Crítica realizada por Mailo
Eran una viuda virgen y un misterioso pícaro.
Nueva en el mundo de la pasión, Lady Valeria Arnold no sabía muy bien qué hacer con el deseo que la arrastraba hacia Teagan Fitzwilliams. Aquel vividor no era más que un gandul con la suerte de su lado, desde luego no era el tipo de hombre al que le podría confiar su corazón. Huérfano desde muy pequeño, Teagan Fitzwilliams despreciaba el papel que le había sido impuesto por la sociedad.
Sin embargo, hasta aquellos momentos robados con Lady Valeria, ninguna mujer lo había hecho sentir así; nadie le había hecho desear cambiar de vida y hacer que aquella dama fuera suya para siempre.
Placer desconocido es una de esas novelas en las que, a la primera de cambio, hay romance. Digo a la primera de cambio porque a mí, particularmente, no acaban de engatusarme las historias donde las escenas románticas salen demasiado pronto, prefiero un poco de intriga, de tensión entre los protagonistas, de quiero y no puedo, de me quedo con las ganas y ¡¡aaaaaaay!! Cuando llega, pues me sabe mejor. No sé si me he explicado bien.
Valeria es viuda, sí, pero la pobre no ha podido saber de las delicias del matrimonio. Su boda ha sido más una transacción comercial que un matrimonio por amor. Cuando su marido se va a la guerra, regresa para morir en sus brazos.
No es que la protagonista no me haya llenado, es que no he visto que le afectara (para bien o para mal) la muerte de su esposo. Lo quisiera o no, se haya casado con él por despecho o por cuestiones diferentes, es su marido.
Teagan es un viva la Virgen, pícaro, aventurero, orgulloso y cínico como pocos, que no está de acuerdo con el papel que le ha tocado vivir en la sociedad. Un mujeriego empedernido que conquista a todas. Entre ellas, a una de las criadas de Valeria. Y cuando ella lo ve... ¡a por él como una fiera! Total, que cuando te quieres dar cuenta ya están a lo suyo.
El protagonista tiene un cuerpazo de cine, unos ojos impresionantes, una cara divina. Está cañón. Pero sinceramente, por muy buenorro que esté el chico, se me hace complicado eso de que se le lleven a la cama a la primera de cambio. Es que no estamos en la época actual, que ya sabemos todas cómo funciona ahora la cosa que se han dejado las bobadas de antaño en estos temas. Es que estamos en una época donde las señoras llevaban las faldas hasta los pies, dormían con camisón y se desmayaban cuando un hombre les miraba dos veces. Por eso no me cuadra que ella se le entregue con esa ligereza.
Pero bueno, dejando eso a un lado, la historia es bonita y los personajes están bien desarrollados. Se puede decir que se trata de una novela muy entretenida.
El personaje del protagonista masculino va cambiando según pasan los capítulos. De ser un libertino al que todo le importa bastante poco, pasa a empezar a plantearse en sentar la cabeza, en hacerse un hombre de bien. Todo por el amor de Valeria. Al final nos demuestra que no es tan fiero el león como lo pintan y que hasta de un hombre amoral se puede conseguir un ser encantador y lleno de virtudes.
La heroína puede que tenga el defecto de irse demasiado pronto con él a la cama, pero también tiene la virtud de defender la honorabilidad del chico a capa y espada, aunque toda la sociedad le da de lado.
Unos protagonistas valientes. Ella, por defender al hombre del que se ha enamorado frente a todos; él, por cambiar y convertirse en un ser maravilloso por el amor de una mujer.
Entre 0 y 5 le voy a dar un 3,5 por eso de salir tan pronto a la palestra el tema de las escenas de cama.
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