Crítica realizada por Ealasaid
En esta segunda novela de la Trilogía Irlandesa, Roberts nos trae de vuelta a los Gallagher. En esta ocasión, nos presenta a Shawn Gallagher, el atractivo y soñador hermano mediano, y a la audaz Brenna O´Toole. La pareja que representa el segundo paso para romper la maldición que separa a Carrick, el príncipe de las hadas y su amada Lady Gwen.
Shawn Gallagher es feliz con su trabajo en la cocina del pub familiar, y con componer y tocar su música. En los últimos meses, su vida ha cambiado un poco debido al matrimonio de su hermano mayor con una joven norteamericana, pero él se esfuerza porque los cambios sean mínimos, ya que le gusta su vida tal y como es: sencilla.
Para Brenna O´Toole, amiga de los Gallagher, Shawn está desperdiciando su talento al no hacer nada por dar a conocer su música, por lo que decide darle un empujoncito en ese sentido, encargándose ella misma. También la desespera que él no se de cuenta de que además de ser su amiga, es una mujer que le desea, y con su franqueza habitual, decide hacérselo saber, asustando y dejando casi catatónico a Shawn.
Lo que ninguno de ellos sabe, ya que les asustaría a muerte a los dos, es que ellos son los elegidos como la segunda pareja para acabar con la maldición.
Si ya en Joyas del Sol pudimos conocer y apreciar a Brenna y Shawn, en Lágrimas de la Luna es imposible resistirse a ellos.
Brenna es una joven trabajadora, buena amiga de sus amigas, divertida, tenaz, directa y franca, a veces demasiado, llegando a caer incluso en la rudeza, pero con un corazón de oro; por lo que no es de extrañar que cansada de esperar a que Shawn se fije en ella como mujer, decida tomar cartas en el asunto y le haga saber que le apetece acostarse con él. Pero también tiene un toque de cierta inocencia, y por eso ni ella misma se da cuenta de que en realidad, desea algo más que un revolcón, que busca un "para siempre".
Shawn es un hombre muy inteligente aunque cuando se enfrasca en su mundo interior, en su música, no se entera de nada. Le gusta su vida tal y como está, y no se le ocurre pensar que quizás haya cosas que le hagan más feliz todavía. En apariencia sosegado y sencillo, sin embargo bajo su tranquilo exterior se esconden profundas pasiones, y no duda en ponerse firme y dar todo de sí para conseguir lo que desea.
Por supuesto, nos encontramos una vez más con el resto de los Gallagher: Aidan y Jude, felizmente casados y esperando su primer hijo; y la siempre alegre y descarada Darcy.
En definitiva, Roberts nos presenta una novela divertida y romántica que de la mano de los Gallagher nos traslada de nuevo a la mágica Irlanda.
Crítica realizada por Katon
Segunda entrega de esta trilogía irlandesa. En ella seguirán muy presentes Aidan y Jude, los protagonistas de la primera novela, pero los protagonistas indiscutibles son Shawn Gallagher, cocinero del pub familiar Gallagher's y músico en sus ratos libres, y Brenna O'Toole, que junto a su padre son los fontaneros, carpinteros, albañiles, etc, oficiales del pueblo.
Shawn y Brenna se conocen desde que eran pequeños, ella es la mejor amiga de la hermana de Shawn, y ha estado enamorada de él durante años. Y Shawn, bueno, Shawn parece estar la mitad del tiempo en las nubes y la otra mitad metido en su cocina. Hasta que Brenna se cansa y le hace una propuesta que lo descolocará por completo. A partir de ese momento Shawn empezará a verla de verdad, y junto con las apariciones de Carrick y Gwen tomará decisiones que cambiará su situación y la de Brenna para siempre.
Pobre Shawn, lo que le gusta meditar las cosas y pensar cada paso antes de darlo, Brenna volverá su mundo del revés. Ella es impulsiva, rápida en la toma de decisiones y dispuesta a arreglar las cosas aquí y ahora. La gente pensaría que son polos opuestos, aunque sí que tienen una cosa en común, los dos son irlandeses muy testarudos. Su relación es tan repentina y extraña que deciden no contársela a nadie, hasta que Mary Kate, hermana de Brenna los sorprende y les obliga a dar a conocer su relación. Shawn no es el hombre tan despistado que parece, ni tan pasivo como algunos creen, sabe cómo quiere que su relación con Brenna acabe, los pasos que debe dar para que parezca es ella la que tiene la voz cantante. Quizá parezca un poco retorcido, pero la conoce desde hace tanto tiempo que sabe ella debe ser la que lo decida, aunque una ayuda nunca viene mal.
Los diálogos entre la pareja están llenos de humor, en eso se diferencia con la primera entrega que es más seria, más soñadora, aunque claro, el carácter de Shawn da pie a ello. Brenna es un torbellino que puede arrasar todo lo que pille por delante, y Shawn será su calma, su puerto al final del día. Las apariciones del resto de personajes crean un ambiente muy familiar, como si el lector estuviera en medio del Gallagher's viendo a Aidan en la barra, a Darcy entre las mesas y a Shawn saliendo de la cocina.
Me ha gustado tanto como el anterior, esta historia me ha parecido muy dulce, ella llevaba años enamorada de él, pero al conocerlo de toda la vida, y sin olvidar que es el hermano de su mejor amiga, podría haberlos separado, pero la valentía de Brenna, o su espíritu arrollador consiguen una historia de la que he disfrutado inmensamente y con la que me he reído en varios momentos.
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