Nora Roberts - Sin ley

Crítica realizada por Mariam

Tras abandonar la escuela de señoritas, donde ha pasado los últimos años,  Sarah Conway viaja a Arizona para reencontrarse con su padre que posee una mina en esas tierras. No obstante, la realidad con la que se encuentra Sarah poco, o más bien nada, tiene que ver con lo que su padre le ha explicado a lo largo de los años. Pero eso carece de importancia ante la noticia que recibe a su llegada: su padre ha fallecido a consecuencia de un accidente en la mina. Al llegar a la casa descubre que la casa y las tierras no se parecen en nada a las elegantes y prósperas descripciones de las que hablan las cartas de su padre. Obviamente tampoco ha encontrado oro en la mina.
Pese a todo, Sarah está decidida a quedarse en Arizona e iniciar allí una nueva vida.

Jake Redman es un rudo pistolero acostumbrado a la dureza y violencia que entraña la vida en el Oeste. Cuando conoce a Sarah, tras salvarla en el ataque a la diligencia en que ésta viajaba, se percata que es una dulce dama del este que no encajará entre los pistoleros, los burdeles y la vida de aquella región. De hecho le aconseja que dé media vuelta y regrese por donde ha venido. Pero Sarah se niega.
Aunque la negativa de la joven le sorprende, cree que sólo es cuestión de tiempo que cambie de parecer. Pese a la indiferencia con que la trata, está pendiente de que nada le suceda y de protegerla cuando comienzan  a producirse los ataques a sus tierras.
Jake llega pronto a la conclusión de que hay algo detrás de esos incidentes, algo relacionado con la mina y la muerte de Conway.

Poco a poco Sarah va aclimatándose a la vida en Arizona y va integrarse entre su gente. Trabaja como costurera y va acomodando y arreglando la casa, dentro de sus posibilidades. Incluso aparece un pretendiente dispuesto a casarse con ella, Carlson.
La noticia no agrada a Jake ni tampoco las sospechas que tiene de que tal vez la muerte de Conway no fue un accidente como todo apunta. También empieza a percatarse de la atracción que Sarah despierta en él, algo que le inquieta sobremanera y más cuando que es recíproca.

Aunque a Nora Roberts se la conoce más por sus novelas contemporáneas y paranormales, Sin ley es una de las novelas de esta autora que más veces he leído. ¿Las razones? Básicamente dos: está ambientada en el Oeste y me parece una novela muy diferente del resto de esta autora.

La historia es bastante sencilla, incluso diría que predecible, pero tiene algo que me mantiene enganchada. La manera de narrar de Nora Roberts me encanta, así cómo los protagonistas y cómo desarrolla la psicología de sus personajes. Todo eso aderezado con una novela del Oeste es lo que ofrece Sin Ley. La única pega que le pongo a esta novela es que se me hace cortita, claro que es un harlequín.

Partiendo de unos protagonistas un tanto estereotipados, pistolero sin raíces, y joven dama que llega por casualidad al Oeste, Nora Roberts da pie a una historia muy interesante.

Parte de la sangre de Jack  es india, con lo que se crió entre dos mundos y no llegó a encajar en ninguno de los dos, especialmente entre los indios. Pero a causa de la muerte de sus padres siente odio hacia la otra parte de su herencia, con lo que convirtió en un hombre solitario, duro y sin raíces. Un hombre que vive sin ley.

Sarah es el polo opuesto, se ha criado en una escuela de señoritas. Su padre trabajó incansablemente para darle la oportunidad de convertirse de una dama, tal como su difunta esposa deseaba. Por ello se trasladó al Oeste donde explota una mina con la esperanza de encontrar oro. Sin embargo, no ha tenido éxito… o eso parece, aunque en sus cartas ha inventado toda una fantasía para hacer feliz a Sarah.
Cuando Sarah descubre la verdad, decide seguir los pasos de su padre.

