Linda Howard - Shadow Woman

Crítica realizada por Bona Caballero

RESUMEN DE LA TRAMA
Lizette Henry se despierta una mañana y hace un aterrador descubrimiento: no reconoce la cara que ve en el espejo. Recuerda su aspecto, pero su reflejo es el de otra persona. Más sorpresas: dos años parecen haber desaparecido de su vida. Inexplicablemente, alguien se ha tomado muchas molestias para mantener ocultos para siempre esos años desaparecidos. Pero el pasado siempre tiene una forma de regresar.
Pronto afloran extraños recuerdos y, junto con ellos, algunas habilidades y talentos inusuales que Lizette no tiene ni la menor idea de cómo las había adquirido. Siente que la están controlando, Lizette de repente sabe cómo buscar micrófonos ocultos en su casa y dispositivos de rastreo en su coche. Todavía más, puede eludir la vigilancia, como si fuera una competente espía.
Entra en escena un misterioso y seductor desconocido llamado Xavier, que afirma que quiere ayudar, pero que pone en marcha perturbadoras imágenes de un crimen atroz del que Lizette puede ser –o no- la responsable. Los recuerdos vuelven poco a poco, y de repente se convierte en el objetivo de asesinos anónimos. Huyendo sin ningún lugar en el que esconderse, Lizette no tiene más elección que depender de Xavier, un hombre fuerte en el que ella no confía, con una poderosa atracción a la que no se puede resistir. Las aguas turbias se van aclarando, y Lizette se enfrenta a una traicionera conspiración y a una verdad que, una vez sea revelada, puede silenciarlos, a ella y a Xavier, de una vez para siempre.

Crítica de la novela "Shadow Woman"

"Shadow Woman" es una novela de suspense romántico que Linda Howard publicó en enero del año 2013.
Empieza el libro con un prólogo: "San Francisco, cuatro años antes". Ante la estupefacción de los agentes del Servicio Secreto, se produce un tiroteo en la suite de hotel donde se quedan el Presidente de los Estados Unidos y la Primera Dama.
Lo que ocurrió aquel día no acaba de aclararse del todo hasta finales de la novela. Precisamente ahí radica parte del misterio de la historia.
Los primeros capítulos son trepidantes. Asistimos a la angustiosa situación de una mujer que despierta una mañana y no reconoce su cara en el espejo. Sí, son sus ojos. Pero el resto no coincide, sus rasgos están alterados.
Empieza a preguntarse si sufre amnesia. Pero no, lo cierto es que recuerda perfectamente su vida, su infancia, quién es, en qué trabaja... y, sin embargo, en el espejo ve un rostro ajeno.
Se siente violentamente enferma, le duele la cabeza, vomita. Algo va mal. Llama al trabajo diciendo que no puede ir. Su compañera le dice que vale, que no pasa nada. Se queda en casa, pero las cosas no mejoran. Empieza a darse cuenta que no recuerda nada de dos años en concreto de su vida. Se siente vigilada y busca micrófonos ocultos. Pero no saben quiénes son esos "ellos" a los que teme.
Poco a poco va recordando cosas. Descubre que tiene habilidades insospechadas, como buscar escuchas, hacer el puente a un coche, conducir agresivamente, eludir disparos, vigilar... En fin, talentos propios de espía totalmente ajenos a una tranquila y rutinaria trabajadora de oficina como ella.
Paralelamente, descubrimos a un black ops que la vigila. Es Xavier, un misterioso y guapo cachas de operaciones especiales. Que, por otro lado, tiene un ojo puesto en los "otros" que vigilan a Lizette. Nadie confía en nadie. A veces, Xavier imagina a su grupo con todos de pie en un círculo, apuntando a la cabeza del otro. En plan "no nos haremos daño, ¿verdad?".
Y cuando Lizette empieza a recordar, es un elemento inesperado que amenaza ese delicado equilibrio.
Es una novela de suspense romántico, lo que quiere decir que el centro de atención recae en el misterio. Estás preguntándote, como Lizette, qué ha ocurrido, quién es ella de verdad, por qué la persiguen. Y con Xavier, qué le pasa a la joven, hasta qué punto se acuerda del pasado, qué va a hacer, y qué van a hacer "los otros". Se refleja muy bien la tensión entre estos diversos puntos de vista. La novela te tiene en vilo, preguntándote qué ha podido ocurrir, qué relación tiene Lizette con el tiroteo en la suite de hotel del presidente, ese que vimos al principio.
Los aficionados al suspense somos raros y algo masoquistas. Por una parte, nos gusta, a partir de los datos que encontramos, elaborar una teoría sobre lo ocurrido e imaginar qué es lo que ha ocurrido, a ver si destripamos un poco el misterio. Es parte del placer de este tipo de novelas. Pero, por otro lado, que acertemos en nuestras elucubraciones a veces decepciona un poco, como si el escritor no se hubiera esforzado en sorprendernos. Por eso los giros inesperados producen gran satisfacción.
En este caso, releyendo el prólogo, a la luz de lo que pasa después, no encuentro pistas que indiquen lo ocurrido. Es como si la autora renunciara a que el lector averigüe lo ocurrido y, en cambio, se lo juega todo a que cuando descubramos la trama oculta lancemos un "¡Oh!" encantados de lo complicado que es. Y, en principio, funciona, al menos para mí.
La parte romántica, como es habitual en este tipo de novelas, se queda en un segundo plano. Sigues a Lizette y a Xavier por dos caminos independientes, que en algún momento se cruzan pero inmediatamente se separan. No se reúnen físicamente hasta el último cuarto de la novela. Eso puede echarte un poco para atrás si lo que buscas es ante todo el romance.
A mí, personalmente, los libros de misterio/suspense/thriller me encantan. Y si además tienen historia romántica, mejor.
Pero si te va más lo romántico, esta novela se puede quedar corta.
Valoración: 8/10, para todo lector que disfrute del suspense.