Mary F. Pols - El mejor error en mi vida

Crítica realizada por Merche

Mary está en una edad crítica, los cuarenta están a la vuelta de la esquina. Y ella aún no ha sido madre. Muchas de sus amigas están sometiéndose a tratamientos de fertilidad con éxito diverso. Es consciente de que cada vez le quedan menos años fértiles y le gusta la idea de tener un hijo, pero sabe que sin pareja tendría que hacer frente a los desafíos físicos, emocionales y financieros que conllevan el embarazo y la maternidad ella sola.

Con el estado de ánimo alicaído Mary conoce a un chico diez años más joven que ella en un bar. Basta una sola noche de pasión para que varias semanas después Mary descubra que está embarazada.

Empieza todo un periplo para esta mujer que no está enamorada del padre de su hijo y no tiene una situación económica especialmente boyante. Lo primero que tiene que hacer es decidir si quiere seguir adelante o no con el embarazo; una vez decidido esto Mary se plantea si debe decírselo al padre de la criatura que está en paro o si debe seguir adelante ella sola.

No puedo decir que este libro me haya aportado nada especial. Ni es romántico, ni es chick-lit, sino una consecución de hechos que podemos ver en la vida cotidiana, narrados en primera persona.

El argumento ya se cuenta en la sinopsis casi en su totalidad y hay poco más. Pero sí hay que decir que toca un tema importante para muchas mujeres, que es el de la maternidad a una edad en la que ya se empieza a plantear eso de que a una se le pasa el arroz. Hay muchas mujeres en este caso y si, además, como la protagonista, no tiene una posición acomodada, el problema es doble.

Por lo que sé, la novela es parte de la vida de la autora. No sé hasta qué punto ha contado las cosas tal y como fueron, pero se agradece ese toque sincero que emplea en su narrativa.

La protagonista aplica una atención especial a sus padres, ya mayores. Vive y explica circunstancias nada fáciles para una mujer, nos va contando su modo de pensar y actuar al saber de su embarazo.

En la novela hay amistad, mostrando el cariño hacia familiares y amigos. Y por supuesto, lo que la une y desune al padre de su hijo, que tampoco pasa por momentos fáciles porque está en paro.

Prima el amor hacia el hijo, como no podía ser de otro modo. Cuando tenemos a un pequeño en nuestros brazos, se nos ovidan todas las dificultades porque llena nuestro mundo, y así lo refleja la autora en la novela. Posiblemente esta parte es la que más me ha gustado porque destila cariño.

Es dura desde el punto y hora que la protagonista debe asumir la desaparición de sus padres. Entonces se consuela con su hijo, todo su mundo.

A pesar de todo lo contado, tiene algunos momentos de humor. Menos mal, porque el cúmulo de problemas es demasiado para cualquiera.

No será una de esas novelas que guardaré para siempre porque, aunque está bien escrita, prefiero historias no tan reales que me hagan evadirme. Penas, hay demasiados ya en el mundo. Eso sí, me ha parecido un canto a la maternidad.