Meagan McKinney - Fugitiva

Valoración:

Critica realizada por Tita Yolanda

Christabel Van Alen, Christal, está vestida de luto. Viaja en un coche de postas hacia el oeste. Un velo negro y tupido oculta su cara de los demás viajeros. El oeste; tal vez allí logre huir y esconderse de su tío Baldwin Didier. Hace cuatro años que huyó del asilo psiquiátrico en el que estaba encerrada en New York. Hace cuatro años que su vida es una vida de fugitiva. Por todo el oeste encontró carteles en los que aparecía un dibujo suyo, la cicatriz que llevaba en la mano, su nombre y una recompensa por su captura.

Solo viajando al oeste podría huir de la justicia y de su tío.

El coche de postas se para repentinamente para sorpresa de todos. Macaulay Cain era uno más de los hombres de la banda de Kineson, pero era el más respetado por todos. Sus pistolas así lo mandaban. Su mirada fría como el hielo así les retaba. Al ver a la joven dentro del coche se sorprende. No debería haber ninguna mujer en el golpe. Pero la había. Tras sacar a los demás viajeros, todos hombres, se sienta frente a ella, con su fusil en los brazos.

Christal le mira a través de su tupido velo de luto, es cuando vé cómo ese extraño mueve el arma, la va levantando hasta apartar todo su velo con infinito cuidado. Se miran a los ojos. Ella retadora y sin temor, él estudiándola.

Tras una semana en la que los forajidos comentan que todo aquel golpe era para lograr una fuerte recompensa por los secuestrados, le hacen trabajar e incluso intentan violarla pero, extrañamente, Cain la salva simulando que se acuesta con ella. Haciendo que fuera imposible cualquier intento de huída para la joven. Haciendo que la joven se desviviera en desesperación por huir, cuanto más tiempo estuviera allí más tiempo tendría Didier en encontrarla. No podía ser, tenía que huir, no podía confiar en nadie, ni tan siquiera en ese antiguo soldado sureño, ahora ladrón, asesino a sueldo; a saber cuantas cosas más. Pero por lo menos ambos estaban a un lado de la ley, en el mismo bando de la ley.

El bandido no supo por qué lo hizo, pero los labios de la joven le atraían, era como el canto de una sirena que te llevaba a la perdición. La besó con cuidado, con ansia, con frustrado deseo…

Pero todo cambió el día del rescate. El hombre que parecía ser un forajido, era un US Marshall. Christal ya no podía seguir aquella trama debía huir, pese a que el corazón se le rompería al abandonar a aquel hombre. Pero era un Marshall, y ella una mujer en busca y captura.

He tardado casi siete años en conseguir el libro, la continuación de Encajes y pecados de esta misma autora. No podía conseguirlo ni en Internet. Hasta hace poco. Y bendigo el momento una y otra vez.

Una lectura apasionante que nos muestra una joven Christal que sabe que no puede huir eternamente pero se agarra con fuerza a la idea de poder conseguir dinero suficiente para pagar un detective y un abogado que la defienda de las acusaciones de su tío. Sola. Lleva cuatro años sola, huyendo continuamente. Sin poder establecerse en una localidad fija por miedo a que los carteles que solicitan su búsqueda y captura lleguen y rompan la tranquilidad en la que ha estado viviendo últimamente.

Pero cuando aquel desaliñado Macaulay Cain hace acto de presencia, ya nada volvería a ser igual. Primero como bandido, un bandido que, curiosamente, se empecina en protegerla sin ninguna razón aparente, sin lógica alguna. Pero ella se lo agradece y confía en él. No le cuenta su pasado pero le confía su vida.

Y vuelve a haber un giro cuando aquel hombre por el que se sentía atraída resulta ser todo lo que más teme en la vida… un Marshall. Seguro que la llevaría a prisión, por eso huye.

Cain es un hombre que ha pasado muchas cosas, perdió a sus hermanos y padres en la Guerra de Secesión luchando por los sureños, ha vivido la guerra, ha vivido la muerte, ha vivido lo peor, y cuando vé a Christal, vé a una mujer con problemas, una mujer que huye y siente curiosidad por ella.

La curiosidad hace que la desee.
El deseo hace que se obsesione.
La obsesión hace que se enamore.

