Crítica realizada por Lolailo
O´Malley es, en apariencia, uno más de los muchos vagabundos que pueblan las calles de Dublín, pero bajo su aspecto desastrado y sus ropas harapientas, se esconde en realidad una muchacha huérfana, Caitlyn, que trata de sobrevivir a las duras condiciones de vida y al posible ataque de los hombres disfrazada de muchacho.
Un día ella y su amigo Willie tratan de robarle a un alto y moreno aristócrata, al que ellos creen un odiado enemigo inglés, pero son descubiertos.
La sorpresa viene cuando el conde de Iveagh, pues de él se trata, irlandés como ellos mismos, les ofrezca la posibilidad de mejorar su vida yendo a vivir con él a su propiedad.
Caitlyn es reacia al principio, temerosa de ser descubierta, pero ve las ventajas de llevar una vida lejos de los peligros de la calle y acepta.
Connor d'Arcy, conde de Iveagh, vive en una situación apurada, subsistiendo de la cría de las ovejas y con tres hermanos a los que mantener, Rory, Cormac y Liam.
Aún así acoge a esos niños harapientos, pues ve en la actitud arisca y violenta de O´Malley un reflejo del joven que él fue una vez.
Pronto se descubre la verdadera condición sexual de Caitlyn y de repente todo cambiará, pues poco a poco la joven se revelará como una belleza, sembrando la discordia entre los hermanos.
Pero Caitlyn a quien desea es a Connor y hará lo posible por conseguirlo. Finalmente el hombre cederá al deseo que la joven provoca en él y la reclamará como suya, proponiéndole ser su esposa.
Caitlyn se siente más feliz que nunca antes en su vida, pero entonces la fatalidad hará acto de presencia.
Connor y sus hermanos guardan un secreto que les puede llevar a la horca, ahora Caitlyn deberá plegarse a los deseos del peor enemigo de Connor, sir Edwards, si quiere salvarlos del horrible destino que los amenaza.
Connor la creerá muerta y entonces descubrirá lo mucho que la ama. Cuando un año más tarde la encuentre convertida en la amante de su enemigo, el odio y el deseo se mezclarán en él. Pronto comprenderá que no todo es lo que parece y luchará por recuperarla, en contra del aparente rechazo de la joven.
La historia de Caitlyn y Connor atrapa desde el principio; ella al principio se hace algo antipática por su forma arisca y desconfiada de comportarse, pero hay que comprender la dureza de su vida para entender sus actuaciones. Él es adorable durante toda la novela, dulce y comprensivo con la jovencita desvalida que es Cailtlyn al principio, posesivo y protector con la bella mujer en la que se convertirá y a la que deseará en silencio, tratando de luchar con unos sentimientos que ve totalmente inapropiados.
Connor hará todo lo posible por mantenerse lejos de la tentación que ella supone, y esa lucha es fascinante, añadiendo una tensión a la historia que me encantó.
En esta novela encontraréis acción a raudales, un malvado repugnante y una historia de amor preciosa, que yo dividiría claramente en dos partes. La primera hasta que Connor le propone matrimonio a Caitlyn; la segunda va desde que él la cree muerta hasta el final. La forma en que trata de recuperarla a pesar de creer que ha sido la amante de su peor enemigo nos da la idea del inmenso amor que le profesa. Cuando por fin ella acepte volver con él y esté dispuesta a contarle la verdad, deberán enfrentarse a la condena a muerte de él.
Para mi gusto esta es una novela fascinante, con todos los ingredientes necesarios para hacer de ella una lectura interesante y emocionante. La traducción y edición que yo tengo (Vergara) es bastante antigua y tiene algunos errores tipográficos y de expresión, pero eso, desde mi punto de vista, no logra estropear una historia que me parece muy recomendable.
