Crítica realizada por Mencía
Keegan McKettrick había aprendido de la forma más dura que no se podía confiar en las mujeres. La única mujer de su vida era su hija, a la que rara vez veía, y su única pasión, su trabajo en la corporación de la familia. Hasta que llegó la bella y misteriosa Molly Shields a Indiana Rock con una misión; desde entonces, mantenerla vigilada se convirtió para Keegan en una tarea a tiempo completo. Molly no entendía por qué se sentía atraída por un hombre que estaba decidido a sacar todos los trapos sucios de su pasado, por maravilloso que fuera. Pero el cínico Keegan era una persona que podía comprender las sombras de su pasado, y si los dos eran capaces de arriesgarse a abrir su corazón, podrían llegar a forjar un futuro más feliz.
Grata sorpresa que me llevado con la lectura de esta novela. Con un trasfondo duro, y en algún punto estremecedor, viene cargada de esperanza y por supuesto de amor.
Y es que este sentimiento es una constante a lo largo de toda la obra en todas sus manifestaciones: amor a la tierra, al trabajo, a los hijos, al hermano, al amigo, y por supuesto a la mujer o el hombre que ilumina nuestra existencia.
Sombras del pasado es una obra rica en sentimientos, donde no falta la lucha de voluntades, los diálogos incisivos y la tensión sexual. Los protagonistas son complejos y han cometido graves errores, de los que la vida se ha encargado de cobrar a un alto precio. No son perfectos, ni pretenden serlo, pero conocen bien el desgarro que acompaña al arrepentimiento y luchan por los que quieren ferozmente.
Su encuentro desde el primer momento viene cargado de prejuicios y tensión, y la verdad es que no es para menos: difícil, duro, y controvertido papel, el que le ha tocado esta vez a nuestra protagonista.
Él también tiene su aquel, pero es más fácil de entender y hasta perdonar, pues a pesar de que da muestras de una rigidez algo arcaica en algunos temas, la autora ha sabido mostrarnos también, al mismo tiempo, su lado más humano.
Tenemos una pareja estupenda, pero también unos secundarios de mención de honor. De hecho, si tuviera que elegir el personaje que más me ha impactado de esta novela, no sería ni Molly o Keegan, si no que me decantaría, sin dudarlo, por el de la mujer que propicia su encuentro: Psyche, alrededor de la cual, de alguna forma, se sustenta gran parte de la obra.
Me gusta el estilo de esta autora y el hecho de reencontrarme con una novela romántica actual cargada de sentimientos sin caer en el empalago o la frivolidad. Me gusta poder disfrutar de ciertos tópicos, y al mismo tiempo saber que me están ofreciendo la oportunidad de pararme a reflexionar. Me gustan las novelas que me alborotan, me conmueven, me divierten y entretienen. Aun sin ser perfecta Sombras del pasado me parece una estupenda novela, de la que yo al menos he podido disfrutar desde la primera hasta la última de sus páginas.
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Crítica realizada por Yluna
Molly Fields es una joven de 30 años trabajadora y muy bella. Hace 2 años tuvo un romance con un hombre casado, se quedó embarazada y el niño se lo quedó el hombre casado, Thane y la esposa de éste, Phsique. Pshique se está muriendo y por tanto decide que el niño, Lucas, debe estar con su verdadera madre, Molly, y por tanto la manda llamar. Cuando Molly llega a la casa de Psique, en Indian Rock, se encuentra a una familia rota: Thane ha muerto y Phsique se está muriendo. Su hijo se va a quedar solo. Por eso, Psique le pide que ella adopte al niño, pero debe quedarse a vivir en el pueblo porque quiere que Lucas crezca en Indian Rock. Molly acepta ya que nunca ha olvidado a su hijo.
Keagan McKettrick es un millonario hombre de negocios que vive en Indian Rock. Su vida es un desastre: su empresa va a salir a bolsa y él no quiere, su exmujer se quiere llevar a su hija Devon a vivir a Europa, y su novia de la juventud y mejor amiga, Psique, se está muriendo. Está muy enfadado con las cosas que le están pasando y se enfada más cuando ve a Molly ya que fue la amante de Thane, el marido de Psique. Cree que es una manipuladora y robamaridos y la desprecia desde el primer momento, pero también siente una gran atracción hacia ella, una atracción que no puede impedir.
Molly y Keagan empiezan a convivir y conocerse mientras están esperando el trágico final de Psique, y empiezan a sentir cosas que creían olvidadas o que no estaban hechas para ellos, como el enamoramiento, el amor, la atracción, etc.
El libro es el que más me ha gustado hasta ahora de esta autora. Es una historia de amor muy bonita y muy bien narrada. Es un libro que también destila mucha tristeza, en algunos momentos se te encoge el corazón. Creo que es difícil escribir un libro sobre la muerte de alguien, ya que todo gira entorno a la inminencia de este acontecimiento. También es muy duro el tema de los hijos, cómo algunos padres los utilizan como moneda de cambio en los divorcios.
Aun así en el libro también se detalla la amistad entre los tres primos McKettrick y la amistad de las personas cercanas a los protagonistas, y como está amistad te puede ayudar a sobrellevar mejor la carga.
En fin, es un libro un poco duro pero también muy bonito.
Nota: 4 de 5.
La historia gira entorna entorno a Molly y Keegan y nos situa en Indian Rock.
Molly Fields no ha tenido una vida fácil. Trabaja como representante de escritores y ha montado su propia empresa. Cuando conoce a Thane cae en su embrujo y casi al mismo tiempo que queda embarazada se entera que él está casado. En plena depresión postparto acepta darle su hijo, Lucas, para que lo críe junto a su mujer, Psyche.
Ahora, dos años después, Thane ha muerto y su mujer llama a Molly. Tiene un cáncer terminal y ha decidido que sea Molly quien se quede con su hijo. Para ello está dispuesta a mudarse y criar a su hijo allí como Psyche quiere. Como albacea del niño deja a Keegan McKettrick, su amigo de la infancia y amor de juventud.
Keegan no está pasando por su mejor momento. La compañía familiar sale a bolsa y él deja su puesto en ella, el trato con su ex esposa no es nada fácil y ahora que ha vuelto al rancho familiar ver que Psyche se está muriendo es muy duro.
En un principio no acepta a Molly, la ve como una robamaridos y no cree que después de haber abandonado a su hijo se pueda ocupar bien de él pero poco a poco la chispa va saltando entre ellos y casi sin querer van descubriendo una faceta distinta de cada uno.
Es un libro un poco duro, la trama en sí es complicada y aunque me da un poco de pena por Psyche ha habido momentos en que me ha caído verdaderamente mal, es manipuladora y no creo que su cercana muerte sea una excusa para manejar a todo el mundo.
La relación entre los protagonistas empieza siendo complicada y poco a poco va mejorando, es difícil iniciar una relación con esas circustancias y con tanta gente por medio pero ellos lo consiguen. Los diálogos entre ellos me ha parecido graciosos y se nota la química.
Hay mucho secundarios que aportan su grano de arena respecto a la historia, Devon, la hija de Keegan es una niña muy tierna que a pesar de su juventud es muy consciente de los problemas de los mayores. Los primos de Keegan con sus respectivas familias nos hacen entender un poco mas al protagonista.
Ha sido un libro para reflexionar y pensar en las cosas importantes, me ha dado que pensar y me ha dejado un poco inquieta.
Le pongo un bueno.
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