Crítica realizada por Mencía
Sinopsis:
De la autora de Voyeur nos llega esta apasionante novela acerca de siete eróticas noches en la Ciudad del Pecado, cada una de ellas más excitante que la anterior…
Brenna Cayton no necesita un hombre. Al menos, eso es lo que sigue diciéndose a sí misma. Entonces, su jefe la manda a un viaje a Las Vegas para asegurarse de que Damon Andros —el hombre más sexy de toda la industria de la música— satisface su imagen de chico malo. Pero antes de que se dé cuenta, el negocio se convierte en un placer extremo, cuando Damon saca a la luz su lado más travieso, y hace realidad cada una de sus fantasías más salvajes. Ahora solo tiene siete sensuales noches para cometer cada pecado que se le presente. Porque puede que una vez que Damon descubra su sucio secretito, no esté dispuesto a volver a satisfacer su lujuria…
Opinión:
Descubrirnos personajes, describir escenarios y narrar una historia, creando expectativas, conforman una novela. Pero qué difícil es, a mi modesto entender, escribir erótica sin caer en un manual de mecánica sexual; añadir además sentimiento y humor es de sobresaliente. En mi humilde opinión, Lacey Alexander, con su tórrida novela 7 noches de pecado, lo consigue perfectamente.
La trama:
Es sencillísima y la sinopsis de la contra-portada es un buen avance. Una buena chica recién divorciada, en la fase “ no necesito un hombre”, se las tiene que ver con un compañero de trabajo de un escalafón superior, que desarrolla su actividad en las Vegas, ciudad del pecado. La atracción reprimida que siempre ha sentido por él encuentra la excusa y el momento apropiado para desbocarse. Un cambio de look y los sabios consejos de una buena amiga conseguirán que se obre el milagro.
Brenna Cayton, cuenta con una semana para aprender los entresijos del nuevo puesto de trabajo que le han ofrecido, y 7 noches, para vivir la fantasía de tener a Damon Andros rendido a sus pies. Lo que comienza como un desahogo, va derivando hacia un tipo de relación mas compleja. Empieza a nacer el sentimiento, el deseo de procurar placer además de obtenerlo, el descubrimiento del yo lascivo, exhibicionista, sensual y decadente. Comienza una historia romántica- erótica, de encuentros sexuales abiertos ( incluye tríos), en escenarios de lo mas sugerentes y con un lenguaje abiertamente sexual y directo.
Damon Andros:
Nuestro hombre fue un buen chico que un día descubrió que la tranquila vida que le esperaba no estaba hecha para él. Escandalosamente atractivo, generosamente dotado y abiertamente sensual y sexual es bueno en todo, llámese trabajo o placer.
Damon se rige por sus instintos, lo que le ha procurado durante años éxito y complacencia. Sin embargo en este momento de su vida tiene que reconocer, que no siempre ha estado acertado. Su último trabajo le ha supuesto más de un quebradero, y liarse con una compañera de trabajo puede complicarle aun más las cosas. Pero Brenna le excita, le atrae, le intriga. Esa mujer revuelve una parte de él que creía muerta y olvidada. Esa mujer se va colando bajo su piel y él siente, siente mas que lo que debiera, siente algo que le asusta, inesperado, hermoso y sobrecogedor. ¿Será amor?
Brenna Cayton:
Casada, engañada, divorciada. Necesita salir de su estado y se vuelca en el trabajo. Se le presenta una oportunidad de oro en un ascenso, con el aliciente añadido de compartir tiempo con el chico mas excitante de su universo. Pero todo tiene un precio, y deberá cargar con una mentira.
Con Damon descubre el deseo, la carnalidad, la decadencia, el exhibicionismo y la pasión sin medida, pero también al hombre. Y Brenna se entrega generosamente aún sabiendo que su historia tiene fecha de caducidad.
Los secundarios:
Como es bastante habitual en este tipo de novelas son escasos:
El jefe, que al principio parece poder tener su aquel, pero que no es el caso; una buena y divertida mejor amiga de la que te gustaría saber mas; algún que otro artista – que al fin y al cabo su trabajo consiste en descubrir y llevar artistas-, y los terceros en discordia para poder ejecutar los ménage à trois correspondientes.
Todos salvo Kelly, la amiga, son mera comparsa.
Resumen:
Con una ambientación estupenda - hay muchos mundos en las Vegas y la autora sabe aprovecharse de ello-, un lenguaje directo -que no permite que olvidemos el tipo libro que nos traemos entre manos-, y unos protagonistas atractivos, sugerentes y lascivos, Lacey Alexander ha creado una novela en la que encontramos sexo, pero también amor. Es una obra que contiene escenas casi para todos los gustos, pero también anticipación, deseo y sentimiento. Sí, narra principalmente tentaciones, encuentros, y sin florituras románticas que estamos en erótica, pero también emociones.
Porque ahí, entre el sudor y la carne, los gritos y gemidos, la piel y la miel, coexiste en la sombra, el deseo del alma humana de ser amada.
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