Crítica realizada por Irdala
UN AFFAIRE INOLVIDABLE... Tras descubrir a su prometido en brazos de una cortesana, Lady Athena McAlister cae en la cuenta de algo espantoso: la mayoría de los hombres prefiere la compañía de sus amantes antes que la de sus esposas. ¿Cómo podría ella, y otras futuras novias, ser a la vez esposa y amante de un hombre? En busca de ese conocimiento, le pide a su abuelo que le permita crear una escuela para
muchachas casaderas. Allí, ella y sus amigas invitan discretamente a los sinvergüenzas más famosos de Londres para que les enseñen el arte de seducir a un hombre.
UN DESEO QUE SIEMPRE RECORDARÁN… La hermana de Marshall Hawkesworth ha aprendido demasiado sobre sexo y sospecha que su nueva escuela tiene la culpa. Marshall se hace pasar por profesor en varias asignaturas, incluyendo la de besos sensuales, y pronto descubre que Lady Athena es una alumna de lo más aplicada. Pero antes de conseguir que cierren su escuela para siempre, está dispuesto a darle unas clases privadas que no olvidará en mucho tiempo…
Con esta arrebatadora sinopsis me embarqué entusiasmada en la lectura de esta novela.
Lo cierto es que me costó bastante entrar en ella, porque no sé si es que la historia no terminaba de engancharme, si era la autora la que no lograba atraparme con lo que me contaba o qué era lo que fallaba para que, algo que en un principio debía gustarme mucho, al final no lo consiguiera.
En esa diatriba estaba yo cuando, de repente, me encontré metida a tope en el libro.
Os cuento:
En la práctica cuenta, como todas las novelas de este tipo, la historia de una chica a la que ya se "le ha pasado el arroz", que para más inri está enamorada de un hombre guapísimo y que ve imposible su futuro con él. Ella además, digamos que es un poco "difícil de caracter", sus curvas son generosas (gordita para lo que se llevaba por Almack's en aquellos tiempos), y por si todo eso fuera poco, es bastante rebelde en cuanto a normas sociales se refiere.
Cierta duquesa amiga de su abuelo decide amadrinarla y, por arte de birlibirloque, consigue una proposición de matrimonio de su adorado enamorado. Sin embargo, ese mismo día, lo descubre practicando sexo con una mujer de mala reputación. A partir de ese momento se rompen sus sueños y con ellos rechaza la proposición de matrimonio y cuanto conlleva su futuro y posición al lado de ese caballero.
Compra un antro que en su día fue una casa de citas y decide convertirlo en una escuela donde de verdad se enseñe a las jóvenes casaderas lo que esperan los hombres de ellas, de manera tal, que nunca necesiten "los servicios" de ninguna otra mujer nada más que los de su esposa.
En esa escuela, además de cuanto debe aprender una mujer honrada, esto es, "sus labores", se les enseña el arte de la seducción con maestros que se prestan a dar lecciones teóricas con argumentos explícitos. Hasta que cierto día aparece nuestro protagonista y, producto de un error, le toca posar desnudo para una clase de pintura.
La novela está sembrada de equívocos, cosas que no son lo que en su día parecía, personajes que parece que hacen una cosa por un motivo y en realidad es por otro, o que no son quien dicen ser.
En la teoría el libro tiene todos los ingredientes para estar muy bien... pero a mí no me ha llenado. Es posible que me haya hartado de tantas cosas en una misma novela, aunque también es cierto que en otros muchos casos, eso, precisamente, me gusta mucho. A lo mejor ha sido la protagonista, a la que he terminado aborreciendo por terca, borde, sobrada y en ocasiones estúpida. No me cuadraba su comportamiento para aquellos tiempos pues, por mucho que la autora se empeñara en recordarme su sangre escocesa, no me parece que eso sea motivo de descargo para tanto coraje y tanto orgullo.
He sido incapaz de entender cómo el protagonista se enamora de ella, pues si bien él está cada vez más enamorado (porque lo dice la novela, no porque se vea química por ningún sitio), ella le pega cientos de patadas verbales y además no para de pensar en su antiguo enamorado...
Todas las situiciones me han parecido puestas a propósito para que pasara lo que tenía que pasar, metidas con calzador, hechas a rodillo porque eso es lo que se espera de una novela romántica.
En honor a la verdad tengo que decir que hay golpes buenos y diálogos sarcásticos muy logrados.
Los malentendidos que ofrece toda la novela han ido cuadrando, desde mi punto de vista, porque tocaba que cuadraran: la novela había que irla terminando y había que encajar las piezas.
Además de no terminar de cuajarme la historia, creo yo que más por culpa de la pluma de la autora que por el argumento en sí, he encontrado en el libro varias erratas (podo por codo y cosas así).
También me ha molestado la escasa o nula separación entre situaciones diferentes que ocurren al mismo tiempo en un mismo capítulo y que al estar tan juntas parecía que eran continuación o tenían relación con el hecho anterior
El argumento prometía, pero, desde mi humilde opinión, se ha quedado sólo en eso... promesas.
Lo he leído hasta el final, y yo suelo cerrar los libros que me aburren. Con ello quiero decir que puede leerse e incluso a alguna hasta puede que le guste un montón, pero yo soy cada vez más exigente y no me vale cualquier novela con el apellido de "romántica". Para mí es imprescindible que las novelas estén trabajadas y, últimamente, cada vez son más las autoras mediocres, las historias cogidas con hilos y la oferta desmesurada de "maravillas" creadas en base a "lo que se supone que quieren las lectoras".
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