Esta novela ha conseguido, desde el primer momento, que me sumerja en su interior. La historia rezuma ambición, candor, mentiras, amor y una honda tristeza. Triste es la relación de Ivory con su madre, triste es la enfermedad de la madre de Curry, triste es leer cómo una persona es incapaz de reconocer sus orígenes por el temor al rechazo, triste es la inseguridad de algunas personas que se dedican a poner zancadillas a otras que brillan más...
No quiero que os quedéis con esta idea. Un amargo triunfo es un libro que al terminarlo, te deja con una sonrisa en la cara. Es una historia de superación personal, donde el esfuerzo se ve premiado. Narra la vida de Ivory, una niña pobre, criada por una madre alcohólica y con un extraordinario talento para el dibujo y la moda. Obligada a trabajar en los campos, mientras su madre retozaba con unos y otros. A los veinte años, harta de esta vida abandona su ciudad natal rumbo a Nueva York. La ciudad de los rascacielos, le abre sus brazos y su corazón. Ivory, gana un concurso de moda y acaba trabajando en una empresa que hace tiempo que dejó de ser la número uno. Su jefa es la principal diseñadora de la firma. Reconoce una joya donde la ve y tiene miedo. Teme ser desbancada por esa jovenzuela llena de ideas modernas.
Ivory, contempla a un hombre que parece perdido entre la multitud. Alto y varonil, le recuerda a un bucanero. Un parche tapa su ojo y una cicatriz surca su rostro. A pesar de todo, se siente atraída por él. No imagina, que su futuro está en sus manos. El gran Curry Kells no le presta atención, tiene un imperio que dirigir.
Kells-Meredith, necesita desesperadamente un cambio de estilo. Curry Kells se encuentra en una encrucijada: Ha heredado una empresa que necesita un soplo de aire fresco. Las viejas glorias son fieles pero sus ideas están ya caducas. Ivory Keene es justo lo que necesita...
Me ha gustado muchísimo como Diana Palmer (Susan Kyle) ha esbozado a todos los personajes. Tanto sus alegrías como sus miserias salen a la luz. Las personas no somos perfectas y la autora se ha encargado de remarcarlo. Ivory, es una ninfa rubia llena de inocencia, pero se ve obligada a lanzar mentiras a diestro y siniestro. Curry, ve como su adorada madre se degrada poco a poco y al mismo tiempo tiene que levantar un negocio. La señorita Raines, la diseñadora jefe, es una buena persona que sabe que hace tiempo que perdió su talento e intenta sobrevivir. Marlene Keene, una madre desnaturalizada y destructiva agarrada a una botella. Tim, el niño pobre del hogar de acogida que sueña con ser alguien...
La relación entre Ivory y Curry está plagada de medias verdades. Su pasión parece estar por encima de todo pero no es cierto. Curry quiere que Ivory destaque por sí misma y no, por ser la novia del jefe ricachón. La unión hace la fuerza y la pareja lucha contra muchas cosas. ¡Ah!, se me olvidaba... tratándose de una novela de Diana Palmer no podía faltar un precioso epílogo y algún que otro embarazo.
Resumiendo, si podéis conseguir esta novela leedla porque merece la pena. Tiene unos cuántos añitos y se nota, pero si lográis ver más allá os va a encantar. Cómo dato curioso, señalar que más de quince años separan a la pareja protagonista. Algo que no me atraía nada, al principio, pero he acabado por acostumbrarme.
Mi puntuación es 4,5/5