Crítica realizada por Mariam
(Sin traducir)
Tiene 33 años, está soltera y embutida en un vestido burbuja rosa de dama de honor. Y todo el pueblo quiere concertarle una cita con alguien que tiene un plan dental...
¿Pero quién va a rescatar ahora a Sadie Hollowell?
Todo el mundo en Lovett, Texas, sabe que Sadie siempre ha sido una chica de "ideas". Tuvo la idea de dejar el pueblo tan pronto como le fue posible y nunca visitó a su padre (¡Bendito sea!) de nuevo. Ahora ha regresado y tiene la idea de invitar a un atractivo, musculoso y completo desconocido a la boda de su prima. Pero mejor un extraño que alguno de los perdedores con los que ha salido.
Vince Haven logró sus músculos por el camino duro, como Navy SEAL en Afghanistan. Ahora va a quedarse en Lovett para visitar a su excéntrica tía, la propietaria del local Gas & Go. Antes de que pueda huir como alma que lleva el diablo de ese pequeño pueblo, su tía le hace una oferta que no puede rechazar. Así que posiblemente vaya a quedarse algún tiempo más en Lovett. Quizá podría sacar adelante el Gas & Go. ¡Quizá podría rescatar a Sadie de ese vestido rosa!
Sadie Hollowell regresa a Lovett con motivo de la boda de su prima Tally Lee. Desde que se marchó de su ciudad natal, cuando tenía dieciocho años, solo ha vuelto en ocasiones muy puntuales. Eso, a ojos de sus tías -y en realidad de todos los vecinos- la convierte en una mala hija. Sadie nació cuando sus padres ya no esperaban concebir, así que fue una niña muy querida. Pero su madre falleció cuando ella contaba con cinco años y su padre, un ranchero hosco y huraño, no supo mostrar afecto a la pequeña huerfanita. La relación entre padre e hija no ha cambiado demasiado con los años. Es un poco distante y fría.
Sadie nunca ha sentido ninguna conexión hacia el rancho familiar, y ha cambiado de residencia y trabajo varias veces. En la actualidad se dedica, y con bastante éxito, al negocio inmobiliario. Así que cuando regresa a Texas lo hace con la convicción de que será solo por unos días para asistir a una boda. Pero eso significa que deberá soportar las preguntas indiscretas de sus numerosas tías maternas cuestionando su estado civil, su vida sexual y alusiones a lo mala hija que es.
Sadie conoce a Vince Haven cuando el todoterreno de éste sufre una avería que lo deja en mitad de la solitaria carretera texana que conduce al rancho de los Hollowell. Haciendo honor a la hospitalidad texana, Sadie lo acerca al pueblo e, impulsivamente, como un favor a cambio de su ayuda, le pide que le acompañe a la boda de su prima. La idea de acudir sola y, peor aún, soltera a los treinta y tres, ante un montón de tías curiosas la deprime un poco. Inicialmente Vince rehúsa acompañarla, pero finalmente asiste según él solo para rescatarla del vestido de burbuja rosa chicle que como dama de honor debe vestir.
Lo que se suponía era una simple cita de vecinos que se tienden una mano deriva en algo más. Pero Sadie está decidida a abandonar Lovett tras la boda, mientras Vince va a pasar una temporada en la ciudad para visitar a su tía Luralee.
Pero cuando el padre de Sadie sufre un accidente y es hospitalizado, se ve obligada a cambiar de planes y pasar unos meses en Lovett. Mientras, Vince ha decidido comprar y remodelar la gasolinera y tienda de servicio de su excéntrica tía.
Los caminos de Sadie y Vince vuelven a cruzarse, algo que tampoco es extraño en una típica ciudad texana como Lovett donde todos se conocen. Así, la atracción que surgió entre ellos en la boda sigue su curso...
