Crítica realizada por Wanda
De la querida y premiada Anne Gracie llegan the Devil Riders, cuatro valerosos soldados que regresan de la guerra y deben abrirse camino en un reluciente nuevo mundo. Ésta es la historia del cínico Rafe, que rescata a una encantadora niña abandonada y pierde el corazón en el proceso...
Rafe Ramsey, el hijo del difunto Conde de Axebridge, no cree en el amor. Pero eso no significa que esté dispuesto a aceptar el matrimonio de conveniencia que le propone su familia para asegurar la línea de sucesión. En lugar de ello, toma la impulsiva tarea de seguir el rastro de la nieta desaparecida de una acaudalada familia inglesa y se dirige a tierras lejanas. En Egipto, no encuentra a una asustada joven sino a una bonita mujer que huye de algo más serio que una no deseada proposición de matrimonio...
Ayisha ya no es una ingenua niña de ojos grandes después de seis años en las calles no es víctima fácil para ningún hombre. En cualquier caso tampoco es rival para las maniobras de Rafe...ni sus besos. Antes de pase mucho tiempo se encuentra de regreso a Inglaterra con Rafe para abrazar una nueva vida y a una nueva familia. Pero cuando los oscuros secretos de su pasado la atrapan, amenazan con destruirlos a ambos. Y Rafe se verá obligado a elegir entre las creencias de toda una vida... o el amor.
Bien, pues aquí tenemos una historia de esas en que el protagonista está escaldado de las mujeres, no cree en amor y no tiene intenciones de caer en las garras de una hembra. Ahora sí, si tiene que casarse porque no le queda más remedio, para no discutir con su familia y tener un heredero para el título, se casa y se acabó la historia.
Pero no es una historia más de hombre hosco y escaldado y muchacha que consigue enamorarle, no. Además, esta novela nos hace viajar a lugares maravillosos.
Rafe encuentra el modo de librarse, aunque sólo sea de momento, de ese matrimonio acordado al que tanto teme: marcharse a la búsqueda de una niña que desapareció hace años. En Egipto nada menos. Rafe es el hijo menor de un conde. Su hermano, George, el conde actual tras la muerte de su padre, no puede tener un heredero. Ya sabemos que en esa época, lo más importante era tener alguien al que dejarle el título y la fortuna y en este caso, como en tantos otros de la Historia, el que tiene que cargar con las consecuencias es el hermano menor. Por tanto, se pacta un matrimonio de conveniencia, tan de moda en esos tiempos. Y Rafe, sin pensarlo demasiado, se ofrece a ayudar a una antigua amiga de su abuela.
Ya tenemos la fantasía y el misterio en la puerta. Todos creían que el hijo y la nieta habían desaparecido para siempre en Egipto, que habían muerto. Pero nuevas noticias les hacen pensar que la muchacha puede estar aún con vida en El Cairo.
Así que nos trasladamos allí con Rafe, que busca a una criatura asustada y lo que encuentra es una mujer bella, que vive escondida.
Ayisha quedó huérfana y ha estado vagando por las calles, se ha buscado la vida como ha podido. Ha dejado de ser la criatura bonita y tierna que todos recuerdan y se ha convertido en una mujer fuerte, siempre haciéndose pasar por un muchacho para evitar riesgos mayores. Es lo que se dice un golfillo.
Sí, ha conseguido sobrevivir y casualmente por eso cuando se entera de que un inglés está buscándola, hace todo lo que puede para darle esquinazo.
No quiero contar mucho más del argumento, pero ya imaginaréis que Rafe la encuentra y los enfrentamientos entre ellos son deliciosos.
El argumento me ha atrapado, la forma de narrar es muy buena, los diálogos se hacen entretenidísimos. Los personajes son tan distintos que te hace gracia ver el modo en que Rafe intenta encontrar argumentos y ella se los desmorona.
Los secundarios que acompañan a la pareja protagonista también hay que mencionarlos. No podía faltar ni uno de ellos y no sobra nadie.
Muy, pero que muy entretenida.
