Sandra Andrés Belenguer - Deja cantar a la muerte

Valoración:

Crítica realizada por Sheila H.

Tras la muerte de sus padres, su gran apoyo, Christine se siente incapaz de luchar por su sueño: la música. Solo se siente libre durante las excursiones secretas que realiza con unos amigos a los subterráneos de París...

En ese universo, alguien la ha oído cantar: un ser oculto tras una máscara, repudiado por todos, quien, impulsado por su voz y el deseo de romper su soledad, le ayudará desde las sombras a vencer sus miedos.

Recomendadísimo. Un libro precioso, escrito con mucho amor. Es claramente un reteling de El fantasma de la ópera de Gaston Leroux. Yo aún no he tenido el placer de leer este clásico (mal por mí, porque está en mi lista de clásicos pendientes), pero siempre me ha gustado mucho el musical. Es una historia que me ha cautivado y esta novela no se queda corta.

No es un reteling que coja el nombre de los personajes y un poco de su historia, no. Es un reteling en estado puro, la historia avanza muy parecida a la original. Aclaro que solo puedo compararla con las películas que se han basado en la novela, no en la propia novela.

Christine es la protagonista, una adolescente de nuestros días, rota por la tragedia familiar. Ha perdido a sus padres y con ellos su gran amor y alma en sus dotes musicales. Cumplir su sueño compartido con su familia hace que consiga levantarse por las mañanas, pero no consigue destacar ni ser la mejor en dicho sueño. De pronto, en un viaje a las catatumbas de París, aparece en su vida el amado y esperado Ángel de música, un maestro y guía que consigue entender y devolver el alma al talento innato de nuestra protagonista. Pero el fantasma-maestro-ángel no es lo que parece, sino que es un joven muchacho mutilado, tanto física como mentalmente. Erik tiene otro don innato en la música, pero ha sido siempre apartado de la sociedad y del amor, sobre todo del amor. Él lo único que anhela es encontrar a alguien que ame tanto la música como él, y poco a poco descubriremos junto a él, las ganas de amar y ser amado.

Es una historia con partes muy tristes, ver esa pérdida de una familia amada es duro, pero también el ser excluido y marginado de todo como lo ha sido Erik, al que ni su madre ha querido solo debido a su deformidad física. Porque luego Erik es brillante, tiene una mente voraz y un talento increíble, una persona que si no hubiera sido reducido a lo que es, hubiera brillado. Desde luego, esta novela muestra lo que el propio ser humano puede destruir solo por una imagen que no nos agrada. Pero también muestra esa necesidad de avanzar y sobre todo de alcanzar tus sueños, sean cuales sean. En este caso es el amor a la música, pero esa emotividad y empeño se palpan. Y eso me ha gustado mucho.

Me ha gustado cómo la autora ha descrito la preciosa e inigualable París, cómo ha captado cada sentimiento y cada pensamiento de los personajes, y su final, para mí acertado, sin prometer un final definitivo.

Los diálogos y las comparaciones de la vida del propio Erik con libros o películas de nuestros días son brillantes. Os recomiendo, si no lo habéis hecho, ver las películas “La historia interminable” y “V de vendetta”. Dos grandes películas que os ayudarán a entender las escenas y los sentimientos de los personajes. Yo he tenido suerte de que ambas películas se encuentren entre mi gran repertorio de mi cine favorito, por lo que ha hecho que dichas menciones me hayan ayudado a entender esas situaciones y sus comparaciones.

El triángulo amoroso que se forma es inquietante y a veces he sentido la necesidad de que Christine escogiera ya. He de confesar que mi favorito es Erik, incluso en la historia original y a pesar de todos sus crímenes, es mi favorito (La bella y la bestia es de mis historias favoritas y Erik- fantasma tiene una gran semejanza al “monstruo” de este clásico, por lo cual es compresible que él sea mi favorito). Raoul me ha parecido algo insulso y consentido. Es guapo y rico, es encantador y tiene la llave para lanzar al estrellato a Christine, pero no acaba de entender lo que ella quiere, no la comprende del todo a pesar de su esfuerzo.

Y lo que menos me ha gustado es cómo la historia ha avanzado en la relación de Raoul y Christine. En este caso no he querido comparar la historia conocida con la novela, porque no me ha parecido tampoco justo, pero la relación se me ha hecho un poco… podría decir “express”. Demasiado rápida e insulsa para que un chico como él pueda hablar de amor, sin siquiera conocerla, a pesar de todo lo que comparten. Sin embargo, con Erik se ha ido construyendo una relación más solida y creíble. Aparte de eso, me ha encantado.

En la novela tenemos dos tipos de narraciones, en tercera persona, en la que el capítulo tiene título y una cita de la novela de Gaston Leroux, y luego en primera persona, llamados los títulos “Contrapunto” y con los nombres de los protagonistas que narran en primera persona. Este tipo de narración me ha resultado original y muy ameno. Sabemos lo que pasa y lo que piensan los personajes desde todos los puntos de vista posibles, y ha hecho que me enganche sin esfuerzo a la historia. Si es cierto que al principio es un poco confusa la historia, hasta que te adaptas a este tipo de narración y hasta que descubres que no es una historia de fantasía, sino una historia ambientada en nuestros días, y vas conociendo poco a poco a los protagonistas. Pero eso pasa en un par de capítulos.

En resumen: una historia preciosa que nos enseña que debemos perseguir nuestros sueños. Las historias de amor me han gustado, sobre todo de los mayores protagonistas. No es una relación de amor muy marcada, no es puramente romántica, pero sí que hay romanticismo en cada palabra de la autora, tanto cuando se expresa con música como cuando no.

Mi valoración es de 5 sobre 5.

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