Brandy Manhattan: Entrevista

Entrevistamos a Brandy Manhattan con motivo de la publicación de su novela Ligar es como montar en bici.

¡Hola, Brandy! Bienvenida a El Rincón de la Novela Romántica.

¡¡Hola a todo el mundo!! Encantada de estar por aquí. Es mi primera vez así que os diré que me llamo Brandy, me gusta escribir y al parecer se me da bien, ni de casualidad os confesaré cuántos años tengo ni tampoco cuántos pares de zapatos guardo en mi súper zapatero divino de la muerte. Sí os diré sin embargo que cuando no escribo me gusta leer historias de amor con una taza de chocolate caliente al lado y en absoluto silencio, o salir con amigas de compras y a tomar unas copas de vino tinto en algún local chic a ver y dejarme ver... Y hablar. Me encanta hablar. De lo que sea, pero sobre todo de hombres. Y síiiii, vaaaleeeee, me encantan los hombres. Pero para eso fueron puestos en la Tierra, ¿no? para que fueran nuestra debilidad y nos volvieran locas. Ains, ¿veis?, me lío yo solita hablando.

Os presento mejor mi nueva novela, "Ligar es como montar en bici", que saldrá el 10 de septiembre de la mano de Ediciones B en bolsillo por solo ocho euritos. Así que sin excusas, a por ella a vuestra librería favorita si logro convenceros de que os va a encantar en estos minutitos que me concedéis.

¿Qué nos puedes contar sobre la trama de este libro?

Os lo voy a ir destripando poco a poco durante esta charla, ¡pero sin spoilers! Los detesto. Así que de entrada os diré que ambos protagonistas tienen un currículum amoroso algo complicado y buscan el amor a su manera. Ashley no es un satélite de Victoria, no es el clásico protagonista que le da a ella lo que le falta, complementándola a la perfección. No es que a ella le falte seguridad, o amor, o dinero, o glamour, o lo que sea y él se lo dé rollo Cenicienta. Va a ser que no, que mi cinismo vomita corazones solo de pensarlo. Es más, Ashley hace que a Victoria le dé muchas veces un bajón. Es como cuando en el instituto nos gustaba el chico más guapo y nos miraba y no sabíamos cómo interpretarlo y terminábamos decidiendo que seguro que era porque se reía de nosotras porque no llevábamos levi's sino vaqueros del mercadillo. Pero a los treinta y pico no a los quince... y no sé qué es peor, la verdad.

Y a Ashley le ocurre lo mismo. Es un hombre...no, es médico, y la diferencia entre los médicos y Dios es que Dios no se cree médico. ¿Os he dicho que ni a Victoria ni a mí nos gustan los médicos?, pues ya lo sabéis. La cuestión es que la ordenada vida de Ahsley, que no lo es tanto, se ve centrifugada por una mujer que le hace dudar de los axiomas que han regido su vida durante los dos últimos años.

Así que aquí nada de protas divinos de la muerte, seguros de sí mismos y con una horda de admiradores. No, dos personas normales que son quienes son como consecuencia de sus pasados. Como cualquiera de nosotras, vaya; nada traumático pero sí algunos errores de los que ir aprendiendo. ¿O acaso vosotras no la habéis cagado alguna vez? Por favor decidme que sí porque yo tengo una lista de meteduras de pata con los tíos que es más larga que la que escribo todos los años a los Reyes Magos...

¿A qué tipo de lectores románticos va dirigida?

A cualquiera con ganas de leer y pasar un buen rato. No es una novela densa ni especialmente sensiblera aunque tenga sus momentos. Es una novela ágil, rápida, divertida y con alguna escena hot de las que, según una escritora de esta casa, descongelarían los casquetes polares. Si andáis justas de amigas o queréis hacer una nueva, Victoria Adams es vuestra chica. Está como una cabra, le gusta pasarlo bien y que la gente de su alrededor disfrute de su compañía.

