Crítica realizada por Mailo
Libro 9 de la serie Los Cynster
Inglaterra, 1825.
Lucien Ashford, vizconde Calverton, regresa ebrio a su casa. Amelia Cynster le está esperando con una propuesta fuera de toda lógica. La mujer de la que lleva enamorado mucho tiempo. Por la que bebe los vientos. La única capaz de hacerle perder su soltería y su vida de libertinaje.
Lucien no lo sabe, pero también Amelia le ama en secreto desde hace tiempo.
¿Qué propuesta va a hacerle? ¿En qué aventura les sumergirá? ¿Hasta dónde podrá soportar Luc la compañía de Amalia si hacerla suya?
Lucien ha recuperado su fortuna, está contento y se va de juerga. Regresa a casa borracho como una cuba y es cuando se encuentra con que Amelia, la mujer a la que considera mucho más que amiga, le está aguardando. Luc es el protagonista típico de esta saga, atractivo, fuerte, cínico, mujeriego, todo un bala perdida.
Amelia Cynster ha estado siempre enamorada de él a pesar de su fama de libertino y de que le sabe pobre, porque claro ella no tiene idea de que Luc ha recuperado su herencia familiar. Luc se escapa siempre como el agua entre los dedos y ella quiere cazarla. La mejor forma es proponerle algo fuera de lo común: un casamiento de conveniencia. De ese modo él tendrá fortuna y ella al marido que desea.
¿Qué puede hacer Luc ante esa propuesta descabellada sino aceptarla? Así consigue a la mujer de la que está enamorado. Sabe que ella va a cederle su dote, cuantiosa dote, y se calla su buena suerte, no le dice nada de la herencia familiar, se muestra ante ella como lo que piensa que es, un hombre sin dinero.
Intenté hace tiempo que esta saga me gustase, había oído hablar de ella hasta la saciedad y me dije que si tanto se elogiaba debía ser buenísima. Lamento decir que las dos novelas que leí supusieron un esfuerzo para poder acabarlas, los personajes me parecieron insípidos, las situaciones estúpidas y las frases incongruentes. Reconozco que me ha costado otro triunfo empezar a leer ésta, pero aquí al menos se me ha hecho entretenida, no sé si porque Luc es un verdadera calavera y me ha gustado su forma de ser, sus líos y sus mentirijillas para conseguir a la protagonista, o porque ella no es tan anodina como las anteriores.
Lo que más destaco de estas tres novelas que he leído de la saga es la ambientación, casi puede uno ver las casas, los salones, los bosque y la vestimenta. En eso, debe decir que Laurens lo hace muy bien.
Hay momento graciosos que me han hecho sonreír, momentos de conflicto, de malentendidos, de sensualidad –sí en ésta la he encontrado, cosa que no me pasó en las anteriores, si me acordara de los títulos los diría, pero no los recuerdo-.
Bueno, pues es una historia donde Luc se piensa que lleva la voz cantante y está confundido de medio a medio, como casi todos los hombres que se creen muy listos en esto el amor. Aquí la que corta el bacalao es ella, como está mandado.
No tengo que decir que Luc acaba bebiendo de la mano de Amelia, ¿verdad?
Lo malo, o mejor dicho lo menos bueno de la novela, para mí, es que la autora dilata demasiado la declaración del protagonista, es como si le costase arrancar, te pasas toda la novela esperando y esperando, y desesperando. Parece que es algo muy típico de estos personajes, porque en las otras dos pasaba lo mismo.
Me encantan las sagas, la primera que leí y a la que me enganché, la de los Malory que para mí es la mejor (aunque haya novelas que bajan el listón un poco), por eso he querido dar una nueva oportunidad a la de los Cynster. No me he aburrido ni mucho menos, pero tampoco puedo ponerla entre las sagas que más me gustan. Siento discrepar con algunas lectoras. Es muy posible que haya tenido mala suerte y me haya perdido las mejores, lo admito, igual es que no he elegido primero las más atrayentes, que me hubieran metido de cabeza a beberme hasta los posos de la familia. Puede ser.
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