Sarah Bilston - Reposo absoluto

Crítica realizada por Mailo

Un buen trabajo, un marido guapo con empleo estable, una saneada cuenta bancaria y ahora un embarazo. A juzgar por las apariencias, Quinn Boothroyd, joven abogada inglesa radicada en Nueva York, ha marcado todas las casillas de la Lista de Cosas que Hacer Antes de los Treinta. Sin embargo, este idílico cuadro se desmorona cuando su ginecóloga le prescribe guardar reposo absoluto durante los últimos tres meses de gestación. Postrada en la cama y desesperada ante la pavorosa idea de que su estimulante vida se frenará en seco, Quinn llena las horas vacías examinando concienzudamente las razones y el sentido de su existencia. Nada se salva de la lupa:su agotadora vida en Manhattan, su madre dominante, su insufrible hermana, su relación conyugal y hasta los verdaderos motivos para tener un hijo. Y como postre, su mayor preocupación: ¿será capaz de dar la talla como madre? Desde luego, tiempo no le faltará para encontrar respuesta a todos sus interrogantes, y lo que en principio se presentaba como una etapa nefasta y frustrante, quizá acabe siendo la más esclarecedora de su vida: aquélla en que Quinn se reencontró a sí misma.

Esta novela me ha resultado un poco aburrida. De todos modos trataré de dar mi opinión más imparcial sobre este libro para las que sean seguidoras de este tipo de lectura. El título tampoco me ayudaba mucho a leerla, pero bueno, ya sabemos que hay algunos títulos que no dicen nada y que luego la novela está entretenida, así que me olvidé de él.

Hay que empezar aclarando que la novela es como un diario, lo que ya me echó un poco para atrás. La protagonista va contando sus problemas, alegrías y desgracias. Debe guardar reposo absoluto, de ahí el título, mientras su marido no tiene tiempo para atenderla por culpa de su trabajo y ella se aburre soberanamente.

Q es una mujer activa, que trabaja y que está acostumbrada a llevar un ritmo de vida rápido, como casi todas las mujeres que trabajan y deben atender al hogar. Por eso, tener que permanecer sin hacer nada supone para ella un duro golpe.

Tiene tiempo para pensar en todo, en su pasado cuando era niña, en su adolescencia, en su familia. En esos momentos saca lo mejor y lo peor de sus reflexiones, analiza todo y le preocupa sobremanera su futuro junto a su marido y el futuro de su bebé.

Hay varios personajes que van saliendo según van a visitarla y hacerla un poco de compañía. Ella se mete, tal vez sin quererlo y para matar el aburrimiento, en la vida de esas personas, les aconseja, trata de influenciar en ellas.

La imagen de la protagonista me ha parecido la de una persona que no sabe por dónde tirar, a la que todo le asusta, que tiene el miedo metido en los huesos. Teme por todo, por si su matrimonio continuará bien, por el hijo, por la relación de una amiga con un hombre casado.

En esta novela la autora nos presenta el problema de adición que puede ser conectarse a la red para buscar respuestas a nuestros dilemas, la influencia que puede suponer. He conocido a personas que cada vez que se ponían enfermas o les dolía algo, buscaban los síntomas. Luego, cuando veían algo malo, se ponían a morir pensando que ellas tenían eso. La protagonista se obsesiona de esa manera.

Es la historia de una mujer que no cree en ella misma, que piensa que todo el mundo la culpa de algo, que su marido no la quiere. La verdad es que a veces me daba lástima.

No voy a decir que la novela me ha gustado. No es que esté mal escrita, es simplemente que cuando yo abro un libro quiero encontrarme con otro tipo de argumento porque Edmundo ya es demasiado complicado para amargárnoslo más leyendo penas en una novela.

Ni me ha llegado el personaje de la protagonista, ni el personaje del marido, Tom, que trabaja en un despacho de abogados y para el que su carrera es primordial. Está tirante y angustiado por conseguir un ascenso, con los problemas del embarazo de su esposa, con la lucha interna en la empresa. Hasta me ha angustiado a mí en algunos momentos y para estrés estoy yo, que me paso el día corriendo. Ni tan siquiera los escasos momentos de sarcasmo me han conseguido divertir.