Crítica realizada por Lilian
"Winnifred Gardner estaba encantada con ser la madrina de boda de su mejor amiga. Pero nunca imaginó que pudiera llegar a sentirse tan fuertemente atraída por el apuesto Joseph Duggan, el padrino ¡Ella iba a casarse tres meses después!
PUEDE CONTENER SPOILERS
Lo que en principio fue en divertido flirteo se transformó en un torrente de pasión que amenazaba con desbordar su corazón. Winn tenía que hacer una difícil elección..."
Los personajes de LaVyrle Spencer son gente corriente a los que les pasan las mismas cosas que podríamos vivir cualquiera de nosotras. Su forma de describir tanto a Winn como a Joseph, es la mar de curiosa. Son dos personas que han oído hablar mucho el uno del otro pero no se conocen físicamente. Su primer encuentro se produce durante el ensayo de la boda de Mick y Sandy. Winnifred es la madrina del enlace pero ha tenido problemas con su coche y llega tarde. Entra precipitadamente en la iglesia. Su pelo está alborotado por el viento y el olor de su perfume se mezcla con un tenue olor a gasolina... Al fondo, la esperan los novios y el padrino. Cuando se hacen las presentaciones Cupido lanza sus flechas y hay una apreciación mutua.
Joseph, trabaja en un taller de reparación de coches antiguos y se siente atraído por Winn inmediatamente. Siente que la ha estado esperando toda su vida. Winnie por su parte queda muy sorprendida. En su mano porta un anillo de prometida, pero se da cuenta enseguida de que Joe es una persona especial. Ambos se ven inmersos en un arrollador aunque inocente coqueteo. No sé si logro explicarme. Winn ve a Joseph como un hombre bajito, de oscuro pelo rizado, nariz respingona, cejas bonitas y unos ojos negros y brillantes (en palabras de la autora tiene ojos de alcoba). El aspecto de Joseph poco tiene que ver con el de Paul, pero intercambian unas cuantas frases y Winn ya empieza a notar sutiles diferencias.
Winnie trabaja como fisioterapeuta en un hospital y está a punto de casarse con su novio de la universidad. Paul es informático y se deja la piel trabajando (fines de semana incluidos). Quiere que Winn tenga sólo lo mejor: los mejores muebles, los mejores electrodomésticos y en definitiva todo lo que pueda el dinero comprar... En realidad lo que tiene es una gran ambición que enmascara con cierto paternalismo. Winn pasa mucho tiempo sola. Cuando necesita un apoyo, Paul nunca está y siempre acaba por refugiarse en Joe (que aprovecha cada minuto). La relación que mantienen está llena de amistad, ternura, arrumacos y mucha tensión sexual. Es un perpetuo sí pero no... aunque no resulta agotador. Cuando llega el momento de entrar en materia -casi al final del Harlequin- las escenas están descritas con limpieza y amor, al más puro estilo de un LaVyrle. ¡Ay, señora Spencer! ¿Por qué nos ha privado de su talento?.
En cuanto a los personajes secundarios, resaltaría a la madre de Winnie. Una madre soltera, que ha trabajado mucho por sacar adelante a su única hija. Quiere lo mejor para ella pero no acaba de comprender que "lo mejor" no siempre es lo que te hace feliz.
No sé qué tiene esta autora pero hasta sus libros más flojos son obras maestras. Esboza unos argumentos que son tan intensos, que acaban por acompañarte siempre. Si comparo Capricho de primavera con otras novelas que he leído de ella, mi puntuación sería 4/5
Crítica realizada por Crishi
Lavyrle Spencer o cómo hacer de la sencillez y la ternura un arte en el que te encuentras atrapada y, no quieres sentirte liberada de la espiral de sentimientos que emana esta pequeña historia. Qué razón tiene aquel dicho que dice... Lo breve si bueno, dos veces bueno.
Ante todo, no puedo menos que agradecer la atención de LILIAN por haberse acordado de mí y hacerme partícipe de este libro tan antiguo y viejito que guardaré como oro en paño. Lo primero que hice fue ver la fecha de publicación (año 84), y recordar aquellos albores románticos que yo ya por entonces empezaba a cribar, bien debido a mi inconsciencia o a que los gustos van evolucionando hacia otros derroteros. En cualquier caso, nunca es tarde si la dicha es buena.
Cuando Winnifred Gardner, fisioterapeuta de profesión, acude como madrina para ensayar la boda de su amiga Sandy, no sabe que su corazón va a dar un giro hacia lo inesperado... Conoce a Jospeh Duggan, el padrino del novio que también asiste al ensayo, y ambos se sienten atraídos desde que sus manos se estrecharon por primera vez. De esta manera comienza un tierno juego de seducción en el que, a veces, las palabras sobran porque los gestos lo dicen todo.
La vida de Winn me ha parecido la proyección de todas las frustraciones de Fern, su madre. Una mujer que fue abandonada por su marido cuando Winn era pequeña. Desde entonces, Fern ha luchado por conseguir que Winn tuviese una vida bastante acomodada. Hasta conseguirle un novio bien situado, Paul.
Paul y Winny están a punto de casarse, se quieren pero Paul está demasiado comprometido con su trabajo de informático y con un status social para nada acorde con la forma de ser de Winny. Me he encontrado ante una Winny que se encuentra desatendida afectivamente. Es quizás por ello, que encuentra en Joseph su mayor apoyo. Pero la sombra de Paul planea sobre la relación que mantienen Winn y Joseph. Él intenta derribar barreras haciéndole ver que la relación con Paul está basada en la superficialidad y en la incompatibilidad de caracteres, mientras que Winny se resiste a dejar a Paul debido a un sentimiento de culpa, y que también incluye a su madre.
Joseph, restaurador de coches antiguos (por cierto, me ha chocado la profesión), me ha parecido el típico protagonista Spencer... un protagonista atractivo pero común, un protagonista cuyo encanto radica en su carácter. Me gustan mucho esta clase de protagonistas porque son naturales como la vida misma. Sus reacciones son las normales en una situación complicada como la que atraviesa. Sabe lo que quiere, quiere a Winn, y lo hace con paciencia y ternura. Pero como cualquier ser humano también se ponen de manifiesto los celos, ese gusanillo que hace daño y crea dudas.
Maravilloso, simplemente maravilloso. Lavyrle Spencer refleja realidades que te pueden ser muy cercanas, y con las que conectas como si tú misma fueses la protagonista del libro. Me encanta la manera que tiene de moldear las escenas para que resulten dulces, utilizando como soporte a los diálogos las miradas, los roces, los silencios bien entendidos... Otra cosa que quiero señalar es el halo de melancolía que rodea la historia, muy propia en las novelas de esta autora. Ella sabe cómo tocar la fibra sensible del lector introduciendo situaciones intensas y dolorosas. El único inconveniente que le pongo a este libro es la brevedad de la historia, que no me ha permitido leer una mejor conclusión con respecto a los personajes secundarios. Lo he visto demasiado cortante y rápido para mi gusto.
Pero, como la columna vertebral de la historia son Joseph y Winn, y desde mi punto de vista es perfecta, no puedo menos que pasar por alto la cortedad de la historia y darle la valoración que bien se merece. Y es que la señora Spencer me pierde por los cuatro costados.
Valoración personal: Muy bueno.
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