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Crítica realizada por Irdala
Esta es la tercera entrega de la serie Jinetes oscuros. En este caso es el turno de Rafe Ramsey, el segundo hijo del difunto conde de Axebridge, quien más que un hijo para el conde, fue un estorbo. Su plena dedicación fue para su hijo mayor. A Rafe lo mandó a vivir con su abuela y en cuanto concluyó sus estudios se encargó de comprarle un puesto en el ejército. Con un pasado tan poco ligado a su familia, no es de extrañar que a Rafe le interese muy poco todo cuanto tenga que ver con ellos. Sin embargo, es un hombre responsable y sabe cuáles son sus obligaciones, así que cuando su hermano, tras muchos años de matrimonio sin descendencia, le prepara una boda puesto que en él recae la tarea de la sucesión, Rafe acepta aun sin conocer a la novia, aunque la condición que su hermano y su cuñada han pactado con su futura esposa, haga que se le revuelvan las tripas.
Durante la cena de la boda de su íntimo amigo Harry (protagonista de la segunda entrega de la serie), conoce a una amiga de su querida abuela. Esta mujer le comenta que ha sabido que existen muchas posibilidades de que su nieta, Alicia Cleeve, única hija de su difunto hijo, a quien hasta hace poco creía muerta, esté viva en alguna parte de Egipto, y le propone ir en su búsqueda. Rafe decide emprender una última aventura antes de encadenarse en un matrimonio que no le agrada en absoluto, y acepta el encargo.
En Egipto, una joven de 19 años cuyo nombre es Ayisha, vive escondida bajo la apariencia de un muchachito que responde al nombre de Azhar. Lleva malviviendo en las calles desde que tenía 13 años y vio morir a sus padres víctimas de la peste. Escondida bajo la cama de su agonizante madre, escucha cómo unos hombres la buscan para venderla a Zamil, el mayor traficante de esclavas de la zona.
Gracias a la caridad de Laila, que se gana la vida horneando empanadas, ella y el pequeño Alí, un niño huérfano a quien Laila también ha acogido bajo su protección, Ayisha sobrevive y tiene lo que para ella es su familia. Su sueño y el de Laila es conseguir alguna vez el dinero suficiente para establecerse junto con el pequeño Alí en Alejandría y comenzar los tres una nueva vida.
Las cosas marchaban, relativamente, hasta que aparece Rafe, haciendo preguntas y enseñando, a todo el que lo quiere ver, una pintura que representa a una Ayisha de 13 años.
Ya he dicho en las anteriores críticas que he hecho de los libros de esta serie, que Anne Gracie me encanta por su manera de contar historias. Esta novela sigue la misma línea que las anteriores, aunque quizá aquí hay mucha más aventura. El hecho de que parte de la historia transcurra a caballo entre Egipto y altamar, agrega un plus de exotismo que los libros anteriores no tienen. Sin embargo, aun habiéndome gustado, este ha sido quizá el que menos me ha entusiasmando de todos. Pudiera ser que tuviera unas altísimas expectativas en él, que las tenía, o que he echado en falta algo más de acción. Casi seguro que al leer la sinopsis y ver que la novela se iba a desarrollar en Egipto, ya iba yo preparada y con ideas preconcebidas. Desde luego no faltan aventuras, ya lo dije antes, pero a mí me han parecido suaves.
La relación entre los protagonistas en muy bonita, se desarrolla lentamente y nada llega antes de que toque. A medida que Ayisha va confiando más en Rafe, va contándole su historia y él le habla de su vida como soldado, su infancia y las relaciones con su familia e íntimos amigos. De este modo vas viendo como ambos se van enamorando.
Los diálogos estupendos y la narración de la autora fácil y muy amena.
Los secundarios, como ya pasara en las otras novelas de la autora, juegan un papel importantísimo en la historia, dan color y calor a la novela.
El final es típico de Anne Gracie: todo, absolutamente todo, atado y bien atado, todos cuantos han participado en la historia quedan felices y contentos.
Esta autora, ya lo he dicho más veces, escribe cuentos para mayores, y a mí me encantan.
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