Nora Roberts - Desde entonces

Valoración:

Crítica realizada por Irdala

Historia corta incluida en la Antología Once Upon A Star.


Érase que se era, una joven norteamericana dulce y cariñosa con montones de sueños e ilusiones. A lo largo de toda su vida siempre había hecho cuanto su familia había esperado de ella. Comenzaba montones de cursillos y jamás era capaz de encontrarse cómoda en ninguna de las cosas para las que se preparaba. En su casa la tachaban de inconstante e inmadura. Tanto sus padres como sus hermanos tenían profesiones importantes y bien remuneradas. Eran inteligentes, ordenados, puntales y brillantes en todo cuanto hacían. Allena, que así se llamaba la joven, era el fracaso, el disgusto y la oveja negra de la familia.

Al otro lado del océano, en una pequeña isla de la verde y mágica Irlanda, en una casita sencilla y con el mínimo de comodidades necesarias, un hombre solitario y silencioso pasa los días resistiéndose a lo que el destino y su sangre élfica tienen reservado para él.

Se acerca el solsticio de verano y todo el engranaje para que se cumplan los sueños y las leyendas se pone en funcionamiento…

Allena, como un favor muy personal y por tratarse de la familia, consigue un puesto de trabajo en la fabulosa empresa de turismo que su hermana dirige con mano férrea. Es su última oportunidad de probar que sirve para algo, que no es un caso perdido. Si no consigue sacar adelante ese trabajo, la abandonarán a su suerte. 

Mientras que hace tiempo para que salga el ferry donde deberá acompañar en una visita guiada a un grupo de turista, aprovecha para entrar en una pequeña tienda donde venden antigüedades y recuerdos. Allí se enamora de un colgante de plata con forma de óvalo alargado en cuyo centro tiene grabada una estrella ardiente. No podía permitirse el costo que, seguramente, la mujer que se lo vendía, pediría por él. ¡Ah, pero era tan bonito…! Milagrosamente la vendedora le pide un precio simbólico y le cuenta que ese colgante es único, que es para ella y que la plata del colgante fue forjada en el caldero del Dagda, sobre el fuego del solsticio de verano y labrada por el dedo de Merlin. ¿Quién podría resistirse a llevárselo?

Con el colgante al cuello sale de la tienda y… ¡oh, no, el ferry se ha ido! Desesperada, se acerca a la playa y consigue que un muchacho, casi un niño, por un ridículo precio, con su barca, se ofrezca a llevarla al “lugar al que tiene que ir”.

Yendo en la barca comienza a desatarse una feroz tormenta, pero llegan a la costa sin mayores problemas. El jovenzuelo le indica que siga el empinado sendero ya que es allí donde la esperan. Eufórica y satisfecha, sigue las indicaciones que el chico le ha dado. La lluvia arrecia, el viento se hace casi insoportable, el cielo se oscurece, los truenos y relámpagos se suceden de forma intermitente. Sigue andando apresuradamente y de pronto ve un círculo de piedras. No sabe qué le impulsa a llegar hasta el centro pero, apretando con fuerza su recién estrenado colgante, se dirige hacia allí. Un fuego azulado surge del centro y crece, crece, crece… Y Allena se desmaya.

En su casa, Conal ve y siente rugir la tormenta. Está nervioso. No se concentra. La agitación que los elementos está provocando en el pequeño islote, está haciendo estragos también dentro de él. Su perro, Hugh, le insta a salir. Enfadado, coge su impermeable y sale al exterior. Hugh echa a correr y Conal tras él… Y entonces ve a Allena.

No, él va a decidir su vida. No, no va a permitir que una sarta de leyendas estúpidas gobiernen su futuro. No, no y mil veces no. Pero no puede dejar a la joven allí y se la lleva a su casa.

Y érase que se era que… 

Y érase que se era que una vez compré un montón de libros y me regalaron una diminuta novela de Nora Roberts que guardé, y que hace un par de días encontré donde no debía estar. Y me puse a echarle un vistazo y me la leí en un abrir y cerrar de ojos. En realidad es un relato que allá por el año 1999 se publicó en una antología junto a otras tres autoras. Y me pareció un cuento precioso, lleno de magia y encanto. Una historia corta, a años luz de la Trilogía irlandesa, pero con ese sabor inconfundible con el que esta autora dota a ese tipo de novelas. Un relato dulce y sencillo, con aroma a cuento de hadas.

Y siendo como es Nora Roberts una de mis autoras favoritas y gustándome como me gustan prácticamente todas y cada una de las cosas que escribe, lo disfruté. Y teniendo como tiene poco más de 100 hojas, habiendo encontrado el libro por casualidad y no esperando casi nada de tan pocas páginas, me dejó feliz y contenta… por siempre jamás.

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