas que da clases en la Universidad Complutense de Madrid.  Beatriz trabaja en el Museo Arqueológico de la capital. Ambos trabajan en las excavaciones en Salobeña para sacar a la luz a una construcción fenicia que se cree esta oculta allí.  Tras muchos días de trabajo y un suceso extraño ocurrido una noche en el que se ven envueltos los dos jóvenes, descubren una hermosa estatua de la diosa Astarté.  Una mujer hermosa, pelirroja de hermosos ojos verdes y rostro inquietante, casi igual a la mujer que Roberto creyó ver la noche anterior. Aquel descubrimiento llevó a las vidas de ambos jóvenes una historia de amor entre ambos llena de pasión y ternura.  Un amor sincero y compañero que les hizo vivir juntos en cuanto llegaron a Madrid sin pensarlo dos veces. Pero ese descubrimiento también trajo un asesinato en el Museo, un suicidio del director del mismo, el descubrimiento del verdadero origen de Roberto, la toma de contacto con movimientos libaneses de oscuros intereses.  Roberto no es el hijo de un preminente ciudadano inglés, sino de un ciudadano libanés perteneciente a un grupo llamado Falange Libanesa  que ha estado relacionado con una serie de movimientos políticos comprometidos y de atentados en una zona muy comprometida ya de por sí. El pasado se presenta de una manera pretendidamente casual, en forma de mujer hermosa llamada Lilith que hace que Roberto se deje lleve por una pasión loca.  Pasión que pone en peligro su presente, su amor, su futuro  y todo lo que cree justo.

Este es un libro que se podría analizar desde dos puntos de vista.  Uno sería la trama político-detectivesca,  la cual está muy bien llevada y engancha con gran facilidad.  Aporta una serie de datos  muy interesantes  que ayudan a la credibilidad de la historia.  Una historia donde nos encontramos con espías, M16, problema palestino-israelí, guerra del Líbano, la inestabilidad de toda esa zona, las raíces maronitas… Todo esto entre el pasado y el presente, entre las tradiciones y la política, entre la cultura y el poder. Por otro lado, tenemos la historia de amor de los protagonistas que no deja de parecer desde el principio algo precipitada e irreal.   Pese a esto, poco a  poco  la relación de ambos se asienta hasta el momento en el que Lilith, una misteriosa pelirroja entra en escena.  Este momento coincide con el nombramiento de Beatriz como directora del Museo.  Todo se complica y Lilith resulta muy atrayente, una mujer sexy y provocativa que le recuerda a esas mujeres míticas que tanto le gusta estudiar.  Además, a través de Lilith entra en contacto con todo ese mundo que pertenecía a aquello que le habían ocultado. Los personajes no terminan de ser lo suficientemente complejos pese a la cantidad de matices que el autor pretende introducir en ellos.  El precipitado desenlace les resta mucha credibilidad, haciendo que muchos de sus actos carezcan de sentido y dejándonos con una sensación de encontrarnos ante seres planos.  Esto es una pena, ya que un personaje como Roberto que descubre a una edad madura que su padre no es quien él cree y que mucho de lo que le rodea se pone patas arriba, en algunos momentos queda reducido a un hombre sometido a sus instintos.  De ahí que algunos encuentros sexuales (no hay muchos en la novela) entre ambos personajes, estén descritos con una cierta crudeza necesaria en este caso. Los personajes secundarios están bien llevados y son los justos y necesarios.  No se tiene la sensación de que algún personaje sobre en la novela.  Aunque personalmente considero un poco facilona la salida del profesor Moran, se merecía otra cosa.  Y el personaje de Lilith me termina recordando demasiado a muchas de esas mujeres fatales salidas de películas de Polanski. Es una novela clasificada como romántica, pero las que busquen en ella una historia de amor con toques de misterio se verán decepcionadas.   Más bien las cantidades se invierten, quedando como misterio con un poco de amor. El lenguaje y la narración son más que correctos, siendo su lectura  agradable  y entretenida.  Es un libro ameno, ideal para pasar un rato viendo que pasa con esta estatua, con las intrigas museísticas y políticas.  A destacar los cuadros y mitos con los que se ilustra cada capítulo, pertenecientes a la obra del pintor Rosetti , lástima que sean en blanco y negro. Haré especial mención de la de La Belle Dame sans Merci y Pandora. En contrapunto decir, que quizá hubiera estado bien como portada una de estas imágenes en vez de la portada con la que nos “deleita” la editorial.

Recordando siempre que aunque está clasificada como romántica, hay matices. Mi valoración es Bueno