Brenda Joyce - El paso definitivo

Valoración:

Crítica realizada por Azalea.

Cuando Sofie O’Neil se enteró de la repentina muerte de su padre su vida cambió radicalmente. A la edad de 7 años su padre tuvo que dejar EEUU para ir a la cárcel donde finalmente murió. En ese momento presa de la rabia de la desesperación cayó rodando por las escaleras dejándole una lesión incurable en el tobillo. Su relación con su madre nunca fue muy cercana, si bien todo se volvió más gris con este acontecimiento.

Sofie aprendió a ocultar su tristeza cara a la galería pero descubrió en la pintura un medio de expresión, poco a poco, se fue dando cuenta de su don, dándole un motivo para vivir. Dejó que la tachasen de joven excéntrica y lisiada, con tal de poder dar rienda suelta a su arte, no necesitaba a las personas, no necesitaba sus fiestas… tan sólo vivir para lo único que le hacía sentirse plena.

Una inesperada circunstancia, cambia el transcurso de sus días radicalmente. Escondida en unas rocas presencia un interludio sexual entre su vecina y un apuesto hombre que no conoce pero por el que se siente fuertemente atraída. Pronto descubrirá que aquel que observa no es otro que Edward Relanza, un peligroso ladrón de diamantes con gran fama entre la mujeres de la sociedad neoyorkina…

Edward por su parte acaba de llegar de Sudáfrica y está deseoso de un lugar tranquilo en el que establecerse, es cierto que siente gran predilección por las féminas pero sus delitos no van mucho más allá, diga lo que se diga entre rumores. Aquel día en la playa no pudo evitar la presencia de una pequeña pelirroja que le observaba fijamente y sabiéndose un canalla continuó con sus andanzas… Si bien esa jovencita le intrigaba, se informó y cercioro de todo lo que pudo, y lo que encontró le enterneció de tal forma que se proclamó su fiel defensor, no dejaría que ni su madre ni las amigas de ésta la dejaran de lado, la tacharan de pobre coja sin futuro… Como fiel amigo que se proponía ser, le daría un futuro que no esperaba, le abriría puertas y dejaría que aflorase la personalidad y el carácter que él veía en sus ojos.

Al poco de su reciente y consolidada amistad las cosas adquieren un matiz diferente puesto que la inexperiencia de Sofie le hace creer que se ha enamorado de él y él no es capaz de negar la fuerte atracción que siente por ella… todos los esfuerzos son en vano y finalmente sucumbe a la tentación, siendo consciente de que ese hecho marcará la vida de ambos por completo.

El paso definitiva sin duda alguna es un libro diferente, tanto por su trama, bastante peculiar, como por su contexto y sus protagonistas. Tras su lectura no me atrevo a recomendar este libro a ciencia cierta, a mi personalmente me ha gustado y tampoco tengo muy claro en por qué, pero si buscáis una historia de amor dulce y sentida, nacida de la amistad o del día a día, os diré que este no es el libro. Me sorprendió la premura con la que producen los hechos, una amor incondicional surgido a las pocas horas de conocerse, un hombre que no cree en el amor, estigmatizado por un futuro que sabe que no tendrá.

El libro está repleto de actitudes y hechos impulsivos que en mi opinión, no son muy congruentes, si bien en cierta forma enriquece la historia. Cómo no se sirve de confusiones y malentendidos para darle continuidad a la trama, unos conflictos que en el 100% de los casos se resuelven con la palabra, siendo la falta de comunicación y el orgullo el hilo conductor.

Edward es un hombre hecho a sí mismo, de fuerte carácter y determinaciones que no duda ni un instante de tenderle la mano a un ser que le necesita, se muestra protector, dulce, encantador y complaciente mientras no haya nada más en juego que una inocente amistad… Cuando las cosas cambian llega a ser posesivo y dominante, que viendo la secuencia de los acontecimientos tampoco me extraña por Sofie parece haberse dejado la cabeza en algún sito por el camino… Si bien es admirable como lucha por el amor de la pequeña pelirroja.

Sofie, es una mujer controvertida, se ha criado recluída, evitando todo tipo de contacto social, pero en apenas unos días pasa de la oscuridad a la luz cegadora y creo que no sabe como replantearse su nueva vida. Es impulsiva y conocedora de sus limitaciones, sabe lo que quiere pero cuando parece conseguirlo se desinfla cual damisela en apuros y se hace pequeña. Poco a poco recupera fuerzas, haciendo de ella una mujer de paso firme que no duda ni mira hacia atrás aunque sepa que lo único que quiere en la vida es aquello que cree que no puede temer.

No me queda muy claro que es lo que ha querido hacer Brenda Joyce con los secundarios, porque sus historias no se concluyen o porque son incongruentes. La personalidad de la madre, es tremenda, es posesiva, egoísta y traicionera, si bien en ocasiones muestra un lado totalmente opuesto. La actitud del padre no puedo comprenderla y bueno la historia de la hermana no aporta absolutamente a la trama y no constituye en sí una historia.

Y no me gustaría acabar esta crítica sin agradecer a Cisne la fabulosa sinopsis que exhibe su contraportada, que nos cuenta la historia a partir de la página 240, facilitando en precioso y gran spoiler que a mi personalmente me encantan… En fin que para poner eso mejor que no se hubieran molestado.

El paso definitivo nos cuenta la historia reformada de cómo el patito feo llegó a ser un hermoso cisne, cómo paso de la soledad a la notoriedad y cómo se hizo un hueco en el mundo, no sin derramar muchas lágrimas en el camino, tropezar con desalmados caballeros, recorrer la bohemia parisina y luchar (o dejar que luchen) por un amor imposible

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