Liz Carlyle - Nunca te enamores de un canalla

Crítica realizada por Elsa

Karen Robards El barón Rothewell vive recluido durante el día, para luego abandonarse en toda clase de juerga durante la noche. Marcado por una infancia llena de tormentos y privaciones, a Rothewell no le interesa nada ni nadie y sólo desea vivir al borde del peligro. Hasta que se encuentra con el conde de Valigny, un hombre que, al igual que Rothewell, también prefiere arriesgarlo todo en cualquier situación. El enfrentamiento entre ambos rivales puede tener consecuencias inesperadas, en especial una noche en la que Valigny decide apostar algo mucho más valioso que el oro: nada menos que la bella Camille Marchand, una mujer desesperada cuyos ojos son capaces de penetrar en lo más profundo del alma de lord Rothewell. Ahora, el barón debe utilizar sus cartas con el mayor de los cuidados, porque, por primera vez en su vida, algo verdaderamente importante está en juego: el amor que puede rescatarlo de una existencia desdichada.

Pensaba que era un excelente broche final para una serie, pero he visto que hay uno sin traducir. No obstante me ha parecido muy buena novela, me gustaron los dos primeros pero no sabría decir si este es aún mejor.

Kieran prometía desde el primero ser un protagonista genial, desde luego si te gustan los protagonistas atormentados y empeñados en autodestruirse, pero no me ha defraudado, a lo largo de la historia se atisba la persona que es, de la que ya dio indicios sobre todo al final del segundo libro, parece indiferente pero es fuertemente protector con los suyos y me ha encantado todo el descubrimiento de esa personalidad que el se ha empeñado en esconder.

Camille por su parte es la protagonista idónea para él, ha sufrido mucho, pero no pierde sus ganas de luchar y su orgullo lo que la hace la pareja perfecta, a pesar de toda la frialdad con que empieza la relación, los dos son honestos y llegan a enamorarse, me ha encantado el desarrollo de la historia entre los dos.

Los secundarios muy en su papel, las dos parejas de los libros anteriores y Lady Sharpe la prima de los Nevilla, así como ese misterioso y simpático Kemble que lo mismo se encarga de un matón que te cuelga unas cortinas y por último el padre de Camille, un libertino despiadado que no duda en jugarse a su propia hija.

La novela no tiene nada de nuevo en ese mundo de aristócratas y libertinos si es que esperáis algo diferente, pero tiene una historia coherente y está muy bien escrita, además de que claro está los Neville no son unos aristócratas al uso.