Julie Anne Long - El duque rebelde

Crítica realizada por Mc2

Nadie puede decir que el comportamiento de la joven Rebecca Tremaine sea el correcto. No sabe bordar, se defiende como puede con el pianoforte y sabe demasiado sobre el cuerpo humano, cortesía de las publicaciones científicas que recibe su padre. ¡Y ahora está comprometida con un petimetre al que desprecia! Cuando sus padres arreglan una boda precipitada para salvar su honor, solo hay un hombre al que puede acudir en busca de ayuda.

Nadie tiene la menor idea de que el mozo de cuadra irlandés Connor Riordan es en realidad el quinto duque de Dunbrooke, "Muerto" en combate en Waterloo, y él mismo quiere que las cosas sigan así. Pero un verdadero caballero nunca abandona a una dama en apuros. Pronto, Connor y Rebecca huyen hacia un mundo de aventuras donde son perseguidos por salteadores de caminos, una duquesa intrigante y el prometido de Rebecca.

La batalla de Waterloo supuso la muerte de muchos jóvenes. Un malentendido llevará a suponer que uno de ellos es el joven Roarke Blackburn, el heredero de Dunbrooke. Un hecho que él ve como una oportunidad de alejarse de su violento padre, y de una vida infeliz. Roarke Edward Connor Riordan Blackburn decidirá convertirse en Connor Riordan, un irlandés necesitado de una nueva vida. Su oportunidad llegará cuando, tras una apasionada discusión sobre caballos, sea contratado por Henry Tremaine, un miembro destacado de la burguesía rural.

La joven Rebecca ve como, a sus diecisiete años, su vida de relativa tranquilidad cambia al ser prometida en matrimonio con el barón de Edelston. Incluso el intento de evitar el compromiso no hace sino dificultar aún más escapar de él. Angustiada por su futuro, recurrirá a su buen amigo Connor. En su afán con contribuir en la huida robará un importante objeto del bolsillo de una chaqueta abandonada en el estudio de su padre. Un objeto por el que serán perseguidos hacia tierras escocesas por bandidos y asesinos enviados por una misteriosa duquesa.

Edelston es un lord arruinado. Su pasión por el juego y las prostitutas le ha ocasionado ser perseguido por un sinfín de acreedores que amenazan con enviarlo a la cárcel de deudores. Con escasos escrúpulos no le importa de la joven nada, excepto, la importante dote que recibirá a cambio. Pero las negativas de la joven le llevarán a creerse enamorado y a perseguirla sin descanso.

Cordelia Blackburn es la actual duquesa de Dunbrooke. Y, tiene un importante interés en el caso. Su amante, Edelston, le robó un importante relicario, con su imagen y una controvertida dedicatoria. Pero, ¿por qué es importante el relicario que se encontraba en poder de Edelston? ¿Por qué es tan importante para la duquesa? ¿Qué misterio esconde para ser perseguidos y incluso intentar su asesinato? ¿Connor decidirá asumir su identidad y ayudar a sus gentes de la desidia de la duquesa, o huirá a Norteamérica a labrarse un futuro lejos de sus infelices recuerdos? No quiero dar respuestas a estas preguntas para no rebelar demasiado sobre esta novela.

Se trata de una amena y hasta cierto punto interesante novela con impostores, crímenes sin resolver, misterios, traiciones y peligros, y la ayuda inestimable de un grupo de gitanos. Sin embargo, a pesar de todos los ingredientes para conseguir una gran novela, solo me ha resultado entretenida. Es una novela que podía dejar de leer sin que me quedara el impulso irresistible de continuar con la lectura. Esta es la primera novela que leo de esta escritora, y al no conocerla, tal vez la lectura del libro me haya dejado un poco indiferente. Los protagonistas, aún siendo creíbles, me parecían poco apasionados. Rebecca casi demostraba más pasión por los conocimientos médicos y los remedios gitanos que por Connor. Edelston me ha resultado un simplón. Y Cordelia, solo una mujer que no desea alejarse de la vida de lujo que su misterio le ha permitido mantener durante cinco años. Pero, no me ha resultado verdaderamente perversa.

La puntúo con un 3 sobre 5.