Crítica realizada por Irdala
2º libro de la serie Stanislaski
Nada en la privilegiada vida de Sydney Hayward la había preparado para ponerse al mando del emporio familiar y enfrentarse a sus nuevas responsabilidades, no exentas de complicaciones. Y Mikhail Stanislaski era definitivamente la peor complicación de todas.
Mikhail consiguió que la atractiva mujer de negocios Sydney Hayward lo contratara para acometer las necesarias reformas del edificio en el que vivía en Nueva York y del que ella era propietaria. Y fue entonces cuando descubrió que los negocios pueden convertirse en placer.
Sydney Hayward ha heredado de su abuelo una importante empresa. Durante toda su vida ha sido educada en un ambiente selecto y se ha codeado con lo más prestigioso de la alta sociedad. Su vida ha estado exenta de demostraciones afectivas y siempre ha sido una chica que ha hecho lo que se esperaba de ella.
Al recibir el legado de su abuelo y convertirse, de la noche a la mañana, en directora general de una empresa que posee innumerables edificios que arrenda, se enfrenta al recelo del Consejo de administración y también de sus propios empleados, alguno de ellos convencido de que alguna vez, el puesto que ahora ella ocupa, iba a ser suyo.
Seria, fría, ordenada, eficiente, controlada y segura de sí misma, refleja una imagen que nada tiene que ver con el torbellino de emociones que bulle en su interior. De esa guisa, recibe en su despacho a Mikhail Stanislaski, un hombre que tiene un apartamento alquilado en uno de los edificios de la Compañía Hayward. Mikhail lleva dos años enviando cartas a sus arrendadores quejándose de los enormes desperfectos que tienen las viviendas que él y sus vecinos ocupan. Harto de no ser atendidas sus peticiones, está dispuesto a cantarle las cuarenta al responsable de la deplorable situación de sus pisos.
Con vaqueros desgastados, botas sucias y barba de tres días, irrumpe en el impoluto despacho de la no menos impoluta señorita Hayward.
Sydney ignora cuanto Mikhail le cuenta, y una vez visto el edificio con sus propios ojos, le encarga la reforma al propio Stanislaski, que además de tener una licencia para efectuar obras, es también un artista que empieza a tener un nombre en el campo de la escultura en madera.
Esta segunda entrega de la serie, al igual que la primera, nos sigue desgranando trocitos de la vida de los Stanislaski, una familia unida, bulliciosa y llena de personajes entrañables.
Mikhail y Sydney no pueden ser más diferentes, al menos en lo que se refiere a su cuna y los mundos que habitan. Es Mikhail, con su dulzura y sensibilidad quien ayuda a Sydney a descubrir qué es lo que verdaderamente importa, a romper con su frío pasado, y a adquirir la seguridad que le falta.
Como siempre en las novelas de Nora Roberts, el protagonista es ese tipo de hombre ideal, tierno y sensible, fuerte y maravillosamente varonil, a quien es imposible resistirse. Sydney, es también una fémina típica Roberts, de corazón y sentimientos tiernos, escondidos en un caparazón, en apariencia, difícil de traspasar.
Negocios y placer es un libro sencillo, de lectura fácil, rápida y agradable, y sin más pretensiones que el de hacer pasar unas horitas muy entretenidas.
¿Un libro imprescindible? No, imprescindible no es, pero si os animáis a leer toda la serie, Los Stanislaski en su conjunto, son una bonita y dulce apuesta.
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Crítica realizada por Shani
Mikhail Stanislaski hacía lo que quería en la vida. Después de años dedicado a la construcción, se convenció de exponer sus esculturas y a partir de ese momento se convirtió en uno de los artistas mas valorados dentro de su ámbito. Pero además de su sensibilidad para su arte era todo un carácter. No aceptaba las injusticias y se había cansado de la familia Hayward. Lo que no esperaba es encontrar en una de ellos la mujer que estaba destinada a pasar el resto de su vida con él.
Sydney Hayward nunca había hecho otra cosa que ir de tiendas, a actos sociales y a ser todo lo políticamente correcta que le había exigido su madre en pro de su apellido. Pero tras la muerte de su abuelo, todo cambia. Éste había decidido dejarla al cargo del imperio inmobiliario que hasta ese momento había dirigido él. Y Sydney estaba dispuesta a demostrar que era algo mas que una cara bonita. Que tenía capacidad para algo más que ir de tiendas y fiestas. Y pronto descubriría que solo necesitaba estar segura de sí misma…
Segunda entrega de la saga familiar Stanislaski, donde Nora Roberts nos cuenta unos años después de acabar la primera historia, lo que ha sido de los componentes de esta familia, y en especial en la de Mikhail, el hermano mayor, al que conocimos un poco más que a los demás en la historia de Natasha.
Mikhail es un hombre muy seguro de sí mismo. De hecho durante el libro podemos escuchar tanto a la protagonista como al resto de su familia, de lo grande que es su ego. Sin embargo en ciertos momentos se muestra cohibido, por ejemplo cuando Sydney le dice lo guapo que es. A pesar de su éxito profesional se ha mantenido en su mismo apartamento arrendado, que es lo que hace que conozca a la protagonista. Es guapo, fuerte, decidido, orgulloso, directo,… y así podría seguir calificando a este protagonista. Es un hombre que enamora desde el principio. Algo que suele ocurrir con los personajes masculinos de Nora Roberts.
Sydney es una mujer aparentemente fría, pero que en el fondo solo desea que alguien la quiera y la deje ser ella misma. En contraposición al ego de Mikhail, ella no tiene autoestima en lo referente al amor. Está convencida que no es capaz de amar lo suficiente o dar el suficiente amor para tener algo duradero y especial. Con un matrimonio fracasado donde pierde a su mejor amigo, no quiere arriesgarse de nuevo y exponer su corazón.
Si en la primera novela me intrigo el personaje de Mikhail, en esta me ha enamorado completamente. Eso sí es directo, muy directo. No duda en demostrarle y confesarle su amor a Sydney y en exponer abiertamente que ella también lo ama y que acabará dándose cuenta.
Me ha encantado sobretodo los encuentros con la familia Stanislaski, la chispa, los diálogos, las bromas, la visión de una familia unida que se aceptan tal y como son y que están dispuestos a ayudar al que lo necesite sin hacer preguntas.
Me he reído en algunos diálogos sobretodo con Rachel y Alex. Y me ha encantado ver como era la vida de Natasha y Spencer después de casarse. En mi opinión una muy buena segunda entrega para esta saga que me ha enganchado desde el principio. Y como ya dije en la anterior critica, una buena edición por parte de Harlequin.
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Luring a Lady , Silhouette books 1991
Harlequin 2010
ISBN : 978 - 84-671- 8674 – 1
Los Stanislaski #02
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