Cheryl Holt - Placer absoluto

Crítica realizada por Mailo

Podía decir que en esta historia existe el conflicto de siempre: mujer que no se lleva demasiado bien con su padre, casado con una muchacha bastante menor que él y que disfruta haciendo de señora de la casa. Por otro lado, el libertino guapo y seductor que se enamora de la hija y quiere tenerla a toda costa para lo que pone en marcha su plan de ataque: pintarla.

Isabel es una mujer que sabe que es hermosa, pero que no le da demasiado importancia. Se siente aburrida, desamparada y hasta traicionada por su padre. Por eso, cuando Gabriel, un extravagante pintor que además se dedica a seducir a las mujeres, insiste en hacer un cuadro de su belleza, acepta el desafío.

El padre de la protagonista es uno de los secundarios que da juego en la historia. Él, odia a Gabriel porque su mujer no fue más que una más de sus conquistas y no se lo perdona. Las discusiones con Isabel van siempre por esa vía: no quiere que tenga nada que ver con Gabriel porque es un mujeriego y, según él, un desaprensivo.

El protagonista, Gabriel Cristofore, se dedica a pintar y vive bien a cuenta de hacer retratos de la nobleza y seducir a muchas mujeres. Su atractivo le ayuda bastante y él sabe de su potencial. Pero como el amor es así, cuando conocer a Isabel se da cuenta de que no todo es oro, de que ya no puede jugar con ella como con otras. Desea pintarla, sí, porque su belleza debe ser plasmada en un lienzo, pero ansía aún más conocer su corazón y su alma, saber cómo piensa, cuales son sus inquietudes. Es un personaje bastante intenso e interesante, un mujeriego empedernido, un bala perdida que se hace querer y hasta entiendes, conociendo su pasado, su forma de actuar.

Elizabeth es una de esas protagonistas que no conoce las delicias del lecho nupcial, pero que quiere conocerlas. La insistencia y seducción de Gabriel la hacen olvidar sus temores y se lanza sin paracaídas a una relación que puede resultar peligrosa para su corazón.

Hay que destacar en esta novela las escenas calientes, porque son muy calientes. No vendrían nada mal para una novela erótica, así que todo el mundo queda avisado porque a muchas lectoras este tipo de escenas las rechazan.

El personaje de Charlotte, bastante más joven que el padre de Isabel e incluso 10 años más joven que ella, con quien se casa con la intención de tener un hijo varón, está bien definido y hasta consigue ponerte en contra al ver el modo en que desplaza a la protagonista en ser la anfitriona del hogar familiar. Digamos que es ella la que empuja a Isabel a cometer el desatino de aceptar ser pintada por Gabriel. Se le perdona todo por ser la artífice del encuentro entre la pareja protagonista.

La novela no es la típica histórica que muchas pueden esperar, con un romance tierno, porque la actuación de Isabel no va para nada con la época en que se ubica la historia. En realidad, no sabes si Gabriel es el seductor o es ella la que lo atrapa.

Hay secundarios realmente buenos, como el padre del protagonista, enamorado de una sirvienta de Isabel. Este romance es bonito y enternecedor.

En fin, que se trata de una novela con buena narrativa, escenas romántico-eróticas bien escritas y personajes muy bien definidos.