Está también, desde luego, la historia de amor. A mí me encanta, pero eso es hacer trampas. Si no me gustara cómo ocurre lo hubiera escrito de otro modo, hubiera creado un romance, una seducción distintos. Pero bueno, a mí me enamoran Victoria y sus camisetas tontas, su consolador violeta a pilas, su locura transitoria y sus salidas brillantes que dejan a Ashley patidifuso.

¿Cómo describirías a sus protagonistas?

Victoria está como una regadera. Tiene una imaginación desbordada y ningún pudor en dejarla volar. Su cabeza es un torbellino de ideas locas que van y vienen y que enlaza a base de disociaciones. Pero más allá de eso Victoria está hecha un lío; y triste. Aunque se pase el día haciendo el bobo Victoria está muy triste. Durante la novela vemos a una protagonista algo aniñada, incluso frívola, que intenta reponerse después del palazo que supone encontrar a tu pareja de diez años con otra en plena acción en tu cama el mismo día en que eres despedida. Pero ese golpe, o quizá el cambio de ciudad y de vida por ende, le obliga a madurar. Vemos a una Victoria que comienza a tomarse las cosas más en serio, a controlar su furia y a encauzarla del modo adecuado, a preguntarse dónde quiere ir y qué no quiere volver a vivir. La vemos renacer y reinventarse, tomar fuerzas y volver a ser la Victoria que fue una vez. Pero sin rollos filosóficos o de psiquiatra. Frus frus, de eso nada, esta es solo una novela divertida que no pretende psicoanalizar a la mujer de hoy. La cuestión es que conforme su corazón sana vemos cómo su seguridad crece, como ella misma se acepta y se asienta, y cómo se lanza sin miedo a por lo que desea, que es por cierto el médico del quinto. Eso sí, madurar no significa dejar de hacer tonterías; eso es marca de la casa y además la hace única. Victoria es de ese tipo de personas que solo por tenerlas cerca te sientes mejor, te hacen sonreír. Es una campanita.

Ashley... Ashley os enamorará aunque a ratos queráis zarandearle. Pero también querréis, como le ocurre a Victoria desde el minuto cero, atarlo a la barandilla del portal y practicar sexo oral a lo grande con él. Muuuuy a lo grande porque es de esos tíos que te tienes que tirar con la luz encendida para no perdete nada. Como personaje es más complejo de lo que parece inicialmente (es un tío ¿no? en teoría blanco y en botella). Esconde un pasado doloroso y trae a Victoria de cabeza con su "ahora te echaría el mejor polvo de tu vida-ahora no quiero que me toques". Pero es además un hombre con el que se puede contar. Siempre. Ah, y es celoso; y posesivo. Y Victoria de tonta no tiene un pelo...

¿Cuál es la mayor virtud y el peor defecto del protagonista masculino? ¿Qué tiene para que ella se enamore de él?

Si tengo que deciros así, a bote pronto, qué ve Victoria en Ashley, seré poco romántica. Conoce a Ashley en el portal de su casa, son vecinos, y en el momento en que pone los ojos en él el tanga se le revoluciona. Ashley está bueno. Está muy, muy bueno. Y además lo sabe y tiene ese punto engreído que hace que el tanga de Victoria no sea lo único que se derrita: su cerebro va detrás y de entrada no es capaz de enlazar dos frases seguidas.

Y bueno, Ashley juega al perro del hortelano, que ni come ni deja comer. Literalmente. No tiene ninguna intención de liarse con Vic –como él la llama- pero sí pretende abortar cualquier cita que ella tenga. Y lo intenta, vaya si lo intenta. Y la confunde, vaya si la confunde. Y más cuando las compañeras de piso le advierten de los rumores que dicen que quizá al médico-tío-bueno no ... En fin, Supongo que este debería ser su defecto, pero es taaaan sexy que se lo perdonas, por más que te pueda exasperar su actitud.

