Margaret Way - Un corazón hambriento

Crítica realizada por Lilian

"Julian Wilde ya no formaba parte de la vida de Liane. Desde su divorcio ella se había mantenido lejos de él. Sin embargo, cuando su pequeño hijastro, a quién adoraba, fue secuestrado, Liane no puedo permanecer indiferente... aunque ello significara enfrentarse otra vez a Julian. Después de todo él ya no la amaba, parecía que ahora la hermosa Barbra ocupaba un papel importante en su vida "

Un corazón hambriento, es de esos harlequines que, a pesar de que se caen a pedazos, los atesoras como oro en paño porque sabes que son una apuesta segura. Es novedoso ver cómo la pareja protagonista, desde el primer momento, pone las cartas boca arriba. Hablan sin pudor de sus sentimientos, pero también vuelan las recriminaciones y los celos. Parece que es imposible que puedan llegar a un acuerdo porque hay demasiados malentendidos entre ellos. Liane, está obsesionada con los deslices que cometió Julian durante su matrimonio y éste, loco de impotencia, no quiere defenderse de las acusaciones y pasa directamente a la acción. Me gusta que estén en plena discusión, reproche va y reproche viene, y cuando menos te lo esperas, se dejan llevar por la pasión. Una pasión que discurre salvaje, como la lava de un volcán por la ladera de una montaña. No hay duda de que es en este campo, donde Liane y Julian se entienden a la perfección.

La novela cuenta con unos buenos personajes secundarios. La historia arranca cuando Jonathon es secuestrado y Liane, acude al lado de Julian para apoyarle. Y a pesar de que en unas horas, el niño regresa a casa los dos tortolitos ya no pueden separarse "por el bien del niño". Este hecho da paso a unas cuantas escenas tiernas, que muestran la vulnerabilidad del todopoderoso Julian y de su "sufrida" ex esposa. En cuanto a Barbra, la mala malísima a la que se la ve venir a la legua, no es rival para Liane. No estoy de acuerdo con la última parte de la sinopsis porque despista un poco. Barbra, la cuñada de Julian, nunca ha podido hacerle sombra a Liane. Ni siquiera en los dos años en los que el matrimonio estuvo separado, intentó hacerle ojitos a Julian y eso que se derretía por sus huesos. Su labor, es más bien, de manipuladora total. Vive centrada en sembrar la duda en la cabecita ingenua de Liane, para que se aleje -de nuevo- de su amorcito.

Mi puntuación es 3,5/5