Anne Stuart - Socios en el delito

Crítica realizada por Teresa

Jane Dexter estaba tratando de conservar una fórmula secreta lejos de manos equivocadas, y el cómplice que había contratado había probado ser un bueno para nada. Convencido que bajo la desaliñada apariencia de Jane había una mujer gloriosamente sensual, Sandy Caldicott perdió todo interés en las actividades ilegales y se dedicó a una solitaria campaña para reformar a Jane.

Mientras tanto, entre los embrollados pensamientos de Jane se hacía paso una idea: Tal como iban las cosas ella terminaría en los brazos de la ley... o en los brazos de un apuesto y peligroso embaucador.

Sandy es abogado, tiene dinero y el éxito se le ha sonreído. Sin embargo, está cansado de la vida que lleva, nada le entretiene, no encuentra nada emocionante en su vida. Pero eso va a cambiar al conocer a Jane y desde ese momento todo va a ir cabeza abajo. Bueno, no pasa nada, a fin de cuentas es lo que busca, un poco de emoción.

Jane le parece al principio una muchacha tímida. Hasta que le hace una propuesta descabellada. Para Sandy es como una ráfaga de aire renovado, se evapora su apatía de un plumazo.

Jane, de todos modos, no es la muchacha que él cree, sino una mujer bastante decidida y que, por un error, cree que Sandy es un tal Jimmy, ni más ni menos que un chalado, un pirómano al que han dejado libre. Por eso su propuesta totalmente absurda e irracional: quiere que provoque un incendio.

Ilógicamente para un abogado, Sandy le sigue la corriente. ¿Por qué? Pues simplemente porque se lo está pasando de cine con esa mujer alocada e insensata. Lo malo es que una cosa lleva a la otra, lo que empieza como simple diversión para Sandy acaba arrastrándole a una atracción de la que no puede escaparte y termina enamorado de la chica como un besugo. ¡Ay, los hombres! Siempre se siente atraídos por las chicas malas, ¿verdad? Lo que pasa es que Jane no es una chica mala, sino que quiere acabar con el hombre que posiblemente mató a su hermano Richard para robarle su descubrimiento.

Los personajes de la novela me han parecido muy entretenidos. Con inteligencia, sagaces, atrevidos, conforman una pareja que me ha hecho pasar muy buenos ratos.

Hay un montón de malos entendidos bastante divertidos y aunque el desenlace no es una sorpresa, la forma de narrar de la autora y las circunstancias de uno y otro protagonistas te mantienen en vilo hasta el final.

Me hubiera gustado un poco más de ritmo en el final, porque es sencillo, no hay un enfrentamiento fuerte de acuerdo con el argumento. A pesar de eso, esta autora escribe bien, consigue atrapar con su modo de describir las cosas, creando personajes con fuerza y cercanos. La novela se lee con facilidad, no es de esas en las que te atascas, tiene fluidez, momentos divertidos.

Lo que más me ha gustado es la originalidad del argumento porque además de tratarte de una situación muy especial, como la de pedir a alguien que cometa un incendio, está ligado a un descubrimiento científico, a la muerte de un personaje de forma misteriosa en un accidente de auto y a un villano que se va a aprovechar del descubrimiento de ese hombre.

En el libro hay parte de misterio, de tensión, un romance divertido y bonito y un secundario, Stephen, que es el villano de la historia y la completa, un sujeto decidido a todo con tal de encontrar una fórmula que le hará millonario.

Bastante entretenida y la recomiendo.