Sophia James - Noche de lujuria

Crítica realizada por Mencía

Cuando emprendí la lectura de esta novela esperaba simplemente disfrutar de un rato de esparcimiento y poco más. Sin embargo, tengo que reconocer que casi desde el principio me cautivó y quedé encantada.

Sí, estamos ante una obra de Regencia, con sus duques, bailes, fincas y ceremonias. También tenemos a un hermoso galán y una, no tan hermosa, dama. No falta la debutante fastidiosa, la deliciosa familia de él, un buen amigo, una buena sirvienta y el malote de turno. Pero, aun con todo eso, Noche de lujuria es insólita.

Lo son sus personajes principales: un noble abocado a la ceguera y una viuda maltratada y gris. Lo es su comienzo: un accidente, con muerto incluido, y una noche de pasión entre dos extraños. Lo es la evolución de los personajes y la natural personalidad de los secundarios. Y aun más lo es, el agridulce, pero no por ello menos, hermoso y sencillo epílogo.

La narración es limpia y amena de leer. El ritmo es ágil y contiene una buena cantidad de diálogos, que hace que devores sus páginas sin tener tiempo casi ni para pestañear. Contiene escenas que nos abren la sonrisa, la intriga y en algunos casos la emoción. A mí particularmente me ha sorprendido y deleitado la dulzura y belleza de algunos párrafos describiendo la pasión: va cuajada de sentimiento, y aun siendo sencilla, resulta poética. No conocía a esta autora, por lo que no puedo opinar, pero lo que es en esta novela ha demostrado una gran sensibilidad.

Esta obra no será lo más de la novela romántica, pero tampoco tiene por qué. Noche de lujuria es una de esas novelas que aun siendo cortitas, nos llegan al corazón. Es de las que huelen a chimenea, mantita y sofá, mientras vivimos los avatares y emociones de unos personajes para el recuerdo.

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Crítica realizada por Mc2

Segundo libro de la serie Hermanos Wellingham. Ambientado en 1826, nos trae la historia de Lord Taris Wellingham.

Lord Taris Wellingham era uno de esos caballeros a los que se les contemplaba con la boca abierta. Guapo, atractivo, pelo negro y largo recogido siempre en una coleta... ocultaba algo en su mirada esquiva y en su forma de tocar cualquier cosa con sus largos dedos. A sus treinta y un años, Taris guardaba un secreto a ojos de la alta sociedad. Estaba prácticamente ciego. Apenas veía bultos grises, por muy cerca que se pusiera, o utilizara las gruesas gafas que en ocasiones se ponía. No quería que nadie sintiera lástima por él. Nunca se arrepentiría de haber ido a Jamaica, a rescatar a su hermano mayor... aunque dentro de poco tiempo se sumergiera en la oscuridad absoluta. Sin embargo, no contaba que el vehículo en el que viajaba sufriera un accidente, en medio de una tormenta de nieve, un frio helador y en casi una total oscuridad. Dada la incapacidad o ineptitud de que otros busquen ayuda, Taris se pondrá en camino acompañado de Beatrice-Maude Bassingstoke, una misteriosa viuda de veintiocho años, con cicatrices en su cuerpo y un rostro que presume como hermoso.

Ateridos de frio, y tras alertar de lo ocurrido, decidirán hacer un alto en un pajar. Un lugar en el que ambos tendrán la experiencia sexual más maravillosa de sus vidas. Pero, como lo bueno también es efímero, pronto deben regresar a sus vidas. Bea en seguida convertirá su sueño en realidad: organizar tertulias literarias en su domicilio con la ayuda de sus vecinas Elspeth y Molly Hardy, dos mujeres que la transformarán de patito feo a cisne.

El instinto de Taris, antiguo oficial de inteligencia con Wellington, y uno de los mejores tiradores del ejército, en seguida le alertan de que los accidentes sufridos por la joven Bea no son tan inocentes como podría sospecharse. Y, pese a la merma de sus facultades, está decido a protegerla a toda cosa. Aunque para ello deba correr el riesgo de que averigüe su secreto.

En principio cogí esta novela sin grandes expectativas. Salvo por la inminente ceguera del protagonista, parecía que iba a tener un tema de lo más repetitivo: una damisela en apuros, un lord decidido a salvarle la vida, y un tira y afloja entre ambos protagonistas. He de decir que me ha sorprendido gratamente la novela. La cogí con gusto mientras contemplaba jugar a mis hijos desde la sombra y me la terminé casi de un tirón. Los protagonistas no son perfectos. Son bellos, hermosos... pero cada uno con sus propios miedos y limitaciones. Taris no puede olvidar su ceguera y está continuamente preocupado porque puedan descubrirla. En parte la acepta, no así lo que podría conllevar de saberse. No quiere la lástima de nadie... y tampoco depender otra persona. Por eso intenta mantenerse alejado de Bea... hasta que descubre que su vida está en peligro.

Beatrice es una mujer de veintiocho años que ha enviudado hace poco. Tras doce años casada con un fanático que la maltrataba física y psicológicamente lo último que desea es unirse a otro hombre. Además, ¿cómo podría un hombre tan guapo, atractivo y rico fijarse en una mujer "vieja" y fea como ella?

En conclusión, sin ser una obra de arte, es una de esas novelas que se pueden recomendar. Además, la relación de Asher, hermano del protagonista, con la bella y misteriosa Emerald me ha resultado tan atrayente que no he parado hasta conseguir Un pasado misterioso, el libro del que son protagonistas.

La puntúo con un 4/5.