Crítica realizada por Mencía
Sinopsis:
Las hermanas Fyne viven en la misma cabaña que habitaron las mujeres de la familia durante trescientos años. A pesar de que los aldeanos se mantienen lejos de ellas, Isadora, Juliety Sophie suelen usar sus hechizos para el bien. Sin embargo, todas ellas están signadas por una maldición que les impide alcanzar el verdadero amor...
Las tres hermanas Fyne, en el país de Columbyana, viven bajo una maldición. Hace años, un desdeñado mago maldijo a todas las mujeres Fyne a que nunca conocieran el verdadero amor. Ahora, una de las hermanas, Sophie, se prepara para desafiar la maldición.
Sueña con un hombre de ojos verdes y encuentra al soldado rebelde herido Kane. Sólo con verse una vez es suficiente, pero Sophie se niega a hacer cargar a Kane con el peso de la maldición. Pero Kane no puede olvidar a esa mujer que vino hacia él. La busca, aún sin estar preparado para lo que encuentra. Nunca esperaría que rechazara su oferta de matrimonio ni que le guiara en una aventura de magia y pasión.
Opinión:
Erase que se era tres hermanas, hijas y nietas de bruja...
Así debería empezar esta historia donde la fantasía de su autora crea personajes y ambientación, elevando la magia a razón e ingrediente principal.
Sin embargo esto de los hechizos, conjuros y mundos en submundos nunca fue santo de mi devoción, que le vamos hacer. Y no es porque sea ajena o proclive al rechazo de la novela paranormal. Dentro de la romántica procuro leer de todo un poco, y algunas obras de este subgénero las he llegado a disfrutar desde el principio hasta el final. Sin embargo, éste, para mi desgracia, no fue el caso. La Hechicera del sol es el tipo de novela que hace que me sienta como si me estuvieran pisando el juanete con saña. Un reto a mi paciencia que acaba siempre en la misma exclamación: ¡Dónde, dónde están mis queridas novelas románticas!.
En fin, mejor va a ser no entrar en ciertas cuestiones y centrarnos en el cuerpo del delito.
Hay tres hermanas, con sus dones correspondientes, que viven en una montaña. La mayor es viuda, desconsolada y amargada ( bueno, que le vamos hacer, pobre); la segunda siente repulsión por los especímenes del sexo opuesto ( las razones habrán quedado para su libro, tampoco importa mucho) y por último nos encontramos a nuestra protagonista, la más pequeña de ellas, que al contrario que sus hermanas encuentra a los hombres de lo mas atractivos y atrayentes.
Nuestra chica piensa, no sin razón, dadas las circunstancias, que en ella recae la obligación de proveer de una nueva generación de hermanas Fyne, para que siga habitada la montaña. Así que, ni corta ni perezosa, decide buscar su primer amante. Cree que es el momento idóneo para fecundarse, y tal como lo hizo antaño su madre, en cuanto le echa la vista encima a uno de su agrado, que no es de por allí, le propone que se acueste con ella ( Ole, viva el romanticismo y la pasión). Y es aquí donde tenemos el primer encuentro de la pareja: él medio borracho y sucio y ella, en pelota picada, saliendo del lago y haciéndole una proposición indecente, eso sí con toda la dulzura e inocencia del mundo. La resolución de esta escena es fácil de imaginar. Él, por supuesto, con el “no me puedo a negar a este ángel” y ella con el “ven que te lave un poquito antes de, que si no me puede dar asquito...”
(Mal empezamos pensé y ,previniendo lo que podría venir después, comprobé si tenía una buena provisión de tranquilizantes antes de emprender de nuevo la lectura).
El caso es que después del encuentro sexual ella, como buena bruja que es, presiente su aflición y en recompensa a tan magnífica faena, le echa un hechizo para que olvide sus penas y tenga buena suerte ( por favor que me den su dirección porque vaya si lo hizo bien). A partir de ese momento nuestro hombre olvida que es uno de los soldados rebeldes, la muerte de su hermano y su penoso pasado, y comienza a vivir como un reinon. Es feliz cual codorniz, de su ayer ni rastro, todo queda olvidado de un plumazo. ¿Mosquearse? Para qué. Es tan normal no tener recuerdos...
Bueno, uno sí que tiene, otra cosa es que no sepa si es recuerdo o maravilloso sueño: Su ángel . Con lo que después de un año, y en vista de la ansiedad creciente que le provoca esa imagen en su mente, decide volver al lugar. Claro, y como es un hombre con suerte, da con ella a la primera ¡Ay!, pero su ángel a esas alturas es madre de una niña, y aclarada su participación en el hecho, como es de esperar decide intentar convencer a la joven para que se case con él (¡Qué pena madre!, pensé según miraba las páginas que quedaban. Y me vi obligada a empezar rapidamente con los ejercicios de relajación ante la falta de oxigeno en que me encontraba).
Conseguí acabar la novela, cierto, aunque todo lo que siguió después, sólo fui capaz de digerirlo a base de opiaceos. La autora nos empieza a “deleitar” con estas variopintas hermanas Fayne de mis dolores y sus increíbles poderes; con un tonto pretendiente que va a acabar mal pero que muy mal, por memo y ambicioso; con el mundo en que se mueve el déspota, criminal, lascivo, loco ,y empeñado en tener un heredero, del emperador; con la hermana del prota, asesina y amante forzosa del anterior, después de que fuera secuestrada hace años y, como guinda de tan suculento pastel, con el mantra que adopta nuestra chica del tipo “como me vuelvas a echar la pierna encima que sepas que te vuelvo hacer padre” ( pobre infeliz, mira que tocarle a ella el don de la fertilidad...)
Sí, la autora empezó y siguió y siguió y parecía no tener fin. Eh! Pero fui capaz hasta de superar que de las lagrimas de la protagonista germinen las flores sin la mas mínima exhalación. Claro que toca reconocer, que ayudó bastante el hecho de que en ese punto mi organismo acababa de entrar en parada cardíaca.
No quiero alargarme mas, no me merece la pena y quiero que el olvido llegue cuanto antes.
Resumiendo:
Personajes unos cuantos, y me sobran casi todos. Pasión ¿donde dices?. Imaginación a raudales, pero de la que no me llama para nada. ¿Intriga? Bueno de eso algo queda. Ahí estamos con que va a ser del emperador, su amante, y en ver si consiguen que nuestro hombre no estire la pata al llegar a los treinta como reza la maldición. En cualquier caso yo paso, y los dos que le siguen para la que pueda con éste. Siempre hay a quien le gusta lo que a otros no y no dudo que La hechicera del sol tendrá también su público. Perdonarme que por mi parte fuera que no.
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