León Tolstòi - Anna Karenina

Crítica realizada por Savannah990

La sola mención del nombre de Anna Karénina sugiere inmediatamente dos grandes temas de la novela decimonónica: pasión y adulterio. Anna Karénina, que Tolstói empezó a escribir en 1873 y no vería publicada en forma de libro hasta 1878, es una exhaustiva disquisición sobre la institución familiar . La idea de que la felicidad no consiste en la satisfacción de los deseos preside la detallada descripción de una galería espléndida de personajes que conocen la incertidumbre y la decepción, el vértigo y el tedio, los mayores placeres y las más tristes miserias.

Una obra magistral, dura, romántica y llena de delirios, pasiones y desengaños amorosos. En ella narra como el Conde Vronsky , que ejerce el cargo de oficial del ejército Ruso, se enamora perdidamente en cuando ve a Anna Karenina en una estación de tren, en la que justamente esta joven y bella mujer viaja con la madre del Conde y para mas casualidades es la hermana de su amigo, el príncipe Stepán Arkádievich Oblonsky .

Anna es joven y bella, está casada con un alto funcionario mayor que ella y comparte una aburrida vida junto a él y a su único hijo. Se ve obligada a viajar junto a su hermano por un escándalo que el mismo ha provocado por dejar embarazada a la institutriz de sus hijos. En esta breve visita el conde Vronsky acecha sin descanso a Anna hasta que esta cede a su deseo y sucumben a un idilio amoroso. La alta sociedad habla y dicho rumor llega a los oídos del marido de Anna. Esta harta de la vida que comparte con su marido y tomando decisiones muy duras con sus consecuencias y unos sucesos que la han llevado a las puertas de la misma muerte, decide fugarse con el conde Vronsky abandonando a su familia a la espera de que su marido le conceda el divorcio. Mientras tanto el conde Vronsky abandona su cargo de oficial y se embarca de lleno en esta historia romántica perfecta al principio pero trágica al final.

Anna, motivada por los celos, la marginación social y otros sucesos de su pasado, empieza a consumirse y a conseguir que su relación amorosa con el conde se haga insoportable. Ya en Moscú de nuevo, sin el divorcio y sin poder ver a sus hijos Anna se sumerge en un delirio continuo que la lleva a revivir vivencias y tragedias, asociándolas a malos augurios y causándole la mayor desgracia de todas, dándose cuenta en el último momento lo absurdo de su decisión.

Como segundo plano tenemos a un hombre (Konstantín Dmítrievich Lyovin )enamorado de la princesa Kitty (Ekaterina Aleksándrovna Shcherbátskaya). Él está enamorado de ella y decide proponerle matrimonio. Ella le rechaza a favor del conde Vronsky, el cual se enamora perdidamente de Anna. Con el tiempo Kitty y Lyovin vuelven a cruzarse en un mismo camino cambiando los sentimientos de ella y recordándole a Lyovin que sigue amándola tanto o más que en pasado. Una historia discreta pero preciosa, en la que podemos comparar la evolución de la relación de Kitty y Lyovin con la de Anna y el conde.

La recomiendo encarecidamente. Un clásico entre los clásicos.

Mi valoración es de 8 sobre 10.