Crítica realizada por Irdala
Libro 2 de la serie “Jinetes oscuros”
Harry Morant quiere encontrar una esposa y dedicarse a la cría de caballos. Firmin Court es la propiedad perfecta. Pero cuando ve a la propietaria, hija de un conde caído en desgracia, sus planes se ven amenazados por la pasión que Nell despierta en él...
Toda una vida de mentiras ha llevado Nell a la ruina. Obligada a vender su propiedad al veterano y atractivo soldado, rechaza el ofrecimiento de Harry de casarse para salvaguardar su patrimonio y así poder seguir con su búsqueda: un secreto que puede hacer tambalear su felicidad junto a Harry.
Este es el segundo libro de la serie Jinetes oscuros. Cuando leí el primero descubrí a una autora que me encantó y me quedé con unas ganas inmensas de leer algo más de ella. Por fin he conseguido sacar un rato para leer esta segunda entrega de la serie, ¡ay, cómo me ha gustado!
No penséis que estoy hablando de un novelón puesto que no, no lo es, pero a estas alturas de la película, donde de setenta y tantas novedades mensuales sólo unos poquitos libros contaditos con los dedos, son de verdad novela romántica (de la tradicional, para que nos entendamos), encontrar una sencilla novela que te cuente una bonita historia de amor, que te lleve de la mano por una dulce aventura, que te arranque algún que otro suspiro y, por qué no, alguna lagrimilla, es todo un lujo.
Harry acaba de volver de la guerra y su único objetivo es dedicarse a la cría de caballos. Por supuesto también quiere encontrar una esposa. No tiene que realizar un matrimonio por amor, es más, no lo quiere. Sólo necesita que sea una buena mujer. Desde luego no va a invertir tiempo en buscarla, eso ya se lo ha encargado a su tía. Él, mientras tanto, va a buscar la finca en la que va a vivir y donde montará, junto con su socio, lo que espera sea un próspero negocio.
Por su parte, Nell, está en la más absoluta ruina. Lo ha perdido todo y, por si eso no fuera suficiente, un dolor lacerante oprime su pecho porque le han quitado lo que más ha querido en su vida. Ha cumplido sobradamente la edad de casarse y aunque tuvo su presentación en sociedad, lo cierto es jamás tuvo nunca muchas posibilidades de matrimonio, pues ni su físico ni las actividades de su padre, eran bazas a su favor.
Sentada en la trasera de una carreta, bajo una torrencial lluvia, empapada hasta los huesos e inundada del más profundo dolor, Nell va camino de la que aún cree su casa. En el trayecto conoce a Harry. Es un corto encuentro y jamás pensaron que sus caminos volverían a cruzarse, sin embargo, así es.
No voy a contar mucho más, tan sólo decir que para Harry esta mujer es perfecta para ser la compañera que busca y no pierde el tiempo en proponerle matrimonio. En los planes de Nell no está un matrimonio, ella tiene algo mucho más importante que hacer, algo primordial, imperioso, una búsqueda que hasta el momento ha sido infructuosa pero no piensa darse por vencida.
Harry es tozudo y Nell se ha convertido en un misterio y una obsesión. No imagina qué secreto oculta ella ni por qué, estando como está absolutamente sola y desamparada, reiteradamente rechaza su proposición de matrimonio. Al final, las circunstancias, provocadas por Harry, obligan a Nell a aceptar el matrimonio y la ayuda que sin duda necesita. Y a medida que se va narrando la historia de Nell, vamos asistiendo a la rendición de ambos.
Me gusta como Anne Gracie cuenta sus historias. Es amena y sencilla, es casi una contadora de cuentos. En sus novelas hay héroes y villanos, mujeres fuertes pero que, dada su situación, necesitan de la fuerza y el apoyo masculino para poder continuar. Los malos pagan sus fechorías y, al final, los buenos son felices por siempre jamás.
Este libro, al formar parte de una serie, cuenta entre sus páginas con personajes de la primera novela y de las próximas. Además, como premio extra, cuenta paralelamente la historia de amor del socio de Harry (una pareja entradita ya en años), algo que comenzó a fraguarse en la primera entrega y que en este libro se desarrolla y concluye y que resulta preciosa.