La serie de acontecimientos que se suceden a continuación hace que comprendas la gravedad de la situación de Christal, cómo va recordando el día del incendio, el día de la muerte de sus padres, va recordando a su hermana Alana.

Las palabras se desgranan en el libro con majestuosidad, haciéndote sentir tan desgraciada como ella o tan hilarante como en esos momentos que disfruta del calor que emana el cuerpo de Cain.
Las apariciones estelares de Trevor Sheridan y Alana hacen que la historia sea más dulce si cabe.

Hay libros que te dejan una escena grabada en la retina, una escena que al solo nombrar el título te venga una dulce sensación:

- En Encajes y pecados, para mí, es la imagen de Trevor y Alana compartiendo el mismo vaso de licor antes de hacer el amor por primera vez.

- En Fugitiva, la escena es en la que Cain, tras encontrar a la fugitiva Christal la acorrala en una habitación a oscuras y, tras oír el chasquido de la cerilla, la poca luz que derrama muestra parte de la cara de Cain mientras se oye la acelerada respiración de una aterrada Christal. Todo masculinidad en solo ese gesto. El simple gesto de encender una cerilla para poder fumar un cigarrillo.

Es magia. Hay pocos libros que puedan decirse cuyas segundas partes se pueden comparar a la primera. En este caso y, bajo mi punto de vista, Fugitiva se puede comparar a Encajes y pecados.
Delicioso. Realmente no se puede dejar de lado, no puedes soltarlo, es imposible.

Muy bueno


Crítica realizada por Mariam

La vida de Christabel Van Alen no ha sido un camino de rosas desde la noche que fue testigo del asesinato de sus padres a manos de su tío Baldwin Didier. Tras ser acusada del crimen y pasar años encerrada en una institución mental, logró escapar de su cautiverio y, desde entonces, su vida ha sido una lucha constante por sobrevivir y huir. Su única esperanza es permanecer escondida el tiempo necesario para ahorrar el suficiente dinero para contratar los servicios de un detective que le permita defenderse del crimen del que se le acusa.

Sin embargo, de algún modo, Baldwin Didier logra dar con ella una y otra vez. Su última oportunidad es huir hacia el oeste, hacia una pequeña población donde no hay sheriff ni ninguna otra autoridad que pueda reconocerla, debido a los pasquines de busca y captura que circulan por el país, mostrando la cicatriz de una rosa en la palma de su mano.

Bajo un disfraz de viuda, sube a la diligencia que la conducirá a la que es su última esperanza; sin embargo, ésta se hace añicos cuando son asaltados por una banda de forajidos, la banda de Kineson.

Macaulay Cain es parte de la banda que asalta la diligencia que se dirige a St. Louis. La sorpresa es mayúscula cuando descubren entre sus viajeros a una mujer, una joven viuda, cubierta de pies a cabeza. Incluso oculta su rostro tras un velo negro.
Movido por un impulso inexplicable, cede a la tentación de desnudar su rostro para descubrir ante él a una joven hermosa más allá de lo descriptible.

Tras ser ahorcado por error, logrando salvar su vida milagrosamente, se unió a la banda de Kineson. Pese a que no es el líder de ésta, es temido y respetado entre los forajidos, incluso más que el propio Kineson.
Así, a pesar de que lo desean, no cuestionan demasiado la autoridad que ejerce al proclamar a la prisionera como propia y salvándola de la violación a manos del resto de miembros de la banda.
No obstante, es su deber mostrarse cruel y violento con ella para no levantar sospechas a ojos de los demás.

Esto sorprende enormemente a Christal, ya que, pese a que todos lo creen, el forajido de duros y fríos ojos grises, la protege y respeta en todo momento. Poco a poco, sin percatarse de cómo ni por qué se forja un vínculo entre ambos. Christal reconoce en él a alguien parecido a ella: un fugitivo que huye de la justicia, por ello cuando ve su vida peligrar lo insta a huir y luchar por su libertad.

Pero cuando más estrechos y fuertes son los vínculos entre ambos, Christal descubre horrorizada que el hombre del que empieza a enamorarse no es otra cosa que lo que más teme, con lo que termina huyendo de él a pesar de que éste le ofrece una vida cómoda y respetable en Washington, junto a él.

