Kathryn Caskie - Las reglas de la seducción

Valoración:

Crítica realizada por Cristina

Puede contener spoilers

Un manual de guerra encuadernado en piel roja titulado: Las reglas de la seducción. Ese es el personaje principal de la novela, rodeado de un disparatado elenco formado por dos ancianas solteronas y sus dos sobrinas nietas en edad casadera. Esa es la premisa de la historia que comienza con Viola y Letitia, buscando el tan preciado manual para que las ayude a guiar a sus sobrinas en la presente temporada. Por supuesto parece que ellas desconocen que se trata de un manual de estrategias de guerra pero ¿Qué más da? ¿Acaso la guerra y el amor no tienen muchas cosas en común?

Eliza y Grace serán las pobres víctimas de esas dos abuelitas kamikazes que las perseguirán, agobiarán, espiarán y tejerán mil y una tretas con tal de encontrarles un marido antes de que acabe la presente temporada. Eso es lo que desea Grace, sin embargo Eliza tiene otros sueños, tiene sus miras puestas en Italia donde desea irse a estudiar pintura y convertirse en una gran pintora. En sus planes un marido estorbaría pues la detendría y no la dejaría cumplir sus sueños, así que afronta esta última temporada con resignación y con un fajo de tarjetas en el bolsillo oculto de la falda en las que deja claro a los caballeros su desinterés y les da las gracias por no ir a visitarla con fines matrimoniales.

Parecía que iba a ser fácil para Eliza sobrevivir a esta temporada sin verse fatídicamente arrastrada al altar, hasta que Magnus el nuevo conde de Somerton entró en escena. Arrolladoramente atractivo y con un montón de deudas bajo el brazo heredadas de su hermano, el anterior conde. Mangus necesita desesperada casarse con una muchacha rica y Eliza no tiene ni un céntimo así que se cree a salvo del conde y deciden hacer un trato para ayudarse mutuamente. En él Mangus cortejará a Eliza para que sus tías la dejen en paz y no le lleven más pretendientes y a cambio Eliza estudiará a todas las posibles candidatas y le ofrecerá una lista con las mejores opciones para que él pueda escoger y pedir en matrimonio a la que desee, la idónea que sea el remedio perfecto para todos sus problemas financieros.

El tira y afloja entre Mangus y Eliza se vuelve apasionante según van pasando las páginas, pues si bien él no se resiste a enamorarse de ella, Eliza si que lo intenta con todas sus fuerzas. El amor le estorba para cumplir sus sueños y además si Mangus se casa con ella él lo perderá todo en manos de los acredores. En medio tendrán que lidiar con las encerronas de sus alocadas tías, capaces de disfrazarse y espiarles entre matojos como si fueran profesionales, unas ancianas que con sus “juegos de guerra” le harán cada vez más imposible a Eliza resistirse a Mangus.

En el transcurso de la novela podemos ver como Magnus en ningún momento desea casarse por conveniencia, que se esfuerza siempre por encontrar otras opciones, otras formas de salvar su herencia y poder estar con la mujer que ama al mismo tiempo. De hecho nunca engañará a Eliza en ese sentido pese a que ella trate por todos los medios de alejarse de él y evitar lo inevitable.

Es cierto que es una historia repleta de clichés, de personajes muy vistos pero no deja de ser una novela amena y entretenida que te arrancará más de una sonrisa con las ideas locas de las ancianas, una de ellas con ataques de narcolepsia incluidos que le ocurren en los momentos más inesperados.

Mi nota es de 7,5 sobre 10

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