Marguerite Kaye - Corazón de hielo

Crítica realizada por Mencía

Estamos ante una de esas novelas cortas pero que saben procurar una lectura de lo más amena y estimulante. Corazón de hielo es una novela con unos protagonistas estupendos donde volver a disfrutar del poder redentor del amor.

El conde de Pentland es uno de esos protagonistas cuyo oscuro pasado nos mantendrá en vilo toda la novela. Con fama de crápula, impresionante físico y riqueza demostrada, Rafe Saint Alban no podía prever que la joven que rescata de una zanja y a la que deja marchar tranquilamente al día siguiente iba a ocasionarle tantos problemas.

Tras una noche nefasta y el encuentro con el duque, Henrietta vuelve a la mansión donde trabaja de institutriz para descubrir que su patrona está dispuesta a enviarla a la cárcel acusada del robo de unas esmeraldas. Aterrorizada ante tal perspectiva, la joven solo piensa en huir y en encontrar la forma de demostrar su inocencia.

Durante unos días duque e institutriz convivirán en una humilde posada. Ese tiempo les servirá para descubrir quién es el culpable del delito del que acusan a Henrietta y cuál es el sentimiento que comienza a crecer en sus corazones. Sin embargo, entregarse a la pasión es infinitamente más fácil que entregar el corazón y Rafe Saint Alban da buena muestra de ello.

La trama de Corazón de hielo resulta de lo más sencilla y hasta predecible, sin embargo nuestro duque nos proporcionará alicientes suficientes como para disfrutar página a página de esta historia de amor. Él representa la opulencia, el vicio, la tristeza, la oscuridad...Ella, la inocencia, la generosidad, la alegría, la luz...

Es una novela de lo más entretenida. De ágil lectura, con una pequeña intriga y unos protagonistas que se hacen querer, Corazón de hielo nos ofrece una historia sencilla y hermosa.

Crítica realizada por Dougless

Rafe Saint Alban, conde de Pentland se queda más que asombrado cuando al llegar de noche a su casa descubre a una mujer tirada en una zanja de su propiedad. Malhumorado por el contratiempo decide llevarla a su casa y cuidarla hasta que despierte.

Henrietta Markham se lleva el susto de su vida al despertar en una habitación desconocida, en una cama que no es la suya y bajo la atenta mirada del hombre mas apuesto que ha visto en su vida. Cuando se entera de su nombre queda muda, ya que Rafe tiene muy mala fama, es mujeriego, un crápula y disoluto y circulan muchas habladurías sobre él entre la sociedad.

Cuando se repone del incidente y vuelve a casa de su patrona donde es institutriz, Henrietta se da cuenta de que su señora no es trigo limpio, enseguida la acusa de robarle sus joyas y la encierra en una habitación por lo que decide huir e intentar demostrar su inocencia. Quiere el destino que se encuentre con Rafe, quien sin sabe como acaba ayudándola a intentar encontrar el verdadero ladrón. En esos días que comparten alojamiento, tiempo y espacio se irán conociendo y dándose cuenta de que los prejuicios que tenían el uno del otro son infundados y que la realidad es muy distinta. La atracción que le une también les separa.

Es una historia corta pero a mi me ha gustado mucho. Aunque leyendo el libro te das cuenta de que se parece a tantas otras historias que ya has disfrutado, el ritmo que le imprime la autora hace que te metas de lleno en ella, que mires con otros ojos a Rafe y pienses en que a veces las diferencias sociales no lo son tanto como creíamos. En este libro la sencillez me ha conquistado, lo he leído en un suspiro y aunque no tiene nada de original me ha dejado un buen sabor de boca y una sonrisa en la cara cuando ha acabado y eso es lo que busco en un libro.