Decepcionado y herido por el abandono de Christal, Cain se obsesiona con dar con ella y cuando descubre que se oculta en una pequeña población del Oeste, Noble, un lugar remoto y perdido en el que ni siquiera hay sheriff, mueve los hilos necesarios para ser él quien ocupe ese cargo.
Gracias a sus tejemanejes vuelve a encontrarse con la bella Christal, quien ahora trabaja en un Saloon, algo que lo desconcierta y enfurece a partes iguales, lo que le impulsa a descubrir su identidad y el misterio que envuelve la cicatriz con forma de rosa que marca la mano de Christal. Sabe que ésa es la pieza clave para desentramar su pasado y quién es en realidad.

Tras una muy larga espera, por fin tenemos la oportunidad de leer en español la ansiada historia de Christabel Van Alen, la hermana menor de Alana, protagonista de Encajes y pecados.
Tengo que decir que no me ha decepcionado para nada, aunque es una novela con una ambientación abismalmente opuesta a la de Encajes y pecados, me ha parecido tan envolvente como la anterior.
Fugitiva está ambientada en el Oeste, género que me apasiona. Eso, sumado a la pluma de Meagan Mckinney han logrado cautivarme de principio a fin.

Así como el trasfondo donde nace la historia de amor de Cain y Christal es diferente, también lo son los mismos protagonistas, en comparación con Trevor y Alana.

Mientras en la novela predecesora se movían en un ambiente social, rodeados de dinero y lejos, aunque sin olvidar las murmuraciones y estigmas sociales que los señalaban, en Fugitiva, estamos ante un hombre de origen humilde que luchó en la guerra de Secesión por el bando sureño. La guerra le arrebató a su familia y sus raíces y, derrotado, se adaptó al nuevo país, aunque valores como la justicia y el honor no lo abandonan jamás. En el proceso, se volvió un hombre hermético e inaccesible, un hombre que esconde sus emociones mostrando una máscara fría y rígida.
Por su lado, Christal se crió entre sedas y encajes durante los doce primeros años de su vida, pero la muerte de sus padres, la separación de su hermana y años de encierro, la han convertido en una joven que ha debido adaptarse a las penurias y a vivir en las situaciones más adversas, y a desconfiar de todo y todos.

Tanto Christal como Cain son luchadores y han sido fugitivos, pero así como eso les une, existen otros factores que los separan. Ahí radica el miedo de ella a confiar en él y hablarse de su pasado, con lo que a pesar de entregarle su cuerpo y su corazón siempre se guarda una parte que Cain lucha por descubrir.

Al margen de la lucha contra sí mismas y sus valores morales, la sombra del malvado Baldwin Didier sigue persiguiendo a Christal. Quizá es la parte que me ha parecido un poco más precipitada, puesto que la relación entre Cain y Christal me ha parecido preciosa. Hay escenas que se han quedado grabadas en mi memoria por las emociones que producen, momentos que reflejan el miedo y la pasión que sienten los personajes.
En cambio, el modo en que se soluciona sus problemas con la justicia, la he encontrado un poco rápida y apresurada.
También he notado a faltar una mayor presencia de Trevor y Alana. Sus apariciones, sobre todo las de Alana, han sido muy breves o a mí me han sabido a poco.

Pero, con todo, Fugitiva es una novela que he disfrutado página a página, que me ha transportado al polvoriento oeste, los bandas de forajidos y las escenas de Salones; un libro que ambienta por todo detalle el Oeste americano y el tipo de vida propio.
Y, sobre todo, me ha parecido una bonita historia de amor que me ha dejado con una sonrisa en labios y que, nuevamente, narra una novela donde sus protagonistas deben enfrentarse a la diferencia de clases sociales y asumir su propio destino.

