Crítica realizada por LILIAN
"Rebecca Cullen, Becky, no tiene tiempo para el amor. A sus 24 años, sin padres, debe ganarse la vida y mantener a sus hermanos adolescentes, una continua fuente de problemas. Uno de ellos, Clay, es detenido por posesión de drogas, y cuando Becky acude a pedir clemencia al fiscal, éste no es otro que Rourke Kilpatrick, tan conocido por su atractivo físico como su mal carácter. Entre ambos surge una apasionada relación, pero Becky pronto sospecha que Rourke la ha seducido sólo para seguir de cerca de Clay, pieza fundamental en el juicio contra una banda de narcotraficantes"
Novela publicada también con el título Sueños de medianoche (Diana Palmer)
Ya no sé la de veces que he rectificado este resumen, así que, voy a optar porque describir llanamente a los personajes. Rebecca Cullen es una joven abnegada y pobre, que está al frente de su familia desde los 16 años. Una familia compuesta por un abuelo muy enfermo y dos hermanos menores, Clay y Mack. Rebecca actúa como una madre para Mack, que tiene apenas 10 años, y como un "sargento" con Clay. Clay entre que se rodea de malas compañías y que la adolescencia no le ha sentado muy bien, no hace más que darle quebraderos de cabeza a su hermana. Y por si fuera poco, todos viven del trabajo de Becky en la ciudad y del huerto que cuida su abuelo en la granja. Hecha ya la presentación de nuestra protagonista voy con su partenaire, el imponente, varonil y desconfiado Rourke Kilpatrick. Un "madurito amante de los puros" de 35 años, con sangre irlandesa y cherokee en sus venas, que vive pendiente de su trabajo como fiscal del distrito. Para la dulce Rebecca, Filpatrick no es más que el hombre que fuma en el ascensor y le detesta con todas sus fuerzas. Cuando Clay es acusado de vender droga a los niños de un colegio sus caminos se unen...
Un momento para amar está repleto de pros y contras. Empecemos con los pros que siempre es más positivo. Me ha parecido estupenda la parte en la que Rourke es acosado por los malos y los intentos que hace por sacar a Clay del pozo donde se ha metido. La relación que mantiene con Rebecca es más importante para él de lo que imagina y disfruta mucho con cada una de sus citas. Mientras tanto Becky, está deslumbrada por su atención pero se lo toma con calma. Hace oídos sordos a la oposición de su familia y sigue adelante sin saber muy bien lo que le deparará el futuro. Otro punto a favor de la historia ha sido la ausencia del temido paternalismo que hace gala siempre la Palmer.
Y ahora vamos con los contras, que parecen más que los pros pero para mí son menos importantes: He encontrado muy repetitiva a la autora en ciertas descripciones como las de la vestimenta de Becky. Es un no parar de chaqueta raída, ropa interior deshilachada (¡qué pérdida de glamour!), medias con carreras... Teniendo en cuenta que la susodicha trabaja en un despacho de abogados que ocupa un bonito edificio de oficinas de Atlanta donde tiene su despacho -provisional eso sí- hasta el fiscal del distrito pues no hay quien se lo trague. Otra cosa que me ha hecho apretar los dientes ha sido, el asunto de la virginidad. Ya sé que todo Palmer, escrito como Dios manda, debe de contar con unos protagonistas que se lleven mil años (en este caso, sólo 11) y además es impepinable que la protagonista sea virgen, ¿por qué me sulfuro entonces? Pues porque no me va eso de que llegue Kilpatrick y le haga la dichosa preguntita a Rebecca y encima la respuesta sea: claro es que eres anticuada, una chica de campo, bla, bla, bla... Y como colofón está el asunto de la portada de Cisne. A mí que me echan para atrás las posturitas y las caras de éxtasis a medio gas, encima tener que aguantar el añadido final... arggggg...
Con todo lo escrito anteriormente, imagino que si puntúo a la novela con un 3.5/5 sólo me entenderán las incondicionales y sufridas seguidoras de Susan Kyle alias Diana Palmer.
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