Christina Dodd - En mis sueños

Crítica realizada por Linnea

Libro 4 de la Serie Institutrices

Desde que era solo una niña, Celeste ha tenido un ardiente deseo: casarse con Ellery Throckmorton. Pero ¿qué oportunidad tiene la hija de un jardinero de atraer a uno de los caballeros más ricos de Inglaterra?

De todas formas, su estancia en la Distinguida Academia de Instritutrices le permite regresar a Blythe Hall con una educación refinada que complementa a la perfección su rabiosa belleza y parece colocar su sueño al alcance de su mano. Pero, cuando ya se ha comprometido con Ellery, la tentación cobra forma humana en Garrick, el serio y misterioso hermano mayor de los Throckmorton. Pues a pesar de que Celeste no soporta sus intromisiones constantes, no puede negar que su corazón se estremece cada vez q él le sonríe. Y la pasión que mantiene bajo un control formidable la está conduciendo a comportarse de una manera impropia de una dama...

Desde que era una niña, Celeste Milford ha estado enamorada de Ellery Throckmorton, un libertino muy apuesto dedicado a seducir a jóvenes. Sin embargo, ella sabe que no es nadie, sólo la hija del jardinero y que, por tanto, nunca podrá conseguir casarse con él, aunque es el hijo menor de la familia. Garrick, el hermano mayor de los  Throckmorton, decide que Celeste vaya a estudiar a una distinguida academia de institutrices: la de la señorita Ana. Pasan varios años y Celeste vuelve convertida en una mujer nueva que ha viajado a varios lugares, como Francia y Rusia. Ahora es la institutriz de los hijos del embajador ruso. Y llega dispuesta a conquistar al hombre de su vida,  Ellery. Pero después de tanto tiempo, su amor de siempre no es lo que ella esperaba.

El argumento de esta novela de Cristina Dodd es muy posible que nos suene a algo ya conocido. Chica enamorada del menor de una familia adinerada que se va a estudiar y vuelve hecha una mujer resuelta y con conocimientos. Sí, hablamos de la película Sabrina de la que hemos podido disfrutar dos versiones: la de Audrey y Bogart y la de Ormond y Ford.
 
La historia que nos enseña la autora es muy similar, casi un calco de la película. Celeste está enamorada desde pequeña de Ellery, un bala perdida que no hace nada productivo pero que para ella es un verdadero dios. Vuelve decidida a conquistarlo y se encuentra con que no es, en realidad, lo que ella creía. Sin embargo, el hermano mayor, al que ella apenas había hecho nunca caso, Garrick, porque lo veía como un hombre demasiado serio, taciturno, dedicado en cuerpo y alma a gobernar la familia, se muestra ante ella desde otro prisma.

Garrick, por su parte, tampoco había reparado nunca en la pequeña hija de su jardinero.

Y surge la atracción entre los protagonistas.
 
Hay un toque de intriga, de secreto, de investigación, que aunque puede sobrar en el argumento lo hace interesante y distinto a la película. Es prescindible, pero ahí está la autora para dar la vuelta a la tortilla y entregarnos la novela desde otro punto de vista.
 
Los personajes principales están bien definidos y se hacen querer. Se hacen cercanos.

Hay escenas en las que no tienes más remedio que soltar la risa porque están escritas en un tono jocoso del que se disfruta.

Los secundarios, muy buenos, como Penélope, Kiki o la misma lady Philberta, la madre de Garrick y Ellery.
 
Es una novela divertida que, en mi opinión, no busca más que hacer pasar un buen rato a las lectoras. Y creo que lo consigue, pero poco más.