Valoración: Muy Buena


Crítica realizada por Mencía

Cada vez que entramos en las páginas de una novela buscamos en ella la emoción de una historia de amor que supere la distancia, el tiempo, el destino…. Abrimos nuestro corazón fundiéndonos en el entorno que la autora nos presente, viviendo al paso de las hojas los sentimientos de sus personajes. No deseamos nada más y sin embargo son tantas las veces que nos perdemos en los detalles, que al final apenas nos permitimos soñar.  Fugitiva narra la historia de Christabel Van Alen la hermana huida, que Alana, protagonista de Encajes y pecados, siempre lleva en su corazón. Todas las que disfrutamos de aquella novela esperábamos el día que llegara a nuestras manos este libro. Pero Christal no es Alana, ni Cain, Trevor. La genialidad de esta autora radica en su diversidad. Y el reto que debemos de aceptar es liberar nuestra mente de preconcebidas expectativas. Christal y Cain no se merecen menos. No nacieron para convertirse en el reflejo de un espejo, sino para brillar con luz propia.
   Emprende su aventura con la mirada limpia de recuerdos y  te sumergirás de nuevo en un amor profundo, que persiste y resiste, que no conoce razones si no sentimientos: Justicia, pasión, miedos, perdón, dudas y entrega. Un amor abierto a la esperanza que les niega la razón. Un amor que les roba la vida, pero sin él, la tienen perdida.


Perdedores. Quizá a los ojos del mundo tanto Christal como Cain lo sean. Él perdió una guerra, una familia, unas raíces, un ideal. Bien hubiera podido convertirse en un renegado si no hubiera abrazado otra bandera: La ley, y a ella se aferra. Por ella expone su vida, gracias a ella se elevó de sus cenizas, ella es el ama que sujeta sus riendas.
    La mirada de sus ojos es tan extraña como fría. Su forma de actuar es de un pragmatismo aterrador, sordo a suplicas, mudo a razones y solo en el último instante redentor. Un atrayente desconocido de un atractivo arrollador, que a pesar de presentarse como verdugo, seduce en sus silencios y encadena con su mirada.
  Busca la fuente del poder que le ata a una mujer que presiente pueda ser su Betsabé.    Incapaz de resistir la fuerza que le conduce una y otra vez hasta ella, acepta su derrota y reconoce su amor. Un amor que como él mismo declara: “No es tierno y dulce, sino oscuro y lleno de rabia.” Enfrentado a un dilema, que hace peligrar los precarios cimientos que le permitieron sobrevivir a la locura tras la guerra, decide entregarse hasta sus últimas consecuencias, y en su generosa entrega llega a renunciar incluso a ella.

Como Cain, Christal lo ha perdido todo, hasta su identidad. Nacida en la riqueza dentro de una familia que la protege y ama, es apartada del mundo tras culparla del asesinato de sus padres. Pasa años en la nebulosa de la amnesia y cuando por fin la luz se abre camino en su mente, descubre que  la única manera de sobrevivir es la huida. Del mundo de la opulencia y la protección, al de la pobreza y el acoso. Las lamentaciones no le proveerán de sustento, ni la debilidad la mantendrán con vida, por lo que aprende subsistir afinando los sentidos. Inteligente, reflexiva, hermética, perfecta estratega cuando apenas se atreve a soñar con permanecer junto al hombre del que se ha enamorado se ve obligada a abandonarlo. No hay cabida para explicaciones, ni posibilidad de futuro y una vez mas se lanza al mundo, y una vez mas reconstruye una vida, y una vez mas sueña y espera….

¿Perdedores? ¡No! Da igual lo que la vida les depare. Ellos nunca se rinden porque por sus venas corre la esperanza. Sienten la vida como un regalo y luchan por ella. Su amor desesperado está lleno de dulzura pero con la fuerza de la hermosa tierra donde nació. Un torrente que limpia, un  horizonte que nunca termina, un sol que les abrasa, consume y domina. Fugitiva es una historia de amor por encima del tiempo, la distancia, el destino… lo que siempre espero encontrar cuando abro un libro.
 
Christal y Cain bien podrían hacer suya la frase: “Si lloras por no haber visto el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas” siempre los recordare perdidos entre ellas, de la mano y mirándose a los ojos. Con su historia se llevaron un trocito de mi corazón.


Crítica realizada por Paciencia68

En un primer momento no pensaba leer este libro, fundamentalmente porque gastarme unos 15 euros y encontrar un bodrio semejante a "Hasta que el alba dome la noche" no estaba entre mis preferencias; sin embargo, al recibirlo en préstamo, me decidí a leerlo y tengo que decir que me sorprendió, porque me ha parecido un libro bastante bueno comparado con el anterior.