Crítica realizada por Crishi
De los pocos libros que me faltaba por leer de Karen Robards y he de decir que he disfrutado tanto que no tenía ganas de que terminara. Además, como a mí me gusta, sin epílogo que valga porque, en este caso, la realidad supera la ficción. Si el remate de la historia hubiese sido de ensueño no me habría gustado tanto. No es que acabe mal, no porque no hablaríamos de romántica, es que es coherente con relación al marco y a las vicisitudes de los protagonistas.
El argumento está muy bien tejido, de los que te mantienen enganchada aunque resulte algo previsible, y está situado en un entorno tan interesante que otorga a la historia un valor añadido. En este sentido me ha parecido relevante el conflicto religioso, que enfrenta a católicos y protestantes, derivando la evolución de la historia en una venganza sin resultar forzada en absoluto. La verdad es que los sucesos fluyen de manera natural y van muy al hilo de lo que llamamos una novela de amor y aventuras con mayúsculas. Pero no voy a contar nada de la trama porque es mejor descubrirla por una misma. Pocas, últimamente, me han atraído tanto como ésta en histórica.
Cuando me encuentro con libros románticos que toman como base contextos reales para basar sus tramas, me suelo quedar con la sensación de cierto vacío por falta de contenido en ese aspecto, pero esta historia ha superado mis expectativas porque su desarrollo es creíble y, en cierto modo, se me han hecho atractivas sus pequeñas pinceladas de realismo.
Si quitamos los aditivos, colorantes y conservantes románticos, en el fondo nos topamos con una historia cruel y unos protagonistas muy curtidos por sus circunstancias personales. Eso sí, hay que tener en cuenta que es romántica pura y dura y que, por ello, Caitlyn y Connor reúnen los rasgos patrón y los giros en sus actuaciones para ser unos perfectos protagonistas románticos.
Las escenas de acción me han parecido muy buenas, las he disfrutado tanto o más que el resto porque resultan muy amenas y entretenidas.
Por sus orígenes, Caitlyn es mucha Caitlyn, tiene fuerza, temperamento y valentía, ella pone mucho ritmo a la historia, a veces, demasiado diría yo. Hay escenas donde no he parado de resoplar porque me cansaba tanta terquedad por su parte. Pero es una protagonista como la copa de un pino, puesto que llega a un punto donde los papeles se invierten y es Caitlyn la que hace de protectora.
Todavía no he hablado de Connor. Connor es un conde, siendo niño perdió sus posesiones por culpa de un hecho relacionado con la muerte de su padre (el fundamento de este suceso tiene su trasfondo), y no le quedó más remedio que tirar pa'lante para conservar sus raíces. Todo él es pasión, dominación... todo calificativo acabado en ón se queda corto porque Connor es el héroe por excelencia con todos sus defectos. El aura de misterio que envuelve a Connor (que por otro lado no lo es tanto), su afán por conservar la tierra, por ayudar al prójimo y mantener a sus hermanos unidos lo convierte en un ser generoso y de buen corazón.
Pero luego está el Connor que se compromete sin querer arriesgar sus sentimientos en lo que concierne a Caitlyn. Desde que Connor recogió a Caitlyn de las calles surge un choque de voluntades más que evidente, que se vuelve más acusado cuando florece la relación de pareja ¡Cuántos tiras y aflojas habré contado yo, madre mía! La relación es preciosa, con mucho deseo, ternura y sentimiento que te deja sin resuello. Empieza con un simple vínculo entre amo y obrero(a) para después transformarse en algo más poderoso que ni ellos mismos pueden controlar, en especial Caitlyn. En cuanto a las escenas de cama, ya sabemos a lo que atenernos; joven virginal que no sabe ni papa más el maestro Yoda en plan deja que te enseñe el poder de mi fuerza.
Los secundarios son estupendos, los hermanos de Connor son una piña y resuelven sus diferencias con acierto, el padre Patrick (corto pero importante papel), Mickeen y el odioso archienemigo de Connor.
En resumidas cuentas, Sombras en la noche me parece una novela romántica con chicha en toda regla y de obligada lectura para l@s amantes de este género.
Muy recomendable.
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