Crítica realizada por Sara
Esta es una historia narrada por Aurora, donde describe la vida de su familia y sus antepasados, de todos los seres que ha perdido y de todos los que a lo largo de su corta vida ha ganado.
Grania Ryan huyó de un hospital de NY, dejando atrás a su novio Mat del que estaba completamente enamorada, para refugiarse en el hogar de su Irlanda natal. Necesitaba los cuidados de su madre para recuperarse de su gran pérdida, así como tiempo para poner sus pensamientos en claro. Habia dejado en Nueva York una carrera como escultora con un gran porvenir, y una relación con Mat en la que se sentia completamente realizada.
Su familia la habian acogido con los brazos abiertos y no la apabullaban con preguntas personales, simplemente estaban ahí para darle todo su amor.
En los paseos diarios por los acantilados de la Bahia de Dunworley, una mañana se encontró con una niña pequeña pelirroja en camisón y en el mismo borde del acantilado, como si estuviera en trance, para distraerla, se puso hablar con ella y ésta le dijo que se llamaba Aurora Lisle y que vivia en la mansión Dunworley House. Poco a poco se estrecha la amistad entre Grania y Aurora, haciendose imprescindibles la una para la otra. Aurora ha perdido a su madre y vive sola junto a su padre Alexander y una ama de llaves; y Grania ha perdido a su bebé y al amor de su vida.
Aurora a pesar de su corta edad es una niña segura de sí misma y consigue que Grania y su padre se conozcan. Alexander pasa mucho tiempo de viaje y está preparando otro que le llevará lejos de Irlanda durante algunos meses; por lo que le pide a Grania que se haga cargo de Aurora durante su ausencia, a lo que ésta acepta, pero no puede entender la oposición, y el rencor que encuentra en su madre Kathellen, cuando intenta llevar a Aurora su casa.
A pesar de su negativa a explicarle los motivos de no querer ver a Aurora, Kathllen no tiene otra salida que comenzar a desgranar la historia familiar que se remonta a sus abuelos, y que durante generaciones la vida de las dos familias siempre se han visto entremezcladas a pesar de ser de distinto nivel social.
Grania se da cuenta que en todas las generaciones familiares se repite la misma historia, Alguien de la familia Ryan tiene que hacerse cargo de alguna niña Lisle..
Con el tiempo la atración entre Alexander y Grania va creciendo pero, Alexander se aleja de ella e intenta que no vaya a más, pero Grania no ve los motivos para ese alejamiento.
Kathllen le va contando a su hija la vida de los abuelos, cuando Mary tuvo que desplazarse a Londres para servir, y hecerse cargo de una niña recien nacida procedente de Rusia, primero como niñera y luego más tarde tuvo que arriesgar su libertad y criarla como si fuera su hija. La historia se repetía con absoluta exactitud, pero a pesar de todo Grania sabía que no podia hacer otra cosa, que cuidar de Aurora e incluso en su momento adoptarla como le pidió Alexander.
Mat seguía enamorado de ella y no pasaba dia que no llamara a su madre para tener noticias de Grania, puesto que ella se negaba hablar con él. Pero Mat estaba dispuesto pese a todas las zancadillas que su familia y sus amigos le ponian, a no dejarse vencer y recuperar el amor de Grania.
Esta es una novela interesante, pese que en algunos momentos se me haya hecho pesada. Con el Secreto de la Orquidea, me encantó la forma de escribir de Lucinda Riley, y me fascinó la historia que se contaba en ella, pero en éste libro la emoción ha quedado descartada desde el primer momento, y a pesar de los muchos personajes, de la historia y de sus tragedias, y pocas alegrias, no creo que quede en mi recuerdo.
Mi valoración. Bueno
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