Pero Sadie aún está decidida a regresar a su antigua vida en cuanto la salud de su padre mejore y Vince, que tiene un historial de ser incapaz de mantener una relación estable, tampoco busca más. Así que está claro que la de ellos es nada más que una amistad con beneficios... ¿o no?
Debo confesar que me gustan las novelas de Rachel Gibson. Me gustan esas historias que, como ésta, nos trasladan a un pueblo de la América rural, en ese caso de Texas, y nos envuelve en la vida sureña recreándose en los peinados cardados de las mujeres, los chismes en la gasolinera, impregnadas del acento sureño y las expresiones texanas, los locales con asientos de vinilo, la vestimenta típica, las costumbres y la gastronomía texanas. Y me gustan las novelas en que la protagonista (o el protagonista) regresa a su ciudad natal tras huir de ella. Así que, antes incluso de leer Rescue me, intuía que esta ante una novela de las que me gustan. O podía serlo.
Y si a eso añadimos al protector, silencioso y hermético Vince Haven...
A Vince Haven ya lo conocimos en Any man of mine como el protector hermano de Autumn. Ya entonces supimos sobre la infancia de ambos hermanos y, también, nos percatamos que era un hombre con un pasado un tanto oscuro a causa de su trabajo. Teniendo en cuenta que era un SEAL y que estuvo destinado en Afghanistan, creo que se podía intuir que se escondía detrás de ese hermetismo y esa aparente frialdad que muestra como coraza. No creo que sorprenda en demasía. Pero confieso que a mí me ganó con su cariño hacia Autumn y, sobre todo, hacia Conner. Las escenas con su sobrino son unas de las que más recuerdo de aquella novela.
Y puesto que durante años, una vez abandonó el ejército, la vida de Vince ha girado en torno a Autumn y Conner, y puesto que ahora su hermana va a casarse, de nuevo, con ese imbécil ex-marido suyo, siente que ya no es necesario. Y así termina en Lovett. Y así visitando a su excéntrica y liberal tía Luralee.
Lo que no imaginaba era que eso iba a cambiar también su vida.
De entrada estamos ante dos protagonistas que huyen del compromiso. Tras varias relaciones fallidas, Sadie quiere ser prudente antes de volver a enamorarse. Y Vince directamente huye de cualquier relación. A causa de su pasado como SEAL cree que es incapaz de comprometerse, de abrir su alma a una mujer.
En mi opinión tanto Sadie como Vince son un poco solitarios. Y eso es lo que me tocó el corazón de ambos. Los dos se muestran tan independientes y fríos con respecto al amor que no podía dejar de leer para ver cómo evolucionaba esa amistad con beneficios.
Puede que en sí la historia de esta pareja no diste demasiado de otras que hemos leído, un tanto similares. De hecho en este caso reitero que tampoco es que sorprenda el "secreto" que Vince oculta, es lógico y previsible, pero a veces es el sello de la autora la que le confiere de algo nuevo haciendo que sea diferente. Y la frescura de Rachel Gibson, con diálogos a veces mordaces, a veces sugerentes, con unos personajes tan evidentemente necesitados de cariño, con secundarios tan excéntricos como la tía Luralee, y el entorno en que acontece la novela han logrado atraparme página tras página.
Ya en Daisy vuelve a casa, una de mis novelas de esta autora, me quedé cautivada al leer sobre la vida en Lovett, sobre los personajes excéntricos y las costumbres tan típicas del pueblo sureño. Así que regresar a ese lugar con una nueva historia, con otra hija pródiga que vuelve a casa y un atormentado ex-SEAL, son elementos que reconozco han bastado para ganarme. Y, sinceramente, creía que esta pareja de solitarios que no creen en el amor podía llegarme al corazón como así fue.
Aun siendo una novela con ese toque de humor característico de Rachel Gibson, hay escenas que a mí, particularmente, me han dejado con un nudo en la garganta.
De modo que aun reconociendo que puede que no sea una historia excesivamente innovadora, a mí me ha gustado y mucho.
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