Crítica realizada por Mailo
Sabrina y Stephanie Hartwell, dos hermanas gemelas que llevaban largos años sin verse, coinciden un día en cierta ciudad de China y, mientras celebran la casualidad del feliz encuentro, conciben una idea tan disparatada como prometedora de diversión: intercambiar sus vidas, asumir durante un tiempo cada una la vida de la otra. Ninguna de las dos se siente satisfecha con la existencia que lleva y ambas creen que un cambio, una interrupción de la monotonía acostumbrada animará mucho sus respectivos espíritus. De modo que Sabrina va a la pequeña localidad de Evanston, cerca de Chicago, y se convierte provisionalmente en esposa de Garth, el marido de Stephanie, y madre de los hijos del matrimonio. Stephanie, por su parte se traslada a Londres, para dirigir, en lugar de Sabrina, la tienda de antigüedades que ésta regenta. Han resuelto que la broma sólo dure una semana. Pero el destino, siempre imprevisible, toma cartas en el asunto y complica la experiencia. De tal modo que , inesperadamente, Sabrina se encuentra ocupando -de manera vitalicia, según todos los augurios- el lugar de su hermana, con dos hijas que la adoran y un marido... ajeno . Ajeno y desconcertado ante el súbito cambio de su esposa que no parece la misma de antes. En torno a este planteamiento ensombrecido por la tragedia se desarrolla una historia de dramatismo tenso y vigoroso, matizado por la ternura; un relato cuyo desenlace resuelve con sorprendente brillantez la insólita situación en que el argumento coloca a los personajes.
El libro consta de tres partes y cada una de ellas nos muestra las distintas etapas de la vida de las protagonistas. Son dos jovencitas acostumbradas a vivir en distintos países. Su padre es diplomático y su madre le apoya desde siempre. Da la impresión de que lo más importante para el matrimonio es conseguir el encumbramiento del esposo, sin importar dejar un poco de lado lo que las hijas ansían, que es vivir una vida normal, tener amigos fijos, colegio fijo y casa fija.
El padre es un hombre severo y de las dos hermanas la que más se enfrenta a él es Sabrina. Las muchachas son idénticas, como dos gotas de agua, a veces ni sus propios padres pueden diferenciarlas y las confunden. Pero el carácter de ambas es distinto. Mientras que Stephanie es más acomodaticia, piensa en enamorarse y tener una familia estable, distinta a la de ellas, Sabrina es más impulsiva, más decidida y vivaz, más valiente. Sabe que sus padres prefieren a Stephanie y que ella ha supuesto una decepción para ellos.
Como niñas y adolescentes, más de una vez intercambian su personalidad como broma, pero siempre que perpetran una trastada es Sabrina la inductora y su hermana la sigue.
Ya de mayores, Stephanie se casa con un profesor-científico, especialista en ADN, vive en Everston (Estados Unidos), y tiene dos hijos, Cliff y Penny. Sabrina también se casa pero con un hombre muy rico, tiene una casa que es un palacio, viste ropa cara, tiene joyas y se codea con lo mejor de la sociedad. Mientras que el matrimonio de la primera es feliz, el de Sabrina resulta un fiasco y se separa.
Al cabo de los años, Stephanie se ha convertido en un ama de casa que se encarga de todo, que no tiene tiempo para nada, a la que se le ha venido abajo un pequeño negocio, que batalla por llegar a fin de mes y desea que su marido, Garth acepte un trabajo mejor remunerado. Está harta de esa vida oscura e insípida mientras que su hermana vive a lo grande.
Sabrina, por el contrario, es una dama requerida en todas las fiestas sociales. A pesar de haberse divorciado de Denton, siguen llamándola milady, ha conseguido abrirse camino decorando casas y vendiendo antigüedades en su tienda, Ambassador, que consigue fama más allá de las fronteras inglesas. Tiene una preciosa propiedad en Londres, es independiente y libre para flirtear con quien le apetezca y los hombres la persiguen. Es la diosa de Londres.
Stephanie se toma una semana libre para alejarse de un matrimonio que empieza a hacer agua. Junto a Sabrina, recuerdan cuando eran pequeñas, al muchacho griego que las ayudó una vez que se escaparon de casa y empezaron a bombardear la ciudad... A Stephanie le gustaría vivir como Sabrina y a Sabrina le gustaría saber qué se siente teniendo una familia de verdad. Por eso deciden intercambiar sus vidas durante unos cuentos días.
Lo que va a ser solamente una semana se convierte en dos, en tres. Sabrina sufre una caída y se rompe una muñeca, por tanto no es posible regresar al mundo al que pertenece porque serían descubiertas. Y Stephanie aprovecha la ocasión para disfrutar a tope antes de volver a encerrarse en Everston con un marido con el que ya apenas hace el amor, unos hijos a los que quiere pero que la cansan y unos amigos que resultan aburridos.
No voy a contar la historia, pero sí decir que la desgracia se cierne sobre las dos gemelas y Sabrina se encontrará encerrada en una trampa que ella misma ha creado. Y lo peor, se ha enamorado del marido de su hermana y adora a sus hijos.
Hasta aquí un poco del argumento. Ahora me gustaría comentar algunos puntos de la novela.
