Crítica realizada por Maribel Moreno
Dentro de la novela romántica, uno de los subgéneros que más me gustan es el de suspense, y creo que ya va siendo hora de que las editoriales dejen un poco de lado el género que tan de moda se ha puesto y vuelvan a publicar buenas historias de esas que nos tienen en tensión por su trama de misterio.
Éste es el primer libro de las Hermanas Glass y sus protagonistas son Fiona y Jack.
Fiona Glass es una de las mejores artistas forenses que hay, pero ella no quiere seguir colaborando con la policía por que todos esos casos le hacen sufrir, sobre todo si su ayuda no sirve para nada. Da algunas clases en la universidad, pero lo que verdaderamente le gusta es pintar, y está preparando su próxima exposición.
Cuando empieza la historia, Fiona está colaborando con el FBI, han secuestrado a una niña y su hermano no habla con nadie, pero es el único testigo que tienen, así que Fiona tiene que ganarse la confianza del niño y elaborar el retrato del secuestrador, Mientras está en este caso no deja de recibir llamadas del jefe de policía de un pequeño pueblo, al que decide no ayudar porque lo que quiere es retirarse.
Jack Bowman no acepta un no por respuesta y ante la negativa de Fiona se persona en Austin para convencerla de que le ayude en el caso que tiene entre manos. Jack cree que la chica que han encontrado muerta, ha sido asesinada por la misma persona que once años atrás atacó y violó a la que entonces era su novia. Al final, Fiona accede a ayudarlo y empiezan una relación laboral que poco a poco se va haciendo más intensa.
Fiona es una artista forense con mucho talento, su trabajo es hacer el retrato de los asesinos con la información que le dan los testigos, ella es especialmente sensible con las mujeres y los niños, pero ha llegado a un punto en que le afectan mucho los casos y más cuando su trabajo no sirve para nada, por eso ha decidido no volver a coger ningún caso, pero cuando se lo exponen acaba accediendo a colaborar. La autora nos va dejando caer detalles de que algo pasó con Fiona y su hermana Courtnay, pero no llegamos a saber lo que ocurrió, me imagino que lo explicará en el segundo libro de la serie.
Jack era detective de homicidios en Chicago pero la enfermedad de su madre hizo que se trasladara a su hogar, allí ocupa el puesto de jefe de policía. El pueblo es tranquilo y no ocurren grandes cosas hasta que aparece muerta una joven, y Jack está convencido de que se enfrenta a un asesino en serie, y por eso recurre a Fiona.
Tanto Fiona como Jack me han gustado, los dos son personas muy serias cuya prioridad es su trabajo, por eso se complementan perfectamente y por eso entre ellos surge una rápida atracción. Me hubiera gustado una relación un poco más pasional, ya que queda relegada a un segundo plano y resulta un poco sosa.
Hay que destacar a Courtenay, la hermana de Fiona, que es un personaje bastante extravagante y que me imagino que con su historia sabremos que ocurrió con las dos hermanas.
El rastro del miedo está narrada de forma que resulta muy amena, sus capítulos son cortos y alternan a los protagonistas, toda la novela mantiene un buen ritmo de suspense y es hacía el final que se hace más trepidante.
Aunque creo que la historia podría haber dado más de sí ya que le falta un poco de romanticismo y quizás un poco más de acción, es una novela muy entretenida que engancha de principio a fin y que te deja con ganas de aclarar ese misterio que son las hermanas Glass.
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