No creo damiselas en busca de un matrimonio, sino mujeres fuertes, rebeldes con la sociedad y el momento que les toca vivir. Mujeres que no se conforman con esperar a que un hombre la saque a bailar. Pero que en el amor son mujeres.
El amor que envuelven a nuestros personajes se aparta de lo utópico; es más tangible, real; aquello que podría ocurrirle a cualquier pareja en la misma situación en la que ellos se encuentran, aunque apropiadamente envuelto en un halo de romanticismo.
Aunque mis libros transcurren durante la Inglaterra Medieval o de La Regencia, también contienen personajes y/o escenas de la Italia Medieval y, en el último libro, en las que hoy son Alemania/Austria.
Si un personaje no me conmueve, entonces algo estoy haciendo mal. Pero realmente, me gustó mucho Caroline de Una apuesta indecente. Ella estaba dispuesta a tomar riesgos con tal de intentar enmendar su vida y, al hacerlo, encontró a Nicholas.
Siempre intento que tengan el atractivo de los caramelos duros con el corazón tierno. Por fuera, mis chicos suelen ser viriles, arrogantes y autoritarios. Pero por dentro, trato de darles ese toque sentimental.
En mi carrera como escritora, adoro los momentos en los que la imaginación toma el mando y el libro empieza a escribirse solo. No puedo explicarlo bien, pero sucede.
Creo que las emociones de los personajes deben ser tangibles para el lector, para que realmente pueda comprender a esos personajes. Cuando las emociones son agudas, claras y nuevas cobran vida para el lector.