Virginia Henley - Amor y ambición

Crítica realizada por Trini

Su madre había soñado para ellas un esplendoroso futuro como actrices en los escenarios londinenses, y es que las hijas de los Gunning, María y Elizabeth, eran extraordinariamente bellas.  Ambas cantaban y bailaban como profesionales, pero la pequeña Elizabeth se parecía más a un indomable espíritu de los bosques irlandeses que a una diva de los teatros del Siglo XVIII inglés. Por lo menos, ésa fue la sensación que experimentó el Duque de Argyll, John Campbell, cuando la vió por primera vez junto a un coto de caza.  Aquella joven era un prodigio de la naturaleza... salvaje, libre y dolorosamente hermosa.  A John no le cupo la menor duda: el amor había entrado en su vida.

Para Elizabeth, aquel diablo moreno, de rudo acento escocés, calaría en lo más profundo de sus sentidos. Pero en sus vidas, el amor y la ambición irían de la mano, porque ¿cómo podría un noble escocés contraer matrimonio con una pobre chica irlandesa?. Además, los intereses de la madre de Elizabeth pesarían como una losa sobre la vida de la joven cuando, ya en Londres, Beth despertara el deseo de los más sofisticados caballeros, entre ellos el posesivo y vanidoso Duque de Hamilton, con quien la obligarán a contraer matrimonio. Condenada por la avaricia de su madre, Beth aceptará con resignación aquella unión de conveniencia, sin saber que John Campbell aún tiene las llaves de su corazón y su destino.

¿Qué puedo decir de Virginia Henley que no haya dicho ya?. Como es costumbre, nos ofrece de nuevo una historia maravillosa por su intensidad y realismo.  Su narrativa es extraordinaria y sus diálogos fluyen de manera natural. Las obras de esta autora siempre me parecen joyas y sus palabras me llegan al corazón.

“Amor y Ambición” es una historia real, pero si la lectora, o el lector,  espera encontrar una novela romántica amable no es este el caso. Es más, me atrevería a decir que el argumento amoroso es casi secundario; en este caso es más importante la vida de las hermanas Gunning. Sin duda, mujeres fascinantes que, de la pobreza más absoluta, llegan a ocupar las más altas posiciones entre la exigente sociedad aristocrática inglesa. Elizabeth y María movían masas que se agolpaban para, simplemente, verlas pasar. Casi podríamos decir que fueron las precursoras del “famoseo” actual. Estaban en las páginas de sociedad y la gente se peleaba por estar a su lado.  No obstante, la artífice real de estos logros fue su ambiciosa madre Bridget (que no tenía nada que envidiar a los actuales expertos en marketing y relaciones públicas). La Señora Gunning, viendo el talento de sus hijas y fomentándolo desde la más tierna infancia, orquesta una campaña para llevar a sus niñas a las más altas esferas.

Se trata, entre otras cosas, de una historia de superación en el caso de Elizabeth y de ambición en el caso de Bridget (su madre) y María (su hermana). Beth es una joven alegre y sencilla que vive experiencias extraordinarias por cumplir con los deseos, y las órdenes, de su madre.  Aún así, su vida no está exenta de situaciones muy tristes, duras y difíciles como su matrimonio con el despreciable, y maltratador, Duque de Hamilton.

John Campbell, Duque de Argyll, es un noble encantador, alegre y atractivo que se queda prendado de la joven Beth en cuanto la ve en los bosques de Irlanda. “Un esplendoroso rayo de sol momentáneamente reflejado en el agua le cegó; a continuación, en un abrir y cerrar de ojos, una radiante aparición surgió ante él. “¿Es real o un espíritu del bosque?”, se preguntó. (…) Nos veremos a la luz de la luna orgullosa Titania”. Esta es la primera impresión que Beth causa en John y que lo perseguirá a lo largo de los años.

Ambos han de superar infinidad de problemas, convencionalismos sociales y situaciones complicadas para poder llegar a la culminación de su amor.
Aunque no es una historia romántica al uso, es maravillosa por su intensidad. No es fácil de leer, pasan demasiadas cosas desagradables,  pero el amor triunfa y sientes que lo correcto es que Beth y John estén juntos. Su amor es imperecedero, su historia ha llegado hasta nosotros a través del tiempo gracias a la maestría de Virginia Henley; a quien agradezco profundamente que nos de la oportunidad de conocer a personajes históricos reales, con las estupendas licencias narrativas que ésta se toma.

Muy recomendable