Los personajes tienen una química especial casi desde el primer instante, y a pesar de que la protagonista pasa del miedo al enamoramiento bastante rápido, casi podría tener un síndrome de estocolmo, reconozco que consiguieron convencerme como pareja.

Cristabel tiene fuerza como protagonista, a pesar de que la escritora la ha hecho sufrir demasiado en sus pocos años de vida, no olvidemos que ya la conocíamos por referencias en "Encajes y pecados", es capaz de retratarnos un personaje femenino dispuesto a luchar por defender su inocencia, y a pesar de su juventud no duda en arriesgarse para salir adelante.

A Cain la escritora lo representa como un hombre amargado por las vivencias de la guerra y la pérdida de sus padres y hermanos y con un sentido de la justicia inamovible, ni siquiera el amor es capaz de doblegar totalmente sus creencias. Esta parte es la que he visto menos trabajada porque pasa de negarse a no cumplir a ley a decidir que podría hacer todo lo contrario en un abrir y cerrar de ojos.

Lo peor del libro es la rapidez para cerrar la historia, un desenlace que está poco trabajado y diría que se hizo deprisa y corriendo, como si el tiempo apremiase. Después de darle vueltas y vueltas a este argumento, introduciendo la historia en otro libro, podía haberse esmerado más para la parte final de "Fugitiva". Es justamente esta parte la que me ha parecido poco trabajada, cuando el resto del libro se caracterizaba por cierta agilidad, que conseguía que avanzase páginas sin detenerme.

No es un libro inolvidable, pero si tengo en cuenta "Hasta que el alba...." ,. éste casi me parece bueno.

 Le daría un 3,5/5. Regularcillo tirando a bueno


Crítica realizada por Dougless

Christabel Van Alen, Christal,lleva cuatro años huyendo de su tío, trabajando en lo que puede y llevando una vida sencilla con la esperanza de ganar dinero para poder un dia volver a Nueva York y demostrar su inocencia. Viaja por el oeste cuando la diligencia en la que viaja es atracada y ella y los demás pasajeros acaban secuestrados. En los días que la retienen se siente atraída por Macaulay Cain, un forajido de mirada dura que la defiende y "la hace suya" para que los demás la dejen en paz.

Despues del rescate, se entera de que Cain no es lo que parece, en realidad es un Marshall y por eso sale corriendo otra vez. Cuando pensaba que Cain tenía que huir de la justicia se sentía afín a él, ahora que sabía que tenía que hacer cumplir la ley se siente en peligro.

Macauly Cain es un sureño que debido a la guerra ha perdido a su familia y sus sueños por eso se agarra a la ley, que para él lo es todo. La atracción hacia Christal es inmediata pero sabe que huye de algo y eso le refrena. No pudiendo quitársela de la cabeza la sigue y la encuentra en Noble, un pueblo perdido donde se presenta como sheriff en el salón donde ella trabaja.

Me ha parecido una historia preciosa, después de leer "Encajes y pecados" y quedar intrigada me puse enseguida con la historia de Christal y me he llevado una sorpresa. La primera es la ambientación, en el lejano Oeste, me gustan mucho estas novelas pero viendo donde se había criado Christal pensaba que iba a tener otra ambientación.

Los personajes son tan opuestos y a la vez me parecen tan afines. Christal ha dejado atrás los lujos por la supervivencia, ahora trabaja para ganarse el sustento , es pragamatica, hermetica e inteligente, siempre ocultando su mano y mirando por encima del hombro por si su tio la encuentra. Cain es duro y frío, la guerra le ha dejado una gran carga emocional y se aferra a la ley, cuando se da cuenta de que Chrital puede haber hecho algo malo lo pasa mal ,porque la quiere pero va en contra de su honor y principios no hacer cumplir la ley y eso hace un tira y afloja entre ellos muy bonito. Un amor dulce y duro, con rabia y pasión y la espada de Damocles colgando sobre ellos hasta que todo se resuelva.

Me hubiera gustado que el final no hubiera sido tan precipitado, que le hubiera dado algo de juego pero bueno, como acaba bien no me quejo.

Tambien me ha sabido a poco la aparición de Trevor y Alana, es apena significativa.

La escena final me ha parecido muy simbólica, acorde con el estilo de vida que quieren vivir, emotiva y preciosa.

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