Rowyn Oliver - Sueños de tinta

Crítica realizada por Carmen

Alice Hastings, bella y rebelde, está convencida de que nadie puede obligar a una mujer a hacer aquello que no desea. Claro que no lo tiene fácil, siendo la sobrina mimada de un vizconde, dueño de un periódico donde ella escribe incendiarios artículos con el seudónimo de J. Steward. ¿Casarse, tener hijos y asentir con una sonrisa falsa en las hipócritas cenas de la alta sociedad? Antes muerta. ¡No hay nada que Alice odie más que eso! Sí, quizás sí haya algo… Reine Clifford, el dueño del periódico conservador de la competencia.

Aristócrata, insufrible, déspota… y con unos irresistibles ojos azules que parecen conocerla bien. Raine Clifford solo tiene una idea en mente: descubrir quién es J. Steward, cuyos artículos hacen ganar a la competencia una fortuna. Esa es su única obsesión hasta que, durante la cena anual de sus padres, los condes de Deerwood, conoce a la menuda e indómita Alice Hastings.

Ella le dejará claro que una mujer puede expresar claramente sus opiniones y darle en lo que más duele, su orgullo. No es decente que Alice, beligerante, instruida y comprometida con la causa sufragista aproveche cada ocasión para vociferar sobre sus principios y convicciones. Ella es lo contrario a la esposa ideal. No obstante, a partir de ese momento la obsesión de Raine se dividirá entre J. Steward y la atracción irresistible que siente por la mujer de bellos ojos almendrados y lengua afilada.

A pesar de que como novela romántica de época está llena de los clichés habituales de este género (dos protagonistas aparentemente opuestos, de caracteres muy intensos, inteligentes, de fuertes convicciones y perfectos el uno para el otro, una sociedad de clases en la que la mujer se encuentra encorsetada en un papel aparentemente inútil, donde no tiene ni voz ni voto, una atracción a la que al final sucumben, enamorados y relacionándose de igual a igual, y un amor para toda la vida), esta novela me ha gustado muchísimo. Quizá sería más adecuado utilizar un "gracias a" y no un "a pesar de".

Yo leo para quedar atrapada en las palabras de una historia. Leo para disfrutar. Leo para aprender. Leo porque me hace vivir otras vidas. Simplemente leo porque me gusta. Todo esto lo he conseguido con Sueños de tinta. Me he encontrado con una narrativa muy cuidada, unos diálogos inteligentes entre sus personajes y unas situaciones habituales de esa época. Por poner un ejemplo, el primer encuentro entre ellos, en la cena preparada por los padres de Reiner, ha sido genial. Se podía sentir la tensión generada entre los dos en esa mesa.

Mención especial del momento escogido para contar la historia, la Inglaterra victoriana, moralista, conservadora y con una revolución liberal en ciernes, utilizando a las sufragistas como un personaje más de la novela. Me he llegado a imaginar revindicando los derechos de las mujeres en esas calles, con el brazo levantado y enseñando mis pancartas.

Se agradecen las palabras finales de la autora y su "pequeña" dedicatoria. Transcribo parte de sus palabras porque dicen mucho de esta historia:

"Mi novela no pretende ser más que un entretenimiento, pero desde la humildad me sentiré satisfecha si consigo que al menos los lectores puedan pensar en ellas (las sufragistas) unos instantes"

"Recordadlas... y después mirad a vuestro alrededor y no olvidéis haceros visibles, porque la admiración debe empezar en una misma."