Judith Ivory - The Proposition

Valoración:

Crítica realizada por Melisma

(Sin traducir)

Nunca ningún hombre, caballero o no, ha mirado jamás a Lady Edwina Bollash con el descarado que lo hace el atractivo sujeto que tiene frente a ella. Edwina ha aceptado transformar en solo seis semanas, al incorregible Mick Tremore en todo un caballero. Y aunque está segura de poder llevar a cabo esa tarea, no está convencida de no ir a sucumbir bajo su sensual y directa mirada antes de que acabe de realizar con su cometido.

Mick ha estado alejado de la sociedad londinense el tiempo suficiente como para saber que las apariencias pueden engañar. Puede que Edwina parezca la perfecta dama inglesa, pero tras esa fachada sobria y tranquila, está seguro de que hay una pasión difícil de igualar (por no hablar ese par de estupendas piernas).

En tanto ella le prepara para hacer su debut en la sociedad de Londres, él se dedicará a ocupar su corazón... y también su cama.

Hay que empezar diciendo que la novela ha sido ganadora del premio Rita. Y no me extraña, aunque la idea principal de la novela no la he encontrado demasiado original.

Tiene tópicos, claro. Como por ejemplo que la protagonista debe abandonar su casa cuando su padre muerte y se hace cargo del título un primo. El primo, no hay que decirlo, es un desgraciado.

El caso es que la muchacha no tiene más remedio que buscarse la vida. Tiene estudios, sobre todo de lengua, y es una dama en todo el sentido de la palabra, así que no le cuesta demasiado dedicarse a dar clases. Entre sus múltiples alumnos se puede encontrar de todo: desde gente humilde hasta de más alta clase a quienes les falta conocer la etiqueta. En esos tiempos, uno debía "saber estar" si los negocios o la búsqueda de un matrimonio conveniente lo requerían, porque la clase alta no permitía tratar con mastuerzos que no sabían comportarse.

Esas clases consiguen que le hagan una propuesta que su ego no puede rechazar. Bueno, es más bien una apuesta de los hermanos Lamont: convertir en un caballero a un libertino llamado Mick Tremore.

Mick es un hombre bastante terco, y bastante tosco. Para nada quiere pulir su modo de ser, pero si quiere conseguir hacerse pasar por alguien de la nobleza en un baile, no le queda otra que aceptar tomar clases de la estirada milady venida a menos.

El físico de Mick, como no puede ser de otro modo, estupendo: apuesto hasta decir ¡ya!, varonil hasta hacer suspirar y, encima, un calavera. Tiene de todo para resultar arrollador.

Me ha gustado Mick, tengo que decirlo. Porque no es el hombre con título y dinero al que estamos acostumbradas, sino todo lo contrario; un hombre de clase humilde que, de la noche a la mañana, tiene que representar el papel de un noble. Un juego maquiavélico, a mi modo de ver, porque una persona así, después de probar las exquisiteces de la buena vida, por fuerza debe sufrir regresando a su status de siempre.

Está bien desarrollado y nos muestra a un hombre con coraje que, tras la muerte de su madre, tiene que hacerse cargo de la familia y, en ese intento, viaja a Londres. Un hombre que busca cualquier tipo de trabajo para poder dar una vida digna a sus hermanos menores.

También destaco el personaje de la protagonista. Ella es todo lo contrario: de buena familia, con estudios, elegante, inteligente y estudiosa. No es lo que podemos llamar una gran belleza, como otras protagonistas. Y necesita gafas. Me gusta que las heroínas necesiten gafas, caray, como todo hijo de vecino. Pero también es fuerte, hay que serlo para soportar que te dejen sin nada y asumir, como asume ella, que se va a quedar para vestir santos por lo que considera defectos: su amor al estudio, sus gafas y que no es tan guapa como las jóvenes casaderas.

Es un libro en el que nos hacen ver, en parte, cómo era realmente la sociedad de la época. Nada de caballeros andantes, más bien caballeros aburridos, asqueados de hacer siempre lo mismo. Si hubieran tenido que trabajar, otro gallo les hubiera cantado, pero entonces, para un noble, trabajar era poco menos que un sacrilegio. Si hasta miraban mal a los que llevaban un próspero negocio...

Es interesante ver la manera en que Mick se va transformando poco a poco, olvidando su acento hosco y convertirse en un hombre capaz de acudir a una fiesta sin que puedan reprocharle su comportamiento.

La relación entre la pareja es muy bonita porque ella se enamora del interior de Mick, no solo del exterior. La enamora su forma de ser, sus ganas de trabajar, su modo de aprenderlo todo, su inteligencia, su pasión, su ternura... Tiene tantas cualidades que es imposible ponerlas todas aquí.

En cuanto a él, se enamora también del interior y no solo de la apariencia de la muchacha, comprendiendo que es una persona justa, tierna, que quiere agradar, que no se siente tan segura como quiere aparentar, que tiene más pasión en su alma que la que cree tener.

El libro va mucho más allá de las fiestas, los salones de baile y los carruajes pomposos. Aunque, como he leído por ahí, y llevan razón, parece el cuento de la Cenicienta. En este caso, del Ceniciento, que se convierte de un vulgar trabajador en caballero.

Me ha gustado.

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