Soy muy consciente de que cada cual tenemos nuestros gustos. Los míos son sencillos y, por tanto, no pido pompa ni fuegos artificiales. Quienes sólo busquen una novela romántica de las de siempre, en donde todo llega en su justo momento, con el grado de emoción suficiente como para cerrar el libro satisfecha y donde, además, al final todo queda atado y bien atado y dejándote con la miel en los labios para ir corriendo a buscar la siguiente historia de la serie, estoy segura de que disfrutarán tanto como yo de Cautiva de ti.
No pienso ponerle nota, con decir que me ha dejado una sonrisa feliz en los labios, creo que vale.
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Crítica realizada por Wanda
Lo cierto es que he leído alguna crítica de la primera entrega de esta serie y no me ha convencido del todo, pero siempre pienso que las escritoras no pueden hacer todas sus novelas magníficas, o serían dioses. Por eso, aunque no me había leído la primera parte, quise arriesgarme con esta segunda entrega.
El argumento, por otro lado, también me llamaba la atención por eso de la cría de caballos, porque he leído otras novelas que tocan el tema y siempre me han resultado buenas.
Me voy a lanzar primero con la protagonista femenina porque es un personaje que me ha gustado mucho.
Nell no ha llevado una vida demasiado fácil. Su madre muere cuando ella es muy joven y su padre… Bueno, su padre era un tipo que no se salvaba ni con alas. Jugador y además mentiroso patógeno, aunque sí debo decir en su descarga que según vemos en la narración, y a pesar de haber causado un desastre en el pasado, no se trataba de una persona que lo hiciera con malas intenciones.
La protagonista tiene que solucionar y encontrar algo que es lo que más le importa en la vida y por ello no tiene más solución que ir a Londres. El encuentro con un hombre atractivo, inteligente y fascinante que se ofrece a ayudarla a salir de la fastidiosa situación en la que se halla nos hace pensar que va a aceptarle y que ahí acabará todo. Nada de eso, ella prefiere ir a la ciudad en compañía de la viuda de un rico comerciante deseosa de visitar Londres. Lo que pasa es que Bath le llama la atención a la viuda y hacen una parada en la ciudad.
El hombre que ya le ofreció seguridad, y que no la ha olvidado, vuelve a pedir su mano.
Harry Morant, el protagonista, es el hijo bastardo de un conde y una criada. Tampoco él ha tenido un pasado fácil y siempre ha arrastrado su bastardía como un peso. Sin embargo, amparado por la tía de su padre, se ha criado con su hermanastro y ha estudiado. Es por lo tanto todo un caballero aunque nunca haya sido aceptado totalmente en la buena sociedad. Ya sabemos que antes había muchos hijos ilegítimos que, lejos de apenarse por ese asunto, se aprovechaban de la circunstancia. Al no ser herederos legítimos no tenían la preocupación de defender un título y mucho menos de buscar una heredera para procrear y continuar la estirpe. Gozaban de más libertad que los demás, como sucedía con las viudas. Curiosa esa época.
A Harry le preocupa, en cierta medida, no ser un candidato ideal para contraer matrimonio con alguien de la nobleza. Caballero, sí, pero con ciertos reparos ante los ojos avizor de las madres de muchachas casaderas. Tras el fracaso de su amor juvenil se alistó en el ejército donde pasó algunos años. A su vuelta, cuando deja de ser soldado se propone comprar una finca y dedicarse a criar caballos.
Casualmente es eso, la cría de caballos, lo que facilitó que conociera a la heroína y que ella quedara prendada en su pensamiento. Cuando vuelve a encontrarse con ella no piensa dejarla escapar. Hay que sumar a esto que ella es hija de un conde, aunque sin un centavo.
Me ha gustado el modo en que Harry trata de conquistar el amor de ella, cómo la trata, haciéndola sentir hermosa y deseada, y sobre todo su proceder cuando se entera de la búsqueda que ella se trae entre manos, animándola y apoyándola. Sinceramente, es un héroe que hace las delicias de la lectora.
Resultan divertidos los pasajes en los que no quiere admitir que realmente está loco por la protagonista.
Algo que resaltar en esa novela es que nos mantiene tensos con la relación entre ambos, las escenas son muy buenas y no encontramos una de cama a la primera de cambio sino cuando tiene que llegar, en su momento justo.
Ni uno solo de los secundarios me ha parecido flojo o sin venir a cuento, todo lo contrario, están donde deben estar, resultan cercanos y hasta graciosos y dan bastante juego en la historia.
Una novela para leer y disfrutar.
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