Michelle Willingham - La tentación del vikingo

Crítica realizada por LILIAN

Libro 2 de la Serie "Forbidden Wikings"

"El guerrero vikingo Ragnar Olafsson había sido testigo de cómo su mejor amigo había reclamado a la mujer que más deseaba. Solo había un modo de ahogar la profunda oscuridad que habitaba en su interior: convertirse en un despiadado guerrero.

Elena había sido hecha prisionera y Ragnar lo había arriesgado todo por salvarla. Aislados, sin nada más que su respectiva compañía, cada deseo, cada mirada, cada caricia se volvería de repente prohibida. Elena podría haber tentado a un santo, y el pecador Ragnar sabía que no iba a poder aguantar mucho tiempo..."

Styr, Elena y Ragnar se conocen desde siempre. Crecieron como amigos en el mismo poblado pero pertenecen a diferentes estratos sociales. Mientras que Styr y Elena, estaban llamados a unirse por eso de compartir pedigree, el pobre Ragnar tiene que contemplar los toros desde la barrera. Elena, le está vetada.

Ragnar se ha convertido en un guerrero para sobrevivir. Molido a palizas durante su infancia, propinadas por un padre borracho, ha sabido conservar la cordura y el gusto por la belleza.

Elena lleva casada varios años y cree estar ciegamente enamorada de su marido. Anhela desesperadamente tener un hijo pero el hijo no llega. No puede sospechar cuando embarca -junto a Styr y Ragnar- rumbo a Irlanda que su mundo estable y maravilloso, va a estallarle en la cara...

La tentación del vikingo es el primer libro que leo de esta autora, totalmente desconocida para mí. Pertenece a una serie pero puede leerse por separado.

La novela no es perfecta y tiene sus luces y un par de sombras. La sombra número uno sería que, encuentro muy exagerada la forma en la que Michelle Willingham resalta las mil cualidades de Elena y la hace un personaje casi místico. La buena de Elena es dulce, dispuesta a agradar, guapísima (rayando en lo etéreo), solidaria, limpia como ella sola, apañada (lo mismo construye un refugio que caza un ave), valiente... Imagino que tanto virtuosismo provoca que, aunque su marido no la mire dos veces, el brutote de Ragnar esté más que embelesado por la esposa de su mejor amigo.

Y la sombra número dos sería que aunque el matrimonio entre Elena y Styr fue acordado por sus respectivas familias, la relación marital parecía buena. Por eso, me ha chocado un poco que Elena acompañe a Styr durante la travesía (Noruega-Irlanda) a bordo de un barco -con los peligros que esto conlleva-, como si se amaran tanto que no pudieran separarse, y luego va Styr, desembarca en tierra pagana y en un par de días acaba enamorado, hasta las trancas, de la primera mujer con la que se cruza. Quizá el ansia por ser madre de Elena acabó apagando el fuego, no sé...

En cuanto a ejemplos de luces, sin explayarme demasiado diría que he disfrutado y mucho, imaginando esas miradas ardientes que dirige Ragnar a Elena (cuando cree que nadie le ve), pensando tanto en todas la veces que el gran vikingo expone su pellejo por ella o simplemente admirando la forma en la que Ragnar se contiene, cuando Elena empieza a confundir la gratitud con el amor... También es verdad que cuando los cimientos están asentados, parece que las preocupaciones por Matheus se llevan todo su tiempo libre y la fuerza que tenían como pareja decae un poco.

A pesar de que la crítica me ha salido con un punto de botella medio vacía, la lectura de este harlequin me ha resultado amena y lo valoro como bueno (3/5).