Lo mejor es que se puede contar que él. Cada vez que Victoria está triste, o confundida, o necesita hablar, o sencillamente compañía para tomar una copa y parlotear sobre cosas sin sentido, él está allí. Sin que le llame, sin que tenga que pedirle nada. Siempre lo tiene cerca. Y además sabe cómo ofrecerle consuelo y darle fuerzas.

Ah, y ya que estamos poniéndonos íntimas., Ashley es la leche en bote en la cama. Que no es imprescindible pero sí un dato a tener en cuenta ¿no? No me mintáis, bandidas, que anda que no os estaréis preguntando si es de los modositos o de los depravados. Mmmmmm, ñam.

¿Cómo definirías la relación entre ellos?

Es muy física, muy íntima. No quiero decir que sea sexual, que también lo es, sino que el contacto entre ellos, cada vez que se produce, cambia el escenario sentimental en el que se encuentran, sea cual sea. Además suelen verse siempre a solas, con lo que la intimidad todavía invita más al pecado... Pero como os he dicho más arriba, Ashley no quiere pecar, pero tampoco que ella vaya ganándose el infierno por ahí con otros.

Así que tenemos a Ashley loco por Victoria pero intentando mantener las distancias y a Victoria loca por Ashley y decidida a meterlo en su cama... Venga, pasión latina contra probidad inglesa, se admiten apuestas...

¿Cuáles han sido los mayores desafíos a los que te has enfrentado en esta novela?

Ha sido, sin duda, encontrar la voz de Victoria. Está escrita en primera persona y necesitaba saber antes de ponerme a teclear qué quería contar y qué quería callar. Y decidí que no quería callar nada: quería que os metierais en su cabeza, que supierais cómo piensa, cómo deduce, cómo se le va la pinza... Pero es complicado hacerlo sin abrumar al lector. Así que escribí tres capítulos y los mandé a la editorial porque no me convencían. Ni a ellos. Hablamos durante más de media hora sobre voces, otras autoras, ideas, perspectivas... Y volví a empezar. Y esta vez sí, la encontramos y nos cautivó. Tanto, tanto, que dejó de ser un proyecto digital para salir finalmente en negro sobre blanco, o lo que es lo mismo en papel, y no exclusivamente en ebook que era la idea inicial.

Pero ha habido dos cosas más que me han agobiado mucho. Una es el género en sí. Yo me considero lectora de chick-lit de solera, de mediados los 90, de Helen Fielding, sí, pero también de Plum Sykes, Marian Keyes, Sophie Kinsella, Lisa Jewell o Lisa Beth Kovetz; que había vida antes de Bridget Jones. Y ese es un chick-lit algo distinto al de casa, al que cultivamos aquí y que tanto triunfa. Quería encontrar el equilibrio entre lo simpático y lo despiadado: esas historias donde lo habitual es aburrido, lo envidiable es patético, lo ridículo es interesante y lo cínico es admirable. Y ello sin caer en los tópicos del lujo o los chascarrillos fáciles. Un proyecto ambicioso ¿no os parece? Vosotras me diréis si lo he logrado o he fracasado estrepitosamente; estoy en vuestra manos y confío ciegamente en vuestro criterio. Ya me habéis demostrado que puedo aprender mucho con lo que reseñáis.

Y ese es precisamente el otro factor que me tiene agobiadísima. Es mi primer chick-lit pero no el vuestro. Yo soy una aprendiz, vosotras las expertas y no tenéis que ser pacientes solo porque yo pueda llegar algo más tarde o quiera experimentar. He pasado la novela a siete u ocho personas distintas –tal es mi miedo, en serio, rara vez leen tres personas algo mío antes de que se publique-: una lectora del género, una de romántica en general, una que no lee romántica, una que no lee habitualmente, una crítica con experiencia, una escritora... Me alivia que todas ellas se lo hayan leído en dos días y que lo hayan disfrutado. ¿Significa que les ha parecido perfecto? No, claro que no, para gustos colores y dudo que exista el libro diez. Pero al menos significa que les ha gustado. No debería deciros que soy nueva y estoy llena de inseguridades, pero bueno, ¿por qué mentir? En el Rincón de la Novela Romántica estoy entre amigas, y además me conocéis de sobra, así que... ah, no esperad, que de Brandy no sabéis nada. Vale, no leáis el último párrafo. Mirad fijamente a la pantalla... cuando cuente hasta tres olvidaréis lo que acabáis de leer... uno, dos y tres... ¡¡Genial!! Sigamos...