Me ha fascinado la declaración de Garth a Stephanie en el laboratorio, mientras le cura unos cortes y en la calle se desencadena una batalla campal entre policías y universitarios, con gases lacrimógenos incluidos. Es la petición de mano más curiosa que he leído nunca y genial es decir poco.
Aunque Garth siempre ha pensado que Sabrina es una ricachona sin muchos principios y una snob acostumbrada a la buena vida, los autores han creado una escena fastuosa entre los dos, después de una barbacoa, en Everston, durante una visita, mientras Sabrina limpia los platos y él los seca. Sin ser conscientes, acaban analizando la forma de ser de cada uno, descubren su alma al otro, hablan de la forma de ser de Denton, por qué se divorciaron; y del modo de ser de Garth y su obsesión por la enseñanza y la investigación. Esta escena es muy emotiva.
Esta novela lo tiene todo: descripciones estupendas, pequeñas reseñas sobre las obras de arte para comprender mejor el mundo de lujo en e que se mueve Sabrina, disputas escolares y problemas con Stephanie. Tan pronto te mueves por lujosos restaurantes o en la cubierta de yates increíbles, como por la cocina de Stephanie mientras prepara la cena o el campo de fútbol donde su hijo Cliff acaba de meter un gol. Vas del boato de Ambassador y la casa de Sabrina a los arreglos que requiere la de su hermana. Pasas de lucir majestuosos vestidos y joyas a vestir casi insípidamente, de saborear un delicioso manjar a deleitarte con una hamburguesa.
No, no se vuelve uno loco, simplemente enloqueces de satisfacción, es imposible no hacerlo cuando una novela está escrita tan magníficamente como ésta.
Hay tantos secundarios y tan buenos que no sé por donde empezar.
En Everston tenemos a Linda y Dolores, las amigas de Stephanie, capaces de cualquier cosa por ayudarse entre ellas, de esas amigas de verdad que son para siempre. Hay más, pero es imposible nombrarlos a todos y no explicar un poco de cada uno, por lo que esta reseña se haría muy larga, así que prefiero que los descubráis si podéis encontrar la novela porque tiene muchos años.
Y al otro lado, en Londres, encontramos a Alejandra, la mejor amiga de Sabrina, que siempre está ahí cuando hace falta. A Gaby con sus problemas, a Antonio –un hombre multimillonario que quiere casarse con ella y llevarla a Brasil-, y a Max, el encantador, seductor y libertino Max que será el causante de la desgracia de ambas hermanas. Y Dimitri, el muchacho griego que se ha convertido en un hombre importante y maravilloso.
Quiero hacer una mención especial a la Serra Thirkell, el ama de llaves de Sabrina. Este personaje resulta entrañable, siempre al lado de ella, pendiente de todo y entregada por completo porque quiere a la muchacha casi como una madre.
Cliff y Penny, los hijos de Stephanie y Garth son como cualquier niño de esas edades: revoltosos, protestones, independientes, y a veces problemáticos. Pero se hacen tan entrañables como la señora Thirkell porque les vas conociendo poco a poco y viendo sus dudas y sus esperanzas.
Dejo para lo último a Garth, porque si el personaje de Stephanie está bien logrado y el de Sabrina me ha llegado al corazón, el del protagonista masculino es, simplemente, sensacional. Un hombre preocupado por sus clases y sus investigaciones, sí, pero que ama profundamente a su esposa de la que sigue locamente enamorado después de doce años de matrimonio, que soporta con estoicismo sus negativas a hacer el amor, que adora a sus hijos. Un hombre leal, honrado, cabal, que no se viene abajo ni cuando le acusan de dar aprobados a cambio de sexo con las alumnas. Un héroe que da espacio a su esposa, que le da tiempo, que no pide nada y sólo ofrece su apoyo incondicional creyendo que ella debe buscarse a sí misma.
Francamente, si tuviera que enamorarme lo haría sin duda de Garth. Es el héroe más completo que he leído nunca.
Hay una nota negativa en esta novela, pero no es para el autor sino para el traductor: PATADÓN incalificable al vocabulario cuando una de las hermanas se refiere a la cantidad de tiendas visitadas y te suelta: "Esta es la tienda catorceava o quinceava que visitamos" Uuuuff. Se me saltó hasta la hiel. Aparte de ese gazapo, perfecto el resto.
De este libro se hizo una mini serie para TV hace muchos años. Lamento decir que, en este caso, una imagen NO vale más que mil palabras. La serie que produjeron partiendo de la novela de Judith Michael no hace justicia al libro. Ni el argumento de la serie, ni la sinopsis de la novela son suficientes para dar una ligera noción de lo que vamos a encontrar en el libro.
En la película he encontrado a una Stephanie y a una Sabrina que no me han parecido, ni de lejos, el reflejo de las protagonistas de esta fantástica historia. Tampoco me he identificado demasiado con el protagonista que interpreta a Garth,
Cuando veo una película cuyo argumento proviene de una novela, me gusta ver a los personajes en la pantalla, identificarlos, saborear los momentos más bonitos del libro, pero supongo que lo que prima en estos casos es sacar la máxima sustancia y venderla para ganar audiencia. Es posible que a muchas personas les haya encantado la serie, y me alegro por ellas, pero si queréis disfrutar realmente de una historia llena de encanto, tenéis que leer la novela.
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