Como secundarios, Sin ley  nos presenta al resto de habitantes de Lone Bluff, la población donde transcurre la historia, desde los hermanos Carlson, el sheriff, Maggie O’Rourke, Carlotta, la dueña del burdel…

La relación entre la pareja protagonista me ha gustado mucho, especialmente porque es una historia clásica, pero que la pluma de Nora Roberts le da un toque muy especial. De esta novela me sorprende que Roberts nos muestra un estilo diferente al de sus novelas contemporáneas, ya que si en éstas echa mano de protagonistas independientes y seguras de sí mismas, en Sin Ley nos presenta a una joven dama, sola y sin apenas recursos, que también es capaz de valerse por sí misma.

La novela me ha gustado bastante, tanto por la historia de amor como por todo lo que envuelve los asaltos a las tierras de Sarah y la muerte de su padre. Si bien es cierto que el final es un poco rápido, es una novela que he disfrutado leyendo, por lo que la recomiendo.

Valoración: 4/5

Crítica realizada por Anasy

Nora Roberts es una de mis autoras favoritas, la sigo desde hace casi diez años y sin embargo no suelo leer sus harlequines, ya que son libros que no normalmente no me gustan, y nunca me había leído una de las pocas novelas históricas que tiene Nora Roberts, gracias otra vez a este Rinconcito me fijé en este libro después de leer algunas opiniones sobre él y enseguida me puse a buscarlo más por curiosidad que porque me llamara realmente la atención, y me alegro muchísimo de tener tanta curiosidad porque disfruté mucho con esta historia tan sencilla y tan bonita.

Sarah llega a Arizona esperando encontrarse con su padre después de doce años, cuando después de la muerte de su madre, Matt la manda a una escuela de monjas donde le enseñan a ser una verdadera dama y le dan una educación inmejorable, pero Sarah está deseosa de reunirse por fin con su padre y ver lo que ha conseguido con su mina de oro, se mantienen en contacto a menudo y está orgullosa de que su querido padre haya conseguido su sueño de encontrar oro y ver la espléndida casa que se ha construido para ellos dos. Pero la llegada de de la joven al pequeño pueblo del oeste empieza de manera muy accidentada cuando ella y el resto de pasajeros de la diligencia donde viajan son asaltados por los indios y rescatados por un rudo vaquero que desquicia a Sarah desde el primer momento.

Pero lo peor está por llegar cuando Sarah se entera de que su padre acaba de morir y de que nada de lo que le contó en sus cartas era cierto.

Jake Redman cuenta con una extensa reputación como tirador, es conocido por todo el oeste por ser uno de los más rápidos pistoleros y por haber matado a unos cuantos hombres . Su temible reputación le granjea cierto respeto pero también el aislamiento de la sociedad, de carácter rudo y antepasados apaches, Jake es un temido vaquero con el que es mejor no meterse. Cuando conoce a la joven Sarah cree que no durará ni medio día en medio de aquella salvaje población , pero no cuenta con el carácter fuerte y testarudo de la muchacha, que además lo atrae desde el primer momento de conocerla con su sencilla belleza, su testarudez y su dulzura e inocencia.

Para Sarah, Jake no es más que un vaquero sin escrúpulos con modales de salvaje, pero sin embargo no puede evitar que el corazón se le acelere cada vez que lo ve o está cerca de él. Empieza a ver en Jake más de lo que a éste le gustaría, pues si bien en brusco y mal educado, siempre está a su lado cuando tiene problemas, la ayuda a su manera y la hace sentirse segura.

Jake sabe que no puede darle a Sarah la vida que ella se merece, es una auténtica dama que aunque posee un gran carácter y mucha determinación, no está hecha para un territorio tan hostil y menos con alguien como él, acostumbrado a matar y a llevar una vida sin ataduras. Pero Sarah no se va a ninguna parte ni tampoco está dispuesta a que ese rudo vaquero se le escape.

Poco a poco Sarah va integrándose en el pequeño pueblo pero también van saliendo los problemas relacionados con la mina de su padre y algunos personajes celosos y mal intencionados a los que tendrán que hacer frente nuestros protagonistas.

Es una historia de lo más sencilla, pero muy bonita con ese toque especial de las novelas de antes que necesitaban muy poco para ser fabulosas historias de amor llenas de sentimientos que te hacen disfrutarlas de principio a fin y que te dejan con una sonrisa en la cara.

Muy buena.