Por último y esto es personal y no técnico están las profesiones de los protas. Victoria es fisioterapeuta y yo he pasado más de tres años en tratamiento de rehabilitación, y es muy duro y no quería ponerme seria con ello; y Ashley es especialista rehabilitador y de medicina deportiva, quizá el único tipo de médicos que tolero (como colectivo, a título individual algunos me caen bien, que conste), y quería que mi alergia a los doctores os resultara divertida y no llena de rencor. Confío en que después de leer la novela a vosotras también os caigan un poquito peor los batas-blancas. ¡¡Sería un exitazo!!

¿Qué emociones te gustaría despertar en tus lectores cuando lean esta novela?

Quiero que el lector se divierta. Hay quien ha llorado en un par de momentos, pero guardo los whatsapps de quienes la han leído y conforme iban conociendo a Vic me iban enviando bromas sobre alguna de sus locuras. No pretendo montar un rollo psicoanalítico solo porque la "prota" madura y se hace mayor, ni analizar las relaciones que salen mal o cómo afrontar nada...Es más, no tengo ni pajolera idea de cómo sentirte bien cuando la vida te trata mal, ¡qué más quisiera!

No, solo quiero que conozcáis a Victoria y tengáis la sensación de que estáis tomando con ella una copa de vino y contándoos vuestras vidas. Y que cuando acabéis deseéis un Ashley en para vosotras solas. Y sin ya tenéis uno... ¡¡entonces enviadme un mail y contadme dónde os lo habéis comprado!!

Muchas gracias por contarnos tantas cosas, Brandy. Te deseamos mucha suerte con la novela. ¡Un beso!

¿Yaaaa? Jo, se me ha pasado volando. Bueno, pues esto es todo, bye-bye, ciao bellas, au revoire. Os espero en breve con un montón de opiniones, buenas yo quizá no tanto, y ojalá con muy buenas sensaciones. Gracias al equipo del Rincón Romántico por hacerme un huequito. ¡Por cierto! No os dejéis por leer ni un solo pie de página, uno de ellos tiene un beso enorme para esta casa. Nuestra casa.
MUAAKAAA.

Ligar es como montar en bici

Autor: Brandy Manhattan

Editorial: B de bolsillo

Género: Chick lit

Formato: Bolsillo

Sinopsis:

Lunes de agosto. Siete de la mañana: bronca monumental con mi chico; ocho y cuarto: me despiden; nueve y media: sorprendo al muy desgraciado con otra. ¿Qué haríais vosotras, eh? A lo mejor sois más valientes y hubierais cogido el toro por los cuernos... pero como allí los únicos cuernos me los habían puesto a mí lo que cogí fue mi maleta de Prada. ¿Que por qué me largué a Londres? Porque tengo la doble nacionalidad y un piso compartido.

Pero no esperaba encontrarme a dos compañeras convencidas de que el amor es para locas, débiles o cobardes... ni a un vecino médico que conseguía que mis braguitas se revolucionaran solo con verlo... ni hacerme amiga de Maria, un ejemplo de superación..., ni a su primo, que resultó ser mi actor favorito y que estaba más bueno que comer con los dedos.

Ni descubrir que dejar los problemas en España no significaba superarlos. O que la autoestima no se reinventaba. O que no tenía ni idea de cómo funcionaban los rollos de una noche.

¿Queréis que nos tomemos una copa y os lo cuento con más calma? Id llamando al camarero y pedid una botella de vino: invito yo. Ah, por cierto: me llamo Victoria Adams. No es broma.