Crítica realizada por Bona Caballero
Courtney Milan ha publicado "The Countess Conspiracy" ("La conspiración de la condesa") en diciembre de 2013. Inglaterra, época victoriana.
Sebastian Malheur, uno de los hermanos Sinister, lleva años escandalizando a la buena sociedad. Por un lado, es el típico granuja a quien nunca falta compañía femenina. Pero, por otro, es uno de esos darwinistas que estudia teorías científicas sobre las leyes de la herencia biológica. Da muchas conferencias, y es apreciado y odiado a partes iguales. Hasta la fecha, lo lleva con soltura y buen humor porque es un tipo bastante majo.
Y, sin embargo, la tensión interior está pudiendo con él. Y se vuelve contra su amiga de la infancia, Violet Waterfield, la condesa viuda de Cambury. Está harto, está cansado. Le suelta un "Fuck you Violet!" que suena totalmente fuera de lugar con un personaje hasta la fecha encantador.
Lo que ocurre es que, en realidad, Violet es el cerebro que está detrás de las teorías e investigaciones que Sebastian presenta. Y él está cansado de esta conspiración que se traen entre manos desde hace años. Además, ama a Violet, siempre la ha querido. Y espera que ella, algún día, le corresponda. Por si esto fuera poco, su hermano está mortalmente enfermo y no quiere dejarle a él la custodia de su hijo, algo que a Sebastian le hiere profundamente.
Violet tiene sus propios problemas. Es una piedra, una roca insensible. Su madre y su hermana le exigen que haga siempre lo correcto, que se comporte como una dama. Si se descubre que se dedica al estudio de eso que hoy llamaríamos genética, sería un escándalo monumental. Estuvo casada, y su marido murió hace cinco años. Hubo algo malo en ese matrimonio, pero no lo averiguas hasta bien entrado el libro, así que no lo destriparé aquí. Ahora, se centra en sus estudios científicos, encerrada con un cartel a su puerta que advierte: "La condesa NO debe ser molestada excepto en casos de Muerte, Destripamiento, el Apocalipsis, o la Llegada de su Madre".
No es fácil que puedan tener su final feliz estas dos personas, con serios problemas personales, y enfrentados con sus muy tradicionales familias. El sexo no siempre es alegre y despreocupado, ni siquiera para un sinvergüenza con amplia experiencia. No después de años de enamoramiento sin esperanza. Ha sido su amigo tanto tiempo, que está dispuesto a seguir así el tiempo que haga falta. "Me di cuenta hace años que tenerte de amiga no era un segundo premio. No era nada por lo que fastidiarse. Era un honor".
En su momento, definí a Sebastian Malheur como parlanchín, un inteligente darwinista perseguido por la sociedad de la época, una especie de Sheldon Cooper sorprendido de que haya todo un mundo de perfectos ignorantes que no reconozcan su superioridad intelectual. Bueno, en este libro, dedicado a su historia, aparece más serio, pero sigue sorprendido de vivir en esta sociedad que puede no reconocer el mérito de su chica. Claro que también tiene momentos hilarantes. Aunque Violet sea la que ha hecho casi todo el trabajo, Sebastian no carece de mérito científico. Sólo él puede hacer que un pequeño estudio sobre botánica resulte irresistiblemente romántico. Es un héroe perfecto: divertido, inteligente, respetuoso, enamorado hasta las cachas, paciente, comprensivo, supportive... De verdad, no hay nada que Sebastian no haga por la mujer amada.
Me ha encantado esta novela. Cómo refleja el hecho de que la ciencia, en la Inglaterra victoriana, podía ser considerada obscena e impropia de mujeres, por ejemplo. O cómo dos personas pueden superar juntos sus problemas emocionales. "Violet es una pila de papeles, seca como el polvo, y en cada uno de ellos está escrito el nombre de Sebastian".
Courtney Milan borda la descripción de estos personajes y su ambiente. La trama, sin ser muy intrincada, te arrastra lo suficiente para que no puedas dejar de leer. Al final, (casi) todo acaba bien y con un bonito lazo de remate.
Aplaudo a C. Milan por su forma de representar a la familia. A diferencia de lo que nos cuentan muchas edulcoradas historias románticas, no siempre es el nido seguro donde te aman, protegen y apoyan. A veces, los parientes son quienes más atacan, desprecian e ignoran las verdaderas capacidades, méritos y sentimientos de las personas. Como les ocurre a Violet y Sebastian. Llega un momento en que Sebastian dice: "En resumen, hoy, creo que he conseguido ofender o eliminar a todas nuestras relaciones más próximas"
Quizá el único pero que le pongo es que no mantiene esta tesis, íntegramente, hasta el final. Sólo uno de los personajes se mantiene coherente en su egoísmo y desprecio hacia su pariente. Los demás acceden muy rápido a cambiar sus opiniones, y no de forma sutil o elaborada.
Valoración: 9/10. Maravillosa; imprescindible; excelente, casi perfecta.
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