Heather Graham - Ojos de fuego

Crítica realizada por LadyZarek

En el corazón del Triángulo de las Bermudas, enterrado bajo el océano, yace un tesoro por el que valía la pena matar. Incontables aventureros habían desaparecido buscando esa fortuna...

Samantha Carlyle había perdido ya a dos hombres en el mar. Los acontecimientos inexplicables se sucedían... cuando, repentinamente, regresó a la pequeña isla Adam O'Connor, un viejo amor. En la casa de Samantha, todo parecía ser una gran obra de teatro, donde sus "actores" representaban un mundo diferente a la realidad.

OPINIÓN:

"Ojos de fuego" es un Harlequín de Heather Graham. La historia, protagonizada por Samantha Carlyle y Adam O'Connor, transcurre en una bella isla, situada en pleno Triángulo de las Bermudas. Es una historia de amor y odio, de reencuentros y de secretos. Una novela de misterio, y amor... supuestamente.

Sam vuelve de una excursión con los turistas que están visitando la isla Seafire cuando ve que en el barco del correo se encuentra, a punto de desembarcar, Adam O'Connor, su antiguo amor, al que expulsó de la isla años atrás al sentirse traicionada. Él ha vuelto por algún motivo que se niega a aclararle a Sam. Va a quedarse, le guste a Sam o no. Sam se muestra irascible con él... incluso cuando él salva su vida. Sam es atacada en su propia cabaña, y Adam llega a tiempo para evitar que la mujer se desnuque, pero por ello pierde de vista al asaltante. Sam, en lugar de agradecerle a Adam su oportuna actuación, le reprocha todo lo que puede y más.

A pesar de lo enfadada que sigue con él, al paso de los días, el deseo que siempre ha existido entre ambos vuelve a explotar, mientras buscan al atacante y mientras ella empieza a cuestionarse la muerte de su padre y la desaparición de un buen amigo. Además, Adam no la deja sola nunca, y eso la pone nerviosa en más de un sentido... El misterio del Beldona tampoco hace nada bueno para apaciguarla, más de un turista está interesado en ese barco y el tesoro que podría contener, y por el que sería capaz de matar...

Más o menos, de esto va el libro. La historia en sí está bien, no aburre y tampoco es muy larga (254 páginas), pero algo juega en su contra: la protagonista, una imbécil de cuidado que estropea todo. Me hubiera gustado disfrutar del libro, pero Samantha Carlyle se empeñaba en irritarme con su estupidez, con su rencor, con su soberbia y con sus ataques propios de una mimada. Además, pega a quien se le ponga por delante por cualquier tontería (por ejemplo, a Adam tras salvarle éste la vida). Lástima que no se la coman los tiburones, porque me ha parecido muy mala como protagonista.

Adam me ha parecido un buen protagonista, pero demasiado blando con la dichosa Sam. Menuda paciencia tiene el hombre, aguantando las acusaciones de ella (como si ella fuera la víctima inocente de todo y no hubiera cometido errores). Él oculta algo, y no quiere contárselo a Sam de momento... pero está enamorado, y sabe que si no se lo cuenta, esa segunda oportunidad que tienen podría ser la última, y podría perder a Sam para siempre.

En esta historia intervienen muchísimos personajes secundarios, demasiados para una historia tan corta, y que resta espacio a la historia de los protagonistas (no veo amor, por cierto). Aquí la autora nos mete una cantidad casi infinita de secundarios, cada uno con algo que decir, pero a mí me ha resultado todo muy lioso. No recuerdo la mayoría de los nombres, ni falta que hace.

Lo que tengo claro es que me he llevado una decepción. La historia prometía, pero la autora lo estropea por completo con una protagonista tan descontrolada como Sam. Me ha irritado, y eso no contribuye a que me guste un libro. Menos mal que lo saqué de la biblioteca y no me gasté ni un céntimo, porue hubiera sido dinero mal gastado.

Nota: 3/10