Crítica realizada por Ealasaid
Segunda entrega de los Amantes Indomables de Madeline Hunter. Su anterior novela, El Seductor, me pareció una buena novela a la que algo le faltaba, pero como me gustó el estilo de esta escritora y los secundarios eran muy interesantes, me quedé esperando por esta novela: El Santo.
Tras la muerte de su hermano mayor, Vergil Duclaire ha heredado el vizcondado y todas las responsabilidades que ello conllevaba, entre las que se encuentran una protegida americana. La historia comienza con Vergil buscando a Bianca Kenwood, su pupila, quien al llegar de América se escabulló para probar suerte cantando en los escenarios. Cuando la encuentra, Vergil la envía al campo, al cuidado de su hermana Penelope, pero si no se mantiene vigilante, la joven no permanecerá allí por mucho tiempo.
Bianca está en Inglaterra en esperar de recibir la fortuna que su abuelo le ha dejado en herencia para poder viajar a Italia, donde espera estudiar música y convertirse en una importante cantante de ópera. A pesar de las diferencias educacionales entre América e Inglaterra, Bianca se ha criado de un modo que ni la propia sociedad americana ve con buenos ojos, por lo que las pesadas y anticuadas convenciones de la nobleza londinense le importan poco o nada, así que no le importa crear todo tipo de escándalos con la esperanza de que su tutor acabe hartándose y accediendo a entregarle su dinero antes de su mayoría de edad.
Los esfuerzos de Bianca son molestos pero inútiles, ya que Vergil tiene planes para ella. Espera que su seductor hermano sea capaz de encandilar a la joven y acepte casarse con él, ya que su fortuna salvará las mermadas finanzas familiares. Sin embargo, y a pesar de que la idea ha sido suya, no puede evitar sentirse celoso, ya que se siente cada vez más atraído por Bianca, hasta que llega un momento en que tiene que preguntarse si realmente está dispuesto a permitir que se case con otro que no sea él mismo, a pesar de las afirmaciones de la joven de que no contraerá matrimonio jamás.
¡Que lectura más agradable! Como ya me imaginaba, me ha gustado mucho más que El Seductor, si con éste mi mayor pega eran los personajes principales, en El Santo me han encantado ambos protagonistas.
Bianca es una heroína independiente, resuelta e inteligente. Alberga desde hace años el sueño de convertirse en cantante, y no está dispuesta a ver como un arrogante lord se lo arrebata. Tozudamente, se empeña en conseguir librarse de Vergil, aunque para ello tenga que arruinar su propia reputación y burlarse de él. Supongo que a alguna gente le pueda parecer difícil de entender su determinación de perseguir una carrera de sacrificios, tales como ser repudiada por la buena sociedad, sufrir el acoso de los canallas que consideran a cantantes y actrices poco mejor que prostitutas (no olvidemos que era una creencia extendida en esa época y que efectivamente muchas aceptaban amantes que las mantuvieran ya que sus ingresos no eran gran cosa) y probablemente no poder formar nunca una familia... en lugar de aceptar casarse con un hombre que la quiere y que además es Vizconde (francamente, para mi el titulo es lo de menos, pero volvemos a lo mismo, en esos tiempos no era lo mismo dejarlo todo por huir con un mozo de cuadras que para casarse con un lord) ; pero creo que la mayoría sabemos lo que es tener grandes sueños, lo fácil que es dejar que éstos nublen nuestro juicio, pero sobre todo, lo injusto que es que Bianca no pueda tener su carrera y a la vez un marido.
Y que decir de Vergil... me llamó la atención en El Seductor por su forma de ser y aquí me ha encandilado. Al principio del libro, parece tan calculador con su deseo de unir a Bianca con Dante... tan severo y moralmente recto... pero hay una increíble profundidad en su personaje, que Hunter nos va revelando poco a poco. No puedo revelaros los detalles porque os desvelaría medio libro, pero no se parece en nada a otros nobles de su época. Es un hombre honrado, justo, protector, atractivo, inteligente... La forma en que va enamorándose poco a poco de Bianca, y sobre todo, verle sufriendo ante el dilema de perderla, me tenía con el corazón en un puño.
La única pega que tengo que ponerle a este libro es el final, me falta un epilogo, algo... los sucesos que se dan en los últimos capítulos no afectan sólo a los dos protagonistas y sin embargo, nos quedamos con las ganas de ver la reacción de los otros personajes ante ellos; espero que en libros siguientes nos desvele algo más al respecto, porque si deja las incógnitas en el aire, si que me voy a decepcionar. Eso sí, en cuanto a los dos héroes, el final es sensacionalmente romántico.
De todas formas El Santo no es sólo el romance entre Bianca y Vergil; Hunter ha creado un relato con chantajes e intrigas, que envuelven tanto a la familia Duclairc como a otros miembros de la Sociedad del Duelo, y donde nos describe someramente los cambios que lenta y sigilosamente se dieron en Inglaterra con la Revolución Industrial de forma efectiva pero sin que ello entorpezca ni empañe la historia principal... una historia hermosa y sensual dotada de una gran profundidad y narrada con un estilo que